Cierto día el rey de Mondongolia recibió en su corte al sabio Sofío, que iba de comarca en comarca conversando con la gente, haciéndoles preguntas y dando respuestas de lo más asombrosas a las cuestiones que se le planteaban.
Una vez cumplidos los protocolos, el rey le espetó sin mediar introducción:
- Dicen que eres un hombre muy sabio. ¿Qué dices tú a esto?
- Que eso demuestra la gran ignorancia de la gente -afirmó el sabio. Los cortesanos, que estaban atentos a las palabras, murmuraron por lo bajo.
- Vaya respuesta -dijo el rey rascándose la barbilla y lanzando un suspiro- tiene su lógica. Y continuó: - Tengo algunas dudas que quizás me ayudes a esclarecer.
El sabio se quedó en silencio.
- Por medio de tus conversaciones con gente de mi pueblo has debido formarte opinión sobre si soy un rey querido u odiado.
- Así es -respondió el sabio.
- ¿Y a qué conclusión arribaste sobre esto? - preguntó por fin el rey.
Sofío meditó la respuesta un segundo sin apartar la mirada de los ojos del rey.
- Que es un pueblo un poco extraño. Te aman cuando los castigas y te odian cuando los beneficias.
- ¡Oye, que no somos argentinos aquí en Mondongolia! -exclamó ruidosamente el rey en medio de una carcajada. Los cortesanos rieron nerviosamente.
- ¿Sabes? -continuó el rey mientras se apagaban las últimas risotadas de los cortesanos-. Nuestros augures dicen que moriré cuando suspire tres veces en la misma conversación -dijo el rey en medio de un suspiro cuando una sombra de preocupación veló su rostro.
Sin aportar una respuesta, el sabio Sofío devolvió al rey esta pregunta:
- ¿Y tú que crees, gran rey?
- Que debes irte de inmediato, ya he suspirado dos veces y, el cielo no lo permita, podría ser que... -replicó nervioso el rey.
- ¿Acaso el poderoso rey de Mondongolia cree que la palabra de unos reventados augures conlleva un irremediable conjuro? ¿O que tres simples suspiros pueden matar a un rey? -exclamó el sabio levantando la voz para que todos pudieran oír. Los cortesanos destilaban nerviosismo, unos reían histéricos otros maldecían al sabio y algunos continuaban murmurando.
- ¡Vete de aquí inmediatamente! -exigió el rey poniéndose de pie y señalando la puerta.
- Lo haré, majestad, aunque le sugiero que rumie su condición de atemorizado por simples palabras de humanos -afirmó el sabio dando media vuelta hacia la lujosa puerta.
Al ver que Sofío se retiraba, el rey pareció relajarse y se dejó caer en el trono lanzando un ruidoso y profundo suspiro. La corte, que estaba revolucionada, se sumió en un silencio helado. Algunos codeaban a los vecinos y revoleaban los ojos para los costados.
El rey quedó petrificado un instante con los ojos abiertos de par en par. Al cabo de unos interminables segundos pestañeó y con un profundo suspiro ordenó a sus guardias:
- Permitan al sabio Sofío recorrer todo el reino conversando con mis súbditos si así lo quiere. Que no le falten buena comida ni buen techo ni buenas fiestas -y volvió a suspirar, esta vez con una amplia sonrisa.
Los cortesanos, un poco desilusionados, volvieron a sus adulaciones y zalamerías, sin mencionar la cuestión. Como sucede siempre con los viven la vida como espectadores de la de los demás.
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Un bonito y aleccionador cuento.
ResponderBorrarTe mando un beso.
Gracias, Tracy. Besos
BorrarMondogolia, que hallazgo. Sólo por ese nombre, es deseable que haya más historias sobre ese reino.
ResponderBorrarQue lo consideren sabio, demuestra ignorancia de la gente. Que gran respuesta.
Y me gusta que haya sido refutado lo de los tres suspiros.
Que buen relato.
Mondongolia lo usé varias veces, pero nunca como lugar en donde pasa una historia. Me causa gracia, así que forma parte de mi vocabulario en la vida cotidiana.
BorrarBuenísimo si te gustó. Abrazo
Tres suspiros decisivos para el sabio que así ganó la libertat y el sustento.
ResponderBorrarUn saludo muy cordial,ammmigo OSO.
Gracias, Montse. No se me ocurría demasiado así que redondeé esta historia sencilla pero curiosa (creo).
BorrarBesos
Un precioso cuento.
ResponderBorrarBesos.
Gracias, María.
BorrarBesos
Muy bueno tu cuento y el giro que tiene la historia...
ResponderBorrarSaludos
Gracias, Carlos, salió decente el cuento.
BorrarAbrazo
A veces nos dejamos llevar por leyendas , por historias que nos cuentan y nos alejamos tanto de la realidad que terminamos creyendo pavadas que seguramente alguien invento.
ResponderBorrarMuy bueno Oso.
mariarosa
Así es, tal cual.
BorrarBesos
Impresionante y profundo relato
ResponderBorrarUn abrazo
Gracias, Rhodea.
BorrarBesos
Hago mío el ajustado comentario de Demiurgo! Jeje se me adelantó en todo 😁 un abrazo
ResponderBorrarEntonces copio el saludo, jajaj.
BorrarBesos
Me gusto mucho tu cuento , la forma de contarlo y como termino , siempre se sacan buenas moralejas de los cuentos y esta no estuvo nada mal .
ResponderBorrarMuchas gracias por deleitarnos con ellas .
Un abrazo .
No era la idea una moraleja, pero salió así, bue...
BorrarBesos
Bonita historia, con moraleja. icluida. Un rey que quizàs le import aba mucho como sería recorfdado.
ResponderBorrarUn abrazo
Los reyes suelen ser narcisistas por su presunta condición.
BorrarGracias, beso.
¡Hola! ¡Qué buen relato! Mira que perderse conversaciones interesantes por no suspirar tres veces ¡de lo que se pierde el rey! Me encantó.
ResponderBorrar¡Un abrazo!
Jjajaja así es, lo que uno se pierde por cuidarse de suspirar.
BorrarBesos
El sabio fue muy muy sabio... así vencen los que no creen en las supersticiones ni en lo banal.
ResponderBorrarMe encantan las moralejas :)
Bss
Yo no soy muy amante d elas moralejas, pero salió así y bueno se acepta.
BorrarBesos
Muy bueno Oso. Te juro que creí que terminaría diferente, me gusta el que todo pareciera conducir hacia algo... y al final no, te quedás con las ganas.
ResponderBorrarLos mondongoles se burlan de nosotros, ¡mamita! cómo estaremos.
Abrazo de a remontar porque sino a cantarle a Gardel
En realidad no sabía cómo terminarlo si así o feneciendo al reinaldo, pero así me dio más gracias.
BorrarAbrazo de por ahora no le cantamos al gran Mudo!
Que lindo cuento con moraleja al final y el sabio hizo lo que mejor sabia hacer, actuar con sabiduria. Muy bueno, besos.
ResponderBorrarGracias, Molí
BorrarBesos
ohhhhhh vaya sesión en el diván "el poder de suspirar" o dicho de otra forma, "no tema amigo.. dele rienda suelta a su subconsciente, déjelo salir...y se sentirá libre"
ResponderBorrarMi aplauso envuelto en un agradecido suspiro
Muy bueno lo de sesión de diván, fue eso lo que le sucedió al rey.
BorrarAbrazo
Está el próximo jueves de relatos
ResponderBorrarhttp://tabladomarionetas.blogspot.com.ar/2018/02/este-jueves-relato-convocatoria.html
Saludos
Buen cuento y buena moraleja, la superchería nunca fue buena compañera.
ResponderBorrarSaludos.
Si es que con ese nombre de país ya podría caber todo y eso que en al realidad es un lugar maravilloso :-) Pero sí, de lo que te digan cree la mitad y del resto duda... o algo así era.
ResponderBorrarUn abrazo.
O sea la consigna es no dejarse llevar por supercherías, un sabio don Safio, bien merecida su recompensa.
ResponderBorrarMe encantó la comparación con los argentinos, mejor imposible.
Abrazobeso amigo mío y genial como siempre lo suyo.
REM
POr si te interesa, este es el proximo jueves de relatos.
ResponderBorrarhttps://molidelcanyer.blogspot.com.ar/2018/03/convocatoria-juevera-para-el-jueves-8.html#comment-form
Saludos