Te veo viniendo desde la escalera, irte a tu cuarto, volver. No puedo dejar de mirarte. No.
¿Acaso no estabas primorosa el día de la procesión? Y cuando murió tu madre, ¿no te compusiste para enfrentar a los parientes que lloriqueaban en los rincones? Cuando te enamoraste de ese aventurero, ¿no trataron mis ojos de advertirte las mendaces maniobras de sus palabras?
Los años cambian mi mirada porque cambia tu mirada, lo sé. Y sé que un día querrás olvidarme, como necesario es el olvido para quien estalla en pujanza. Cuando entiendas que mi mirada guarda la vergüenza de tu crecer adolescente, la insolencia de tu belleza juvenil, la tímida humareda de un precoz cigarro, el tumultuoso fragor de la entrega amorosa en cualquier rincón, la cadencia indolente de los desayunos silenciosos... cuando caigas en la cuenta de que atesoro los momentos vitales y los de la yerma nada cotidiana... cuando la agonía del amor perdido hienda tus costillas y elijas renacer en algo nuevo... cuando el inventario de mis miradas acumuladas te pese al clavar tus ojos en los míos...
ese día descolgarás el cuadro desde donde grito en silencio la maldición de la mirada y la eterna imposibilidad de tocarte.
Mientras, no puedo dejar de mirarte. No.
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Como un imán atrae tu relato... Una mirada así, vale un mundo.
ResponderBorrarUn beso.
Gracias, Rosa y bienvenida.
BorrarBesos
Cuantas emociones pusiste en eso.
ResponderBorrarEra la idea que tenía en mente, mirada con emociones.
BorrarAbrazo
Hay cuadros que te miran y te inquietan, buen enfoque para el jueves, ese cuadro lleva un diario de su vida, ¡Ay! si los cuadros hablaran como este creado por tu imaginación y animado por tus manos daría un miedito que alucinas! Jajajaja, miles de besosssssssss
ResponderBorrarSí, mejor que se queden como están hasta ahora.
BorrarBesos
Un relato excelente, original y con un final muy sorpresivo. Me encantó y fue un gusto adentrarme en tus letras, que me despistaron hasta llegar al genial final que le diste.
ResponderBorrarUn abrazo!
Gracias, Sindel, nos seguimos leyendo.
BorrarBesos
Saludos¡ Muy bonito relato, felicidades...
ResponderBorrarGracias, Hugo.
BorrarSaludos
Te he leído con verdadera fruición, manteniendo el interés de principio a fin.
ResponderBorrarGracias, Tracy. Besos
Borrarahhhhhhhh! impensado final para una narración que iba captando con seducción nuestra atención a medida que tomamos nota de la profundidad de ese enamoramiento!
ResponderBorrar=)
Excelente Oso! Muy "machadesco" (¿se podrá decir así?). Bueno, tiene algo de los poemas de Antonio Machado y juega mucho con eso del "otro", el observador que parece no estar.
ResponderBorrarSiga así!
Abrazo!
Qué relato! Bueno... estuve a punto de meterme en un argumento similar, pero en mi caso temí ser repetitiva con esto de las pinturas y lo que ellas pueden significar para el espectador... o el creador... o la pintura misma viviendo su propia vida. La cuestión que tu lo narras de manera tan excepcional, que las emociones van calando a quien lee. El final, sin dudas, es magistral. Te felicito!
ResponderBorrarBesos!
Gaby*
Para nada esperado ese final, y esa maldición. Muy atrapante sin duda el texto, engancha y quieres saber como va a ser el desenlace.
ResponderBorrarBesos.
Excelente texto. Perfecto en su contenido. Todo un corazón de abiertas miradas que perduran a pesar de los acontecimientos.
ResponderBorrarUn placer leerte.
Abrazos
Me engancharte de principio a fin. La cadencia del relato te lleva a sentir esa agonía tras el cristal que al final nos descubres...
ResponderBorrarGracias por participar
un abrazo
Me engancharte de principio a fin. La cadencia del relato te lleva a sentir esa agonía tras el cristal que al final nos descubres...
ResponderBorrarGracias por participar
un abrazo
Por como se iba desarrollando tu relato, pensé en la conciencia como ese espectador de excepción, así que, como al resto de compañeros, me sorprendió ese cuadro siempre presente en los momentos álgidos de tu protagonista.
ResponderBorrarMuy bien narrado.
Un fuerte abrazo.
Hacía tiempo que no venía por este tu espacio.
ResponderBorrarUn cúmulo de emociones en esa mirada, un texto que no presagia final, te lleva desde el pensar que es la conciencia, hasta alguien que de cerca te observa.
Como siempre, un placer visitarte Oso, un beso