Los casos de Leo. Caso II Escena 1 Esfumado

Un crimen, cualquiera sea su naturaleza, propone un enigma. Aun aquel que se comete a la vista de todos cuando tanto el criminal como su víctima son perfectamente reconocibles. Si no son esquivos el quién, el cuándo, el cómo, lo serán el por qué o el para qué. Eso sin escarbar en el qué significa, o a qué remite… Pero nunca estos enigmas son preocupantes para Leo Damier; a decir verdad, lo único preocupante para nuestro detective siempre ha sido llegar a fin de mes.
Entrar en la casa de Lucy Indescay era sumergirse en un ambiente decididamente sesentista. Podría decirse que rezumaba una extraña atmósfera de hippismo permanente. Probablemente no había en ella objetos posteriores a 1970 o 75. Los cortinados eran de tiras multicolores, el piso alfombrado con marcas pequeñas -inconfundibles- de fumatas de opio y marihuana, exóticas lámparas orientales completaban los rincones. Posters de los más diversos tamaños y coloración traían a Velvet Underground, la Cofradía de la Flor Solar y Rosamel Araya a una permanente orgía que a los ojos del detective se revelaba poco menos que repelente. Un televisor en blanco y negro pasaba Sábados Circulares de Pipo Mancera, con lo cual Ignacio de Santa María dudaba entre confirmar que estaba mirando el canal Volver o que había entrado en la máquina del tiempo.

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- Señor Damier, ha sido una desagradable sorpresa la repentina desaparición de mi esposo. Usted sabe, somos aficionados a los más diversos happenings, por lo que es habitual que nos ausentemos, pero siempre dejando notas de aviso. En el fondo, en el fondo, parecemos jóvenes revolucionarios, pero a nuestro modo somos muy conservadores.
- Ejem, ¿jóvenes?
- ¿Lo ve? Hasta pretendemos conservar nuestra juventud vistiéndonos y peinándonos al estilo de los sesenta y arañándonos las mejillas al oír a Ringo cantar Boys por youtube.
- Señora Indescay, cuénteme qué ha hecho en los últimos momentos con su esposo, por favor.
- Bien, cenamos al atardecer y nos fuimos temprano a la cama para mirar tele, antes di de comer al gato, puse el despertador a las diez puesto que debía ir al banco, cerré los ventanales, pero dejé sin traba las puertas balcones posteriores para que Simon & Garfunkel pudieran salir…
- ¿Simon & Garfunkel?
- Simon es ese aburrido perro salchicha que ve allá, Garfunkel el pomerania que en este preciso instante orina sus zapatos y ladra en falsete.
- ¿Ori..? ¡Maldición! ¡Juira, picho!
- Mi desgraciado esposo Omar lavó los platos y ordenó el comedor antes de acostarse, la rutina lo tranquilizaba… Desde que su agencia turística cobró vuelo solía levantarse solamente para recibir informes del administrador.
- Es cierto. Gran Agencia de Turismo Omar Osierra, conocida en todo el país. ¿Qué motivos podría haber para que el exitoso empresario Omar Osierra se haya esfumado?
- Para eso lo hemos llamado a usted, detective, de manera informal, ¿entiende? Sabemos de su fama de sabueso implacable y decidimos molestarlo en sus vacaciones ofreciéndole una suma nada despreciable para resolver el misterio sin llamar la atención a los medios ni dar parte a la policía. Aquí tiene un adelanto…
- Sepa usted que está ante un servidor público. No tocaré dinero que no sea el de mi sueldo. ¡Ignacio, alcánzame los guantes!
- Puede registrar nuestro domicilio. Por mi parte me retiraré a descansar, buscar a mi marido esfumado es realmente agotador. Espero no le desagraden nuestras excentricidades.
- Eh, no, no… No creo que se compare con visitar al mugriento cuchitril de Ignacio. ¡Ignacio, registra el lugar, toma fotos y anota cualquier indicio que te llame la atención!
- ¡Ah ora ismo, jefe!

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- Pero… ¡Ignacio, ¿dónde te has metido, pedazo de zapallo?!
- Cof, cof… Me erdí en a iscoteca, jefe. ¡Miles e iscoz de la Tamla Motown, Joan Baez, Carl Perkins, las Shirelles..!
- ¿Y qué es todo ese humo que sale de allí?
- Oh, ah, cof, cof, eh, ncendí uno jahumerios, era u amiente uy hú edo, jefe, uuuhhh.
- Ya veo. Y huelo. ¡Lo que me faltaba! ¿Registraste todo?
- Anoté os iscoz en a ibretita.
- ¡¿Sólo los discos, cabeza de taraguana?!
- Me ijo o que me llame a atención, jefe. Aqué f otos a os posters… Había uno e ustock que…
- ¡Basta ya, fool on the hill! Terminemos este asunto. Revisa la cocina, las cocheras y los baños. Yo me encargo del resto.

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- Realmente todo esto es muy extraño, Ignacio. Hay varias cosas que no me cierran. Podríamos estar meses encontrando curiosidades en la casa. Hay varias habitaciones, todas ellas con camas redondas, es muy difícil decidir cuántas y cuáles personas han dormido en ellas. A primera vista sus happenings parecen bastante entretenidos. Además, Lucy ha mencionado solamente al administrador de Gran Agencia de Turismo Omar Osierra. No lo hemos visto y tampoco hemos visto a otra persona. Creo que debemos volver amparados por la oscuridad de la noche.
- Hay uda osa ás que no e zierra, jefe.
- ¡Brillante, Ignacio! ¿De qué me perdí?
- No e zierra la creallera e la bragueta…