Los casos de Leo. Caso VII Escena 2 Papelito

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¡He bicho!

Al día siguiente, en la oficina...
- Jefe, amine on uidado ze va a misar las ojeraz...
- Ehhh... cof, cof, al trabajo, no hay tiempo que perder.
- ¿Cuál es el plan, Leo?
- Con los datos que me pasó Benny, estamos en condiciones de acercarnos a investigar desde adentro...
- ¿Ómo es ezo? ¿Or é no allanan irectamende el murdel?
- El principal Esteban Anón dice que consultó al fiscal y no creen pertinente una orden judicial sin otras pruebas que un papelito y la palabra de un ignoto cadete. Nos tenemos que arreglar con nuestros propios medios. 
- "Nesne anentro", ¿zicnifica infiltrar?
- Exactamente. No veo otro modo.
- Y eztá menzando en...
- Todo el tiem... cof, cof... sí, en...
- ¡Inéz!
- ¿Yooo? ¿Infiltrada en un burdel? 
- Entiendo, se corren riesgos...
- Aclaro, que no me vengan con clientes viejos y panzones...
- Bueno, no podemos garantizar...
- ...y menos con mal aliento o con hongos...
- Bueno, no podemos elegir...
- ... y sola.
- Bueno, no sería sola, te acompañaría alguien...
- ¡Ni a palos voy con Kevin!
- Zí, zí ne toca on Evin, jajajaj
- No era la idea. En cambio, preferimos contactarnos con alguien de tu confianza idóneo en el tema de infiltrarse... ¡pasá!
- ¡Regina, prima del alma!
- Ah, mueno, ompletito el blantel, Nregina Glamor, dodavía me zumba la oreja ne los ngritoz del anroyo...
- Inés, querida, ya te extrañaba. Mmmm, ¡y está el buen mozo de Ignacio! ¡Hola, bombón! ¡Muaaac!
- ...
- Se tildó el calabaza.
- ¿Zelozo?
- Basta de nimiedades. Tendrán también identidades falsas apropiadas para la ocasión. Se las solicité a Erasmo Lesto, el especilista en identidad.
- Ya me imagino...
- Ingresarán como pupilas al burdel como Aida Merrosca y Analía Cavallo.
- Jajajaj, eze Erazmo es un nesgraziado. No podez...
- ¿Cómo hacemos para ingresar? No debe ser tan fácil.
- Van con una carta de recomendación de un alguien encumbrado. Además... las vamos a vestir de manera que se destaquen sus contornos. Les van a pedir por favor que se queden. Ya tenemos todo preparado.

En tanto, en la habitación de Benny...
- Ailín... Despiértese... estemmm, despertate... Va a venir mi vieja y se arma acá.
- ...
- Uy, sonamos. ¿Estará muerta..? No parece...
¡Toc! ¡Toc!
- ¡Benny, desgraciado! ¿Qué macana te mandaste?
- Eeehh... maaa, ¿qué pasa? ¡No abras!
¡Toc! ¡Toc! ¡Blam! ¡Blam!
- ¡A vos te pregunto qué pasa! ¡Está la policía buscándote! ¿Qué cagada te mandaste?
- ¡Qué sé yo! Nada... se deben haber equivocado... ¡Ya voooyyy!
- Más te vale, mirá que se te termina la joda.
- Sí, maaaa, no hice nada. ¡Deciles que ya voy!

En la vereda...
- Espero que salga rápido este Benny. Me deja intranquilo que hayamos mandado a la boca del lobo a Inés y Regina sin siquiera un celular.
- Nirá Aína y Analía, jefe...
- Como sea, pero tengo demasiadas dudas. Necesitaba hablar con este pibe.
- ...
- Buen día, señor Damier, hola Ignacio. Me hubieran llamado si necesitaban otra pizza...
- Y ezte zapallo zale con ezo ne pi... 
- No, querido Benny. Necesitamos más información que seguramente nos podrás proveer en función de tu "cena" de anoche.
- Glup.
- Por casualidad... ¿No estará la mujer del papelito por aquí, no?
- Ehhh, ejem, cof, cof... Para nada.
- Entiendo, tengo otras preguntas...


Al rato, en la habitación de Benny, Ailín do Benites...
- Ajummmm, ¿dónde fuiste, bomboncito?
- A espantar a los policías. Y a responder preguntas. Le dije que esto me traería problemas. Encima si se entera mi vieja me exonera.
- ¿Policías?
- Sí, no, bah, no sé. Eran Leo Damier y su ayudante, expertos en investigaciones.
- Oh, qué pena. Si hubiese sabido que estaba Damier, hablaba con él en persona y listo. Ya estoy jugada.
- ¿Usted escribió ese papelito?
- No. Una de las mujeres que trabajan para mi marido.
- Ah, tiene una empresa. Pero... ¿no me dijo que es gendarme?
- No sé mucho, pero sospecho que es algo ilegal, por eso me atreví a darte ese papel. Pero temía que si los investigadores me veían, se entere mi esposo. No sabés lo violento que puede llegar a ser.
- Será violento, pero flojo como amante por lo que veo, ejem...

En el otro extremo de la ciudad...
- Regi, debe ser aquí.
- Shhh, me llamo Analía, acordate.
- Es extraño, Analía, la dirección es correcta, pero la calle con la que se cruza tiene otro nombre.
- Bueno, un error lo comete cualquiera. Nos dijeron Guido 1395 y aquí estamos, Aída. Aunque...
- ...¡es un quiosco!
- Quiero ver tus mejores dotes de actriz, In..., emmm, Aída. acordate de seguir las instrucciones de Leo.
...

- Buen día, señor.
- Sí, ¿qué se les ofrece? ¿Quitaesmalte? ¿Espátula? ¿Thinner?
- ¿Tanta mala cara tenemos?
- Están como un poco sobrecargadas de pintura.
- Ah, jijiji... Venimos recomendadas.
- Epa. Hace rato que no veo tan buen material por aquí.
- Traemos esta carta. ¿Quiere dejar de mirar el escote de mi compañera y leerla?
- Grap, sí, claro. ¿Sus nombres?
- Ella es Analía y yo, Aída.
- Bárbaro, un minuto que llamo a mi jefe.
-...
- ¿Jefe? Le tengo aquí material de lo mejor. Jóvenes, bien entrenadas, parecen resistentes, vienen recomendadas por un no sé quién. ¿Las hago pasar?

Ante la azorada vista de Inés y Regina el frente del quiosco completo giró como una gran puerta con estanterías y todo dejando a la vista un largo y oscuro pasillo de un par de metros de ancho.
- Adelante. Las espera el encargado.
- ¿Encargado? ¿Cómo? ¿No hay una matrona, una madama?
- ¿Qué se creen, que esto es un prostíbulo?
- Entiendo, nuestros servicios son para clientes vip, calificadas como acompañantes de las mejores y...
- Jajaja, adentro, pequeña, ya verán el nivel de este establecimiento.
- Vamos, Aída, tranqui... [no te preocupes, pronto llegará Leo a rescatarnos]
- Sí, vamos. [espero que no se tarde, este lugar me da miedo...]
- ...
- Bienvenidas, señoritas, soy el encargado.
- Holaaaa, venimos recomendadas para prestar los mejores servicios nivel ejecutivo.
- ¡Oh, qué pena! Ese servicio lo prestarán para mí en sus ratos libres. Bienvenidas al taller de costura de la afamada marca Chaski.
- ¿Chaski? ¿Esa marca tan cool? Per... debe haber un error... Veníamos a...
- Qué error ni qué ocho cuartos. Se cambian en esa piecita por esta ropa de trabajo y vienen. Tienen cinco minutos.
- ¿Y si no queremos?
- Si no quieren mis muchachos se encargarán de ustedes. Y empezarán a prestar los servicios que pensaban antes de la costura.
- ¿Costura? ¡Qué horror! ¿Con qué se cuidan las uñas las chicas que trabajan aquí?
- Con nada, ni uñas les quedan a la mayoría.
- ¡Ough!