El detective Leo Damier y/o su ayudante Ignacio de Santa María se han percatado de un desliz en el relato de Lucy Indescay, que los contrató en forma extraoficial para encontrar a su marido, el agente de viajes Omar Osierra. En una de sus pesquisas se acercaron a los ventanales de la casona sesentista que compartían y tomaron fotos de un curioso happening. Mientras reúnen las piezas del rompecabezas deciden acercarse a la Gran Agencia de Turismo Omar Osierra. Grandes cartelones y banners con la sigla GATOO de la empresa medio disimulada en mezcla con bucólicos paisajes definidos por exuberantes bosques y muchachas realzan el colorido en rojo, amarillo y verde de las paredes. La música de fondo remite a décadas atrás, un tema de Pastoral, tal vez. Los atiende una empleada medio dormida.
- Ajummmm, ñam, ñam, buen día, señores.
- Buen día, señorita, seré curioso... ¿no ha dormido bien?
- Mñññ... es que la agencia presta servicios desde muy temprano.
- Entiendo, ¿está el Administrador? Necesitamos hablar con él con autorización de la señora Lucy Indescay.
- Está ocupado con las nuevas promociones de fines de semana en Jamaica. Si lo desean, pueden esperarlo.
- No ej e neseemos ustamente a un acminiztrador...
- Retira tu lasciva atención del escote de la empleada, marrano.
- ¿Lo hazemos oz doz a la vez, jefe? ¡A na una, a nas doz y a naz..!
- ¡Silénciate, salame! Es como si hubiese estado aquí antes. Esos retratos, usted misma, señorita, me remiten a rostros de alguna forma familiares.
- Ese retrato es del señor Omar Osierra, siempre le gustó caracterizarse y -si me permite la infidencia- hacer el ridículo. Allí está disfrazado de terrorista iraní, promocionando un tour de riesgo en Afganistán...
- Ás e mhusulmán, arece un antante e reg...
- ¡Shhhhh, bocón!
- ...aquel adonis es el Administrador, dado su aspecto juvenil y atlético -y su ego- aparece en las publicidades rodeado de hermosas mujeres disfrutando de los más sofisticados cruceros por el Caribe que nuestra agencia comercializa.
- Señorita, curiosearé una vez más. ¿Puedo preguntarle cómo andan los negocios de la Gran Agencia de Turismo Omar Osierra?
- Sí.
- Le pregunto entonces.
- De acuerdo.
- ¿Cómo andan los negocios de la Gran Agencia de Turismo Omar Osierra?
- Cada vez mejor, los clientes se agolpan.
- No veo a nadie haciendo cola...
- Es un modo de decir. Las ventas por internet son excelentes. Nuestros cruceros de placer se venden como pan caliente.
- Y sus sueldos, ¿crecen en proporción?
- Para nada. Las horas y tareas extras que hacemos para hacer diferencia en dinero son agotadoras.
- Gracias. Cerrado el círculo, nos vamos, Ignacio.
- ¿Anone, jefe? Edémonos a apreziar ezaz ontañas e allí...
- Vamos, mequetrefe, ya me estás hartando.
- Ezpere, jefe, mronto serán is macaciones, me edo un rato, azí veo si elijo o mar o zierra, je...
- Lo tuyo son las sierras. Y no las lejanas, colijo.
----------------------
El agudo detective parece haber llegado a una conclusión sobre el caso. En cambio, su ayudante parece decidido a contratar un tour en la GATOO. Leo vuelve a toda velocidad a la casona de Lucy Indescay.
¡Ding, dong! ¡Ding, dong!
- Buen día, señora Lucy, ¿podemos hablar?
- Ah, Leo, lo esperaba. Pase.
- ¿Así que sabía que vendría? ¿Puede encerrar a Simon & Garfunkel, por favor?
- Por supuesto, en este momento están peleados, pero pronto se reconciliarán y ladrarán a dúo...
- Ufff... no sé qué es mejor.
- Esperaba su llegada para abonarle el resto de sus honorarios.
- ¡Grap! ¿El resto? ¿Me despide?
- No. Cumplió su misión, ya no necesito de sus servicios.
- ¿Apareció su esposo?
- No se haga el tonto, usted sabe bien que nunca se fue. Su trabajo ha sido brillante, detective.
- Gracias, ejem, solo rutina.
- Cuénteme cómo lo supo.
- Registro las situaciones en mi mente y los datos en esta libretita.
- Y yo creía que los sesentistas éramos mi esposo y yo...
- Bien. Cuando llegamos, en el combinado Winco de la discoteca estaba puesto el disco En el hospicio, de Pastoral, casualmente detenido al final de Gustavo esfumado tras las hojas. Usted utilizó la palabra "esfumado" para referirse a su desaparición. Pequeñas quemaduras de brasas sobre los alfombrados son indicios de que las fumatas no son raras aquí. Creo que ustedes redondearon el plan con la escucha del tema. Pararon el tocadiscos y acordaron llamarme. La idea, ver era posible una futura desaparición de su esposo, dados los altos ingresos ilegales que la GATOO incorporaba a manos llenas con los tours de placer narcorgiásticos para grandes empresarios. Vigilé la agencia y no entran en ella clientes comunes, familias o cumpleañeras de quince.
- Muy astuto...
- Ya me había alertado una inconsistencia suya cuando dijo que puso el reloj a las diez y se acostó a las 20.30 o 21...
- Fue una pequeña pruebita para ver si usted daba la talla...
- ¡Glup!, claro, claro... Prosigamos. Por la noche, hicimos algunas, ejem, observaciones. Muy linda fiestita con algunas empleadas, el administrador, su marido...
- ¿Mi marido?
- El mismísimo Omar Osierra, caracterizado como rastafari. Una empleada nos dio las pistas finales.
- Muy bien. Veo que la idea de esfumar a mi esposo con el fin de cerrar la GATOO, quedarnos con los activos y cambiar la identidad para cortar con los nexos narcos y prostibularios no dará resultado. Pensaremos otra estrategia. Cóbrese y hasta nunca, detective. Buen trabajo el suyo.
- ¿No pensó en que puedo arrestarlos por esas ilegalidades?
- No somos tontos. Filmamos a usted y su ayudante espiando ilegalmente en casa. No querrá arruinar su carrera por una investigación irregular desde todo punto de vista. Las filmaciones pueden recorrer los medios con un chasquido de dedos y su carrera en la ruina en el mismo tiempo. Vaya tranquilo, mientras no nos moleste.
- Qué lástima, usted me caía bien, Lucy... ¿No cree que pude haber tomado antes la precaución de comunicar cada uno de mis pasos a mi superior y al fiscal? En este momento están allanando la GATOO y arrestando a su cómplice, el administrador. Su confesión ha sido transmitida en vivo a través de mi celular a las autoridades. Dígale a su marido que salga, todo ha terminado.
----------------------
- Ignacio, ¿qué es esa cara de camello desnutrido que traes?
- ¡Jefe, uda vez e me había jeduzido a la mpleada ara e me ahompañe a un iajezito on nescuento, me zierra la ahencia!
- Oh, ¡cuánto lo siento!, ¿a dónde iban a viajar?
- Íbamoz a ir a Hamaica, uhhh, no, guman no craiiiiiiiii♫... Ero ya no.
- Ya sí, mi tan fiel como torpe Ignacio. Correrá por mi cuenta.
- ¿On el jueldo de mhiseria e tiene? Ni al adroyo Pavón ñego on zu jueldo...
- Estemmm, casualmente me ha quedado el último pago de Lucy Indescay en el bolsillo. Toma, vete. Y pásalo bien con la pechugona.
- ¡Noooo, guman no craiiiiiiii♫!
- Calla y esfúmate de una vez.
FIN
Bueno, al detective no le dejaron como tonto como la vez anterior.
ResponderBorrarLástima que cerraron la agencia, deberían haberlos obligado a pagarles bien a las empleadas. ¿A quien se les ocurre escuchar a Pastoral? Si hubiera sido Jimi Hendrix, Leo no habría encontrado una relación.
Suerte que el ayudante la va a pasar bien. Generoso el detective.
Y bueno, algunas historias terminan bien, incluso con unas cuantas inconsistencias. Esta vez tenía que salir mejor!
BorrarAbrazo
Coincido con el Demiurgo, veremos cómo sale el tercer caso.
BorrarHay que escuchar a Pastoral sino nos quedamos viendo "la realidad de que el perro sea perro y nada más".
Abrazo a ambos!
Bien a la vista.
ResponderBorrarComo La Carta Robada.
Casi pensé que ganaban los malos.
Buena jugada del detective y mejor final para el ayudante, se merece el ¨escanzito¨ .
Besos.
Como siempre en estas historias, hay algunas licencias, pero bueno, hasta el Icnazio la pegó...
BorrarBesos
Pobre ayudante, espero que la pechugona le consuele si toma la decisión. Muy chulo el relato, como siempre genial.
ResponderBorrarMuchas gracias, me has dado un rato divertido y en estos tiempo se agradece, compañero.
Un abrazo y tu cafelito.
Parece que se van a hacer un lindo viajecito.
BorrarUn rato divertido para quien escribe y quien lee es la mayor aspiración en estos casos.
Gracias y besos
Que se odan por egreros!!!! La verdad no tenía mucha confianza que Leo Damier los descubriera pero lo hizo, bien por él y que buen gesto para con su fiel ayudante después de todo una alegría no se le puede negar a nadie y Leo hizo lo que correspondía, muy generoso de su parte.
ResponderBorrarAbrazos mi estimado Oso y que sigan los relatos.
REM
Por lo que veo, nadie le tenía mucha fe a Leo (incluso quien escribe), pero me agarró en un momento de ganas de reivindicar el empeño.
BorrarBesos
¿Cómo que nadie? Yo sí tenía confianza y me acerqué bastante a la revelación del caso.
BorrarEso es cierto. Desde el principio!
BorrarQue vuelta de tuerca al final don Oso, pensé que eran más listos que el dúo dinámico! Y que bueno que esté Pastoral en el relato, ahora me voy a escucharlos!
ResponderBorrarUn abrazo!