Por la puerta de mi casa

tardío y escaso, para no olvidar el 11 de setiembre de 1973

 

Por la puerta de mi casa pasa don Pablo Neruda.
Yo lo saludo y a veces, a veces él me saluda.
Chaleco gris con botones, la gorra sobre la testa,
camisa a cuadros con mangas, redondos botones blancos.

Va el anciano como si el sol le no encorvara la espalda
Como tratando de ritmar algunos versos hostiles
su paso se hace incierto rumiando la melodía,
pero el juega con las rayas que salpican la vereda.

Pasa don Pablo severo, una mano en el bolsillo,
si la saca, saca estrellas, que el sol calienta en el trecho,
centellean entre sus dedos y azulan nuevas espigas
que no extrañan ya la noche y alborozan las mañanas.

Y cuando mira el poeta, mira versos que se ciernen,
mira el viento que acaricia muchas manos en obraje,
mira el puño que se abre y la cueca en una estampa,
mira estrados, parlamentos y la tierra cosechada.

Cuéntase, sepan, que un día hubo fiesta en esta casa,
hubo vino y hubo abrazos que se recuerdan y él pasa
como queriendo y no tanto, hasta visitar la plaza
suspirando tan profundo que retiemblan los altares.

Por la puerta de mi casa pasa don Pablo Neruda.
Yo lo saludo y a veces, a veces también él me mira,
él me mira y me saluda.