Zamba de calle PampaHoy me encontré recorriendo casi sin querer calle Pampa. El frío amanecer invernal me atravesaba tanto como el recuerdo de los cincuenta ranchos de quincha en fila siguiendo el zanjón, achicando la callecita de tierra. Hace años que la ciudad se encargó de esconderlos, civilizando a pescadores y changarines lejos de las calles principales. Hay un resabio amargo que no me puedo quitar y salpica el cálido recuerdo de cuando estábamos convencidos de que el mundo cambiaba bajo nuestros pasos. Y tal vez esta zambita lo ayude a endulzar...
Comienzo de calle Pampa, sobre la Ruta 21
Quién te ha visto, quién te ve,
ya no están las parras menguando el calor,
el sol quema desechos,
bañando gorriones en polvo nomás.
Lucianita, pimpollito,
que mira en la punta la ruta hormiguear,
se enredan en tu pelo
hojitas humildes de jacarandá.
Chicharrón y grasa aroman la leña,
eucalipto señorial.
Jovino cobra su herencia,
habrá fiesta eterna en calle Pampa,
detrás de la última zamba
salen alpagatas a chamamecear.
En los ojos de José
se caen las promesas del circo local.
Arrancando raíces
para que los yuyos no crezcan más.
Fin de curva, en el puente
Rosa Abrigo mira hombros que se van,
regala lagrimitas
para hacer la quincha en barro fatal.
Chicharrón y grasa aroman la leña,
eucalipto señorial.
Jovino cobra su herencia,
habrá fiesta eterna en calle Pampa,
detrás de la última zamba
salen alpagatas a chamamecear.
Amanecer invernal en calle Pampa |
¿Sabés qué?
ResponderBorrarLográs postales con las palabras.
Las imágenes se vuelven innecesarias, porque los versos, que tienen color, textura, y sonido, y sabor y olor, ya les robaron protagonismo
Un beso.
SIL
Estimadérrima Sil:
BorrarSabe usted cuánto agradezco sus palabras, estas y otras.
Y que siga circulando por estos remotos parajes.
Besos
Ya sé que no viene a cuento, pero me vino a la memoria un pequeño camino que pasaba por el centro de una excavación arqueológica; o, bueno, la excavación se hizo sobre el camino porque allí estaba el concentrado de los restos.
ResponderBorrarHicieron el camino carretera y lanzaron, para ello, los restos de tierra a los lados. El caminito desapareció y a los bordes de la carretera se pueden todavía encontrar restos de vasijas de 3000 años de antigüedad.
Muy buena entrada, compañero.
Un abrazo y cafelito.
Creo que hay roturas a la tierra, que además de eso roturan fibras del alma de la sociedad.
BorrarGracias!
Beso
Creo que la descripción de la calle fue eclipsada por la descripción de quienes andan por ahí.
ResponderBorrarEsos personajes valían lo que la calle...
BorrarGracias por la visita. Será retribuida.
ResponderBorrarSaludos
todo un poeta, claro usted...
ResponderBorrarme gustó eso de los ojos de mi tocayo... salu2....
Gracias, quemero de los buenos!
BorrarPero qué lindo amanecer mi estimado Oso, sabe una cosa ? Me encantan los eucaliptos son hermosos, me traen recuerdos de la niñez cuando iba al campo de unos tíos y allí había algunos inmensos y además un precioso camino de álamos que llegaba hasta cerca de la casa.
ResponderBorrarMe encantó su poema-zamba dan ganas de ponerse las alpargatas y salir a bailar, imagínese la polvareda, pobres gorriones! jaja
Un abrazote pa' uste y que Dios lo guarde!
REM
Coincido con lo de los eucaliptos, estimada Rem. Son árboles hermosos. Y todavía hay muchos caminos de álamos en los pueblos cercanos, incluso donde está mi lugar de trabajo.
BorrarBesos
Paso a diario y la veo, recuerdo también de pequeño atravesar esa calle, observando sin entender aún las precarias casas que allí se erigían.
ResponderBorrarUn abrazo!
Gracias, don Neto, se habla de un pronto asado, se habla... Pero sin leña de eucaliptos.
BorrarAbrazo
Se habla, se comenta, se... se pasa el tiempo!
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