ETERNO RETORNO

Estas historias son como lanitas sueltas que la nona va ovillando en un bollito y una vez que adquiere volumen, las va desovillando para hacer algo con todas como si fueran una sola cosa. Así son estas narraciones, dichos, frases sueltas, conjeturas patinadas por una memoria tenue que -a veces- toman forma en la mano de quien las intenta reunir.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Susurro de próximo estío

Sentate, hermana, que cantan las chicharras,
que el estío que se viene ya susurra
las verdades que guardaron las escarchas.

Sentate, que el revuelo de provoca en tu cabello
el viento que cruza la cortada te lo dice,
hay tiempos en que la copa se vacía
y no se encuentra botella que la llene.

Pero alguien pisa uvas donde soplan otros vientos
y no hay destino ni ley que aprese lo que
dibujen tus pasos.

Sentate bajo el fresno preguntón de brotes
y aspirá hondo el secreto de tu tiempo
que no guardan los sitiales ni los trajes
ni acaso quien blandiera voz tonante.

Pero a la vuelta de la esquina está lo incierto,
el asombro, lo posible. Lo que no cuenta en las cuentas
y no consta en los balances.
Un cacho de tiempo, la breve grieta que saltás
cuando se detiene el latido cada instante.

No hay mapas, no hay huellas, no hay destino (ya lo dije)
ni moneda que compre los pasajes
y en un morral pequeño -que no pese-
cargate los abrazos, los besos, las canciones.

Sí, alguien pisa uvas allá a lo lejos.
Y el vino que te busca ya fermenta.
No hay mapas, no hay huellas, no hay destino.
Cargate los abrazos.

9 comentarios:

  1. Que lindo leer poesia....que lindo la imagen del viento...lindo lindo lo que escribe Señor Oso...

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  2. Eri, me siento muy agradecido por tus palabras. Beso.

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  3. Que no haya destino es una buena noticia.
    Bien escrito.

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  4. En la vuelta de la esquina suele estar el Paraíso.

    La cuestión es tener la voluntad de dar vuelta a la esquina.



    Un beso.



    SIL

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    1. Hay pocas esquinas en el páramo, pero en una de esas aparece alguna.
      Besos

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  5. Mi estimado Oso, cuánta cosas lindas en este poema. Pensaba en ese morral, en el fresno -tengo tres en casa- están hermosos, pero hay algo en particular que me llevó a otros tiempos, a mi abuelo.
    Me veo a su lado, sentada en una pequeña silla, la tarde va cayendo y puedo oír el canto de las chicharras, quiero verlas y no puedo los arboles (plátanos) son muy frondosos, me rindo y ahí mi nono se levanta y me muestra, ahí nena ves? Ahí tenés una. Mi asombro, una mosca gigante! Lo debo haber dicho de una manera especial porque todavía recuerdo su risa.

    Besos y gracias por sus versos que me permitieron este instante de nostalgia.

    REM

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    1. Esos recuerdos de niñez son los susurros verdaderos.
      ¡Cuánto los necesitamos!
      Besos

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