Che, qué
viejo que estás, casi, casi no me había dado cuenta. Pero hoy pensé un poco.
Claro que pasan los años. Si atrás de esos gruesos lentes apenas te reconozco.
Y mirá que te he visto. Pero hoy caí en la cuenta.
Las
raleadas canas que te quedan te dan un aire solemne, señorial te diría. Y mirá
que es lo que menos buscaste, pero bueno así estamos. Ya no crezco después del
mediodía. Tu larga sombra acaricia mis punteras. Y te seguís yendo. Lento, si
parecés un anciano que perdió la audacia hace tanto…
Creo que me
engañaron las fotos, los escasos videos. De tanto verte así se me escapó lo
evidente: estás viejo.
Si te habré
tenido miedo en mi pequeñez cuando eras el fantasma que tal vez estuviese vivo
y muerto a la vez. Si te habré ignorado en mi adolescencia y admirado en mi
juventud. Si te pienso y te repienso desde que superé la edad en que rajaste.
Viejo choto y obstinado. Eso sos.
Si habré
buscado la mirada en que mirabas lo que mirabas y yo no podía ver. Creo que es
porque te miraba a vos y no a lo que señalabas a lo lejos.
La piel
ajada y gastada. Todas esas cicatrices, esos soles, esos montes. Los llevás
bien llevados, seguro. Ya tu voz no suena encendida como entonces.
Tu paso es
vacilante. Tus gestos, trémulos.
En el fondo
de tus ojos aclarados, sin embargo, arde la vieja llama, furibunda, apasionada,
única, herida.
Pero no
puedo menos que compararte con la estampa repetida hasta gastarla. Hasta
gastarla, como vos, que estás gastado. Que estás viejo. Que te fuiste para
quedarte.
Maravilloso Don Oso, duele, pero nos desacartona y nos contacta con la emoción necesaria que es, junto con la risa, lo que nos hace sentir vivos.
ResponderBorrarQuería hacerle un homenajito al Che en su cumple, Magah. No será grande, pero es propio.
ResponderBorrarGracias, beso.
Sigue sumando años a pesar de no estar, porque lo que pregonó lo sobrevive. Muy buen homenaje Oso.
ResponderBorrarTe juro que al leer el título dije "el Oso se auto-regala un texto por el cumple que se aproxima" jaja.
Un abrazo!
El fuego en la mirada de los hombres que se vuelven símbolos va quemando sus humanos errores (como las piras infernales) jamás se apaga (como la llama olímpica) y se vuelve inmortal (como su recuerdo).
ResponderBorrarUn beso
SIL