Los ochenta representaron sobre todo la vuelta a la democracia a nuestro país.
Me tocó transitar la escuela secundaria al unísono con el nefasto Proceso de Reorganización Nacional, esa especie de gran farsa montada por el poder real de nuestro país casi exclusivamente para sostener e impulsar sus grandes negocios, bajo la máscara de una posible toma del país por una extrema izquierda que acabaría no solo con nuestra sagrada tradición nacional y cristiana sino con la familia como institución y varios etcéteras.
De hecho, recuperada la democracia con el alfonsinazo como expresión política consagrada ese mismo mes, gritábamos en el Centro Cívico de Bariloche las típicas consignas antimilitares egresados de todas las provincias del país en algunas de las manifestaciones más emotivas que siempre recordaré.
Nuestra ciudad vivió el Proceso en modo particular. Puesta un año antes del golpe bajo el talón de acero como una aleccionadora muestra de lo que iba a venir —y donde acero no significa sólo la dureza sino también la complicidad y el protagonismo ventajero que supo ejercer de la mano de Martinez de Hoz la enorme Acindar, bajo cuya sombra paternal la ciudad no parece iniciar nunca un fototropismo propio— aprendió que abrigados por ella, por algunas grandes empresas más y por la vigilancia de conciencias ejercidas desde la parroquia nada malo podría sucedernos.
Una noche muy fría casi de madrugada con el furor democrático en alto, decidimos con unas amigas ir a guitarrear un poco a orillas del río en el Puerto de Cabotaje. Valía cantar y bailar, creíamos. En medio de un furibundo coro de El fantasma de Canterville, y mientras la luna se recortaba pegada al horizonte este del río, aparecieron de la nada dos marineros de Prefectura, un oficial y un pibe que hacía la colimba. El oficial nos verdugueó hoscamente y pasado un muy mal rato entre amenazas de arresto, toma de datos y moralina aleccionadora, fuimos expulsados del lugar cuando la otra opción era calabocear unas horas o dos días.
Luna de los ochenta es una zambita un poco ingenua que recoge ese momento, quizás para no olvidarlo sin más, quizás para tener algo que contar o quizás para que quien lea o escuche haga algunas preguntas a sí mismo o a otro. Ojalá.
Casualmente se me había pegado una melodía de armónica que había inventado a modo de ejercicio y sobre esa base terminamos de componer la zambita. Como algunos otros temas de gente conocida, la zamba está redondeada en la repetición a modo de rosario o mantra de unas frases sobre la aparición de la luna como cómplice de travesuras en el frío de esa noche.
Me tocó transitar la escuela secundaria al unísono con el nefasto Proceso de Reorganización Nacional, esa especie de gran farsa montada por el poder real de nuestro país casi exclusivamente para sostener e impulsar sus grandes negocios, bajo la máscara de una posible toma del país por una extrema izquierda que acabaría no solo con nuestra sagrada tradición nacional y cristiana sino con la familia como institución y varios etcéteras.
De hecho, recuperada la democracia con el alfonsinazo como expresión política consagrada ese mismo mes, gritábamos en el Centro Cívico de Bariloche las típicas consignas antimilitares egresados de todas las provincias del país en algunas de las manifestaciones más emotivas que siempre recordaré.
Nuestra ciudad vivió el Proceso en modo particular. Puesta un año antes del golpe bajo el talón de acero como una aleccionadora muestra de lo que iba a venir —y donde acero no significa sólo la dureza sino también la complicidad y el protagonismo ventajero que supo ejercer de la mano de Martinez de Hoz la enorme Acindar, bajo cuya sombra paternal la ciudad no parece iniciar nunca un fototropismo propio— aprendió que abrigados por ella, por algunas grandes empresas más y por la vigilancia de conciencias ejercidas desde la parroquia nada malo podría sucedernos.
Una noche muy fría casi de madrugada con el furor democrático en alto, decidimos con unas amigas ir a guitarrear un poco a orillas del río en el Puerto de Cabotaje. Valía cantar y bailar, creíamos. En medio de un furibundo coro de El fantasma de Canterville, y mientras la luna se recortaba pegada al horizonte este del río, aparecieron de la nada dos marineros de Prefectura, un oficial y un pibe que hacía la colimba. El oficial nos verdugueó hoscamente y pasado un muy mal rato entre amenazas de arresto, toma de datos y moralina aleccionadora, fuimos expulsados del lugar cuando la otra opción era calabocear unas horas o dos días.
Luna de los ochenta es una zambita un poco ingenua que recoge ese momento, quizás para no olvidarlo sin más, quizás para tener algo que contar o quizás para que quien lea o escuche haga algunas preguntas a sí mismo o a otro. Ojalá.
Casualmente se me había pegado una melodía de armónica que había inventado a modo de ejercicio y sobre esa base terminamos de componer la zambita. Como algunos otros temas de gente conocida, la zamba está redondeada en la repetición a modo de rosario o mantra de unas frases sobre la aparición de la luna como cómplice de travesuras en el frío de esa noche.
LUNA DE LOS OCHENTA
zamba
zamba
Aire pampero va
acunando la ciudad,
pero la luna besando el río en la madrugada quiere brillar,
pero la luna besando el río junto a nosotros quiere brillar.
acunando la ciudad,
pero la luna besando el río en la madrugada quiere brillar,
pero la luna besando el río junto a nosotros quiere brillar.
Sueño en frío metal
sin palabras que dar,
pero la luna besando el río en la madrugada quiere cantar,
pero la luna besando el río junto a nosotros quiere cantar.
sin palabras que dar,
pero la luna besando el río en la madrugada quiere cantar,
pero la luna besando el río junto a nosotros quiere cantar.
No tenga miedo, oficial,
solo vamos a cantar,
mire la luna besando el río en la madrugada, viene a bailar,
y ya la luna besando el río junto a nosotros viene a bailar.
solo vamos a cantar,
mire la luna besando el río en la madrugada, viene a bailar,
y ya la luna besando el río junto a nosotros viene a bailar.
Hoy supe que el amor
es arma de temer
porque la luna besando el río en la madrugada viene a brillar,
porque la luna besando el río junto a nosotros viene a brillar.
es arma de temer
porque la luna besando el río en la madrugada viene a brillar,
porque la luna besando el río junto a nosotros viene a brillar.
Mi guitarra y tu voz
no se podrán callar,
porque la luna besando el río en la madrugada viene a cantar,
porque la luna besando el río junto a nosotros viene a cantar.
no se podrán callar,
porque la luna besando el río en la madrugada viene a cantar,
porque la luna besando el río junto a nosotros viene a cantar.
No tenga miedo, oficial,
solo vamos a cantar,
mire la luna besando el río en la madrugada viene a bailar,
y ya la luna besando el río junto a nosotros viene a bailar.
Pruebita de armónica con la melodía de la letra (hasta el fin del primer estribillo), así nomás para tener idea
solo vamos a cantar,
mire la luna besando el río en la madrugada viene a bailar,
y ya la luna besando el río junto a nosotros viene a bailar.
Pruebita de armónica con la melodía de la letra (hasta el fin del primer estribillo), así nomás para tener idea
Una letra atípica para el folklore. Eso me gusta.
ResponderBorrarY me gusta lo de la armonica.
Me gustará escuchar una versión completa, cuando la subas.
Saludos.
Sí, es un poco atípica, pero bueno, me parece que el folclore es también un medio más amplio que para decir solo las que se suponen acostumbradas.
BorrarVersión completa apenas grabemos algo, por ahora empezamos a redondearla.
Abrazo!
Hola Oso: los ochenta fueron para unos y otros tiempos dificiles. Yo tenia mis hijos chiquitos y recuerdo el miedo cada vez que hacían correr alguna noticias que daban miedo de uno u otro bando.
ResponderBorrarBonita Zamba. El que es poeta desde el miedo saca fruto de poesía.
Saludos.
mariarosa
Así fue, un momento muy difícil.
BorrarGracias y besos!
Nuestra historia está plagada de hechos como el que hace referencia, lamentablemente. Esas letras suyas tan sentidas son una pintura de lo que sucedía, porque a pesar de estar en democracia, la impresión de la gente era que no se “vivía” en democracia. Solo tenemos que leer algunas crónicas de la época.
ResponderBorrarMe gustó la zambita, le cuento que mientras escuchaba la armónica la iba cantando, les quedó re linda.
Lo besoabrazo y es muy bueno leerlo amigo mío.
REM
Ya la vamos a sacar para ver si pega, mientras la vamos arreglando un poco.
BorrarBesos y gracias, Rem!!
Me encanta Oso, ¡quiero ver al Dúo!
ResponderBorrar¿Cuándo se arriman por acá?
Nacido en el 83, no viví esa época (al menos con la consciencia). Letras como estas y las de Charly y Gieco a la cabeza (más libros, documentos, películas, etc) son las que me pintaron ese mundo medio limbo entre la dictadura más cruel y la democracia en pañales.
Ahora que vivo a dos kilómetros de La Tablada empecé a interesarme en aquel levantamiento y que siempre lo vi en videos ya con los pies en el despilfarro de los 90, y con los ojos de un chico que no termina de entender
Abrazo de gol de verano!
Muchos en esa época aprendimos a ver diferente con Charly, León y otros genios!
ResponderBorrarTenemos que enganchar alguna peña por esos pagos. Por ahora no tenemos contactos en la zona, pero ya algo se va a dar.
Abrazo de trepada a la punta!!
Vi el video en las calles de Cosquín.
ResponderBorrarSuenan bien.
Saludos.
Buenos días, Sr. Oso
ResponderBorrarAndaba yo por una ciudad cercana estudiando BBAA, sería justo en la entrada de la "democracia" (en la que hoy día ni siquiera hemos entrado, ni entraremos) tras la muerte del dictador, cuando cuatro estudiantes y yo estábamos en la calle, frente a la Escuela de Bellas Artes, observando una cajetilla de tabaco en el suelo porque teníamos que dibujar la perspectiva de un objeto desde varios puntos de vista y los dobleces del cartón nos ofrecían toda una hermosura, cuando de repente aparecen "dos grises" la represión fascista policial del momento, y nos preguntan qué hacemos, su cara nos produjo risa.
A la media hora, uno de mis amigos estaba en el hospital con la cabeza sangrando, por suerte solamente me llevé un golpe frío de porra en el antebrazo que me dejó medio manca un buen tiempo.
Con ganas he cantado la zambita de arriba a abajo siguiendo la melodía. Ese "no tenga miedo oficial..." me ha quedado en la mente.
Muchas gracias por este regalo. MUAC.
buenas tardes, el oso:
ResponderBorrarHa sido gracias a Frodo y uno de sus comentarios generosos que he descubierto tu blog.
Un abrazo.
Que bueno lo de Cosquín, me alegro mucho por Uds., una hermosa oportunidad para hacer conocer su música ante un publico de muchos lugares del país.
ResponderBorrarBesoabrazo amigo mío.
REM
Visitando el blog de Neto encontré este, otra maravilla mas, envidio muy sanamente el talento puro y sublime de escribir, al menos así como lo hacen ustedes. Saludos cordiales desde Paraguay.
ResponderBorrarMe gusta que plasmen no solo en relatos o poesías, sino también en letras y melodías, esas voces pasadas pero no pisadas que necesitamos una y otra vez escuchar. ¡Grande Oso!
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