Cómo decirle a Juliana que sus tiempos y mis tiempos no se encuentran en el mismo espacio. Cómo decirle que donde ella ahora está yo estuve o estaré, aunque precisamente ahora no esté. ¡Ella es tan así! Cavilo y cavilo. Para decírselo tengo que encontrarla, para encontrarla tenemos que coincidir en un lugar y en un tiempo, para coincidir...
¿Celular, internet..? Paparruchadas. La comunicación es cara a cara o no es. Salvo... salvo un juego de señales, ¡eso es! Una búsqueda del tesoro. Pero no buscarla a ella así, no, no... La cosa es que ella me busque. Sencillito. Sin saberlo, por supuesto. Que haya señales que le indiquen un camino, un destino, aunque no lo sepa, claro está. Aunque no deberá sospecharlo. Es la mejor forma de jugar un juego con compromiso y respeto de las reglas: no saber que se está jugando. El final del juego: el encuentro, la coincidencia de lugar y espacio. Y si puede ser eterna, mejor.
Juliana, la de esos sueños con amanecer entrelazados, la de la espalda ondulada. Siempre llego demasiado tarde o demasiado temprano. Si la busco en la panadería, ella ya fue antes o no la vieron por ahí. Si lo intento en la esquina de la plaza, ya pasó o no lo hizo en el día y tal vez vuelva a pasar mañana, cuando yo no esté. Intento tomar el mismo colectivo, misteriosamente toma el anterior o el posterior, sospecho. Estoy en condiciones de afirmar que goza de una inteligencia superior, capaz de anticiparse a todos mis movimientos para jugar con la ventaja de un tiempo. Esa ventaja que en ajedrez define la mayoría de las partidas. Si cada jugador tuviese un tiempo extra, uno solo, para utilizar a voluntad cuando la situación lo amerite, el ajedrez sería otro juego completamente diferente. En algún aspecto, irreconocible. Y así la vida. Y así mi vida tras Juliana. Creo que ella tiene un tiempo de más o inteligencia de más. Y yo, común y corriente ni siquiera puedo alcanzarla para decirle que nuestros tiempos están en espacios diferentes.
Un juego de señales, eso es. Tiene familia, seguro. Amigos, también. Veamos, punto de encuentro adecuado: un casamiento o un velorio, por ejemplo. Imposible de rehuir. Si se casa o se muere un ser querido no queda otra elección que estar allí en un lapso de tiempo que se restringe a pocas horas. Será cuestión de averiguar por un evento de esa naturaleza -aunque casamiento no tiene que ver con la naturaleza- en la vida de Juliana, para estar allí. O de provocarlo. Sí, provocarlo.
Provocar un casamiento tiene sus dificultades y sus recovecos. Hasta casi se me antoja imposible. Pero provocar un velatorio parece bastante sencillo... Vamos por eso. Primer paso: velorio. Ah, pero, ¿de quién? No creo que esté viviendo sola, no. Vamos anotando: primera señal, una muerte cercana.
Se organiza el velatorio, llego y me ubico a la vista de la puerta, no tan a la vista para no llamar demasiado la atención. En algún momento llegará ella y si es un familiar lo suficientemente cercano, se quedará horas intentando reparar su dolor y acompañar el último viaje de su ser querido que ya no está. Necesitará consuelo y allí estaré yo, dispuesto, con mi mano firme y mis ojos -que transparentan todo el amor que tengo para dar- acariciándola.
Ese es solo el primer paso. Me iré luego y la dejaré reflexiva. Porque antes le haré saber que hasta ese preciso instante había sido imposible la coincidencia.
Y así seguiré, el plan es perfecto, buscando generar los momentos propicios para encontrarla.
- Allí voy, Juliana, a encontrarte, con el simple expediente de un cuchillo afilado.
Parecía que era un admirador de Juliana, que deseaba conquistarla.
ResponderBorrarPero ella corre peligro.
Así es. Se ve que el tipo está dispuesto a solucionar su problema a cualquier precio.
BorrarAbrazo
Paf! dolió el final...
ResponderBorrarnada más cercano a la realidad!
Excelente don Oso.
Placer pasar por acá :)
Locos habemos por todos lados, estimada.
BorrarRebienvenida. Besos
Creo que ese no es un buen sistema para coincidir con Juliana...sin duda tendrá sus consecuencias negativas. Quizás esté tan transida de dolor que no se fije en él! Mejor que escoja otro medio de acercamiento!
ResponderBorrarA esta altura hasta me parece que Juliana ni siquiera existe. Gracias y besos!
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