Nuestro opiniorrágico escritor se prodiga en una serie de inextricables greguerías que no conducen a ningún lugar del pensamiento, característica que el mismo Notuyo no tarda en trastocar en una puesta de cartas sobre la mesa a fin de que cada lector se forme su propia y culta opinión.
Su columna, ya definitivamente membretada Doxa. Columna de opinión desde la óptica del escritor Emilio Notuyo se ha convertido según la editora Irene Secarro en la página más leída del semanario y es acompañada en el diseño por el horóscopo de la astróloga Lía Lanas y, en esta edición, por la escultural modelo Lucía Zuculini, lo que configura un caleidoscópico collage.
Sin más, a la columna...
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Doxa. Columna de opinión desde la óptica del escritor Emilio NotuyoSIMÓN PRESENTA BATALLA
He encontrado un manuscrito medieval -de mediados del siglo XX- con la siguiente inscripción incompleta, inconclusa, incomprensible, que transcribo:
"Simón presenta batalla
en todos los frentes.Simón
es un valiente. Simón tiene ideales.
Ve un gigante en cada molino de viento y va por él. Y lo destripa con hidalguía y entereza. Al fin y al cabo, molino o gigante, se cruzó en su camino. Al acabar con él se lamenta por el molinero, pero solo tiene el tiempo suficiente para preparar su próximo combate. Allá el molinero, que sirve a intereses espurios. Allá sus hijos, si los tuviera.
Simón presenta batalla en la cola del banco, en el almacén y en la mesa familiar. Esgrime la lengua afilada, su lucha no es por la paz, porque la paz acaba con la lucha. Por eso, evangélico Simón, cita: No piensen que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino espada.Pues he venido a enfrentar al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra. Cada cual verá a sus familiares volverse enemigos. Ciertamente, Simón es un valiente. Simón tiene ideales.
No permite que se ofenda la causa. A nadie.
Simón presenta batalla en todos los frentes. En reuniones de amigos no pierde oportunidad de prodigar bendiciones y maldiciones, vomitando a los tibios por su boca. No deja rincón ni oportunidad para blandir su espada ni escribir con roja tinta..."
Hasta aquí el manuscrito. Desde aquí el científico análisis al que mi titulación habilita.
Curiosas son algunas constataciones que cualquier ciudadano honesto puede hacer. Producto del denostado ser nacional o tal vez del no ser nacional, los argentinos optamos por ciertas banderías. Y esto no está mal, por el contrario, muestra que somos capaces de claramente ejercer la capacidad de discriminar entre distintas posibilidades y seleccionar una de ellas. Con el juego de la pasión que inoportunamente en ocasiones ponemos en ídem.
Lo curioso es que fundamos nuestros apasionamientos en razones objetivas. Y ahí la cagamos.
¿Se fijó usted en aquellos preciados intelectuales que defienden una opinión política, deportiva, económica..? Esgrimen razones. Curiosamente, quienes sostienen la postura opuesta también esgrimen razones. Y todas razonables.
Veamos. Los mismos que proponemos que no hay verdades absolutas, que toda verdad es provisoria y a la vez una construcción social, somos los que en un asado entre amigos tomamos la postura de Simón para destripar a quienes no están de acuerdo con nuestra postura, que es la verdadera, claro.
Me pregunto cuál es la necesidad, el deseo, la compulsión irrefrenable que impulsa a Simón a presentar batalla en todos los frentes. Me pregunto si no se pregunta si vale la pena preguntarse cuáles son los lugares donde la batalla es válida o al menos interesante.
Y saliéndonos de la esquina, donde nos espera una vecina entrada en todo lo que se nos ocurra para ponernos al día sobre las noticias del barrio, nos volvemos a preguntar -nótese la deliberada pluralidad de la primera persona- quiénes son los que presentan batalla en todos los frentes, pero no acá en el barrio. Los fundamentalistas islámicos, por ejemplo diáfano, que son capaces de dar la vida por su sagrada batalla, pero mucho más capaces de tomar la vida ajena. Porque, evangélico Simón, divide al mundo entre propios y ajenos. Y los infieles, allá ellos, matémoslos a todos, dios reconocerá a los propios.
Víctimas del fanatismo, el que no podemos reconocer porque es una operación láser de córnea, creemos que el mesianismo al que adherimos -nuestro mesianismo- es racional y objetivo. Escasos son los notables que estarán en condiciones de reconocer que primero optaron y luego dotaron -y se esfuerzan por hacerlo- de contenido su opción. Y digo notables, porque son quienes veladamente o no, sostienen que la plebe va donde la lleven, ya que carece de su clarividente y científica capacidad de análisis y juicio crítico.
Y, como Simón, presentan batalla.
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Aquí cierra el artículo del Licenciado Emilio Notuyo en La Corneta del último viernes. Y cedemos un espacio en nuestro blog sólo para indicar una vez más que Notuyo parece confundir medioevo con mediados del siglo XX o con parecidos al presidente colombiano, ¿o era boliviano?
bueno, digamos que no aparecés mucho por tu propio blog pero cuando lo hacés, volvés con todo jaja... salu2...
ResponderBorrarSólo transcribo al amigo Notuyo, que hace de las suyas (o al menos lo intenta).
BorrarAbrazo
Pues puedo ponerme en su piel, tal vez de ser siempre el otro "que no"... que no tiene bastante para comer, que no tiene trabajo, que no se cree las noticias que le difunden, que no consigue ver satisfechas las necesidades básicas de los suyos... tal vez Simón era uno de esos "Que no" que nos son tan familiares; porque si fuera de tanto en tanto un "Que sí" pues no andaría todo el día con la espada en mano. Digo yo que solo pensaba en voz alta.
ResponderBorrarAbrazo y cafelito, Sr. Oso.
Muy buena reflexión, estimada Censu!!
ResponderBorrarHay muchos "que no". Igual parece que el amigo Notuyo apunta más bien a los que "sí".
Pensar en voz alta es un sano ejercicio!
Besos
Quizás los argentinos seamos conocidos (y denostados) por presentar batalla en todos los frentes, por ahí nos volvemos catedráticos en materias que ni siquiera tocamos de oído pero basta una palabra que nos "suene" para que la ejerzamos con esa omnipotencia que nos caracteriza.
ResponderBorrarEn fin, Licenciado Notuyo, capaz que me fui por las ramas, es probable (100% argenta), le pido que mis dichos no le hagan blandir su espada como quizás haría Simón.
Un gran abrazo querido amigo, me encanta leerte siempre.
REM
No blandirá la espada, estimada Rem. Excepto que tía le saque el apoyo y ahí se arma!
BorrarBesos
Es bueno tomar postura, pero es malo creer ciegamente que esa postura es la correcta y no aceptar, ni como remota posibilidad, poder estar equivocado. Pero aún peor es envolverse en esa postura como si una bandera fuera y salir a cagar a piedrazos a los que piensan distinto. Eso sucede en este país. Hay una violencia verbal muy extraña. No es intercambio de opiniones, sino oposición de ideas con riesgo de pleito.
ResponderBorrarEn fin, Notuyo, siga con sus columnas que por suerte don Oso nos las trae para todos los que no compramos su diario.
Don Oso, un abrazo!
Así es, no deja de ser curioso, pero a veces es bastante desagradable.
BorrarAbrazo, Neethoven!
Se respira una violencia verbal que me asusta, jamás había sido testigo de eso.
ResponderBorrarMe cuesta muchísimo no pertenecer a alguno de los extremos, me tildan de tibia, y recibo piedrazos de todos los flancos.
El fanatismo nos distingue como nación, pero muy pocos darían la vida por ella, lo que nos pone en un plano de contradicción lamentable.
Muy interesante la columna de Notuyo.
Mándele saludos de mi parte.
Así es, estimada. No anda tan errado Notuyo, muy a su pesar.
BorrarBesos