ETERNO RETORNO

Estas historias son como lanitas sueltas que la nona va ovillando en un bollito y una vez que adquiere volumen, las va desovillando para hacer algo con todas como si fueran una sola cosa. Así son estas narraciones, dichos, frases sueltas, conjeturas patinadas por una memoria tenue que -a veces- toman forma en la mano de quien las intenta reunir.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Guasca


Poco se puede decir cuando no ha sucedido nada. Cuando los personajes ya no lo son, o al menos no lo son en su naturaleza original. Y con original no me refiero a sus orígenes en sí, sino al origen de nuestro conocimiento sobre algo. Guasca en estado original, entonces, recibió el bautismo el primer día de laburo. Sus condiciones generales -es decir, proceder de la isla frente a la ciudad, conocimiento casi nulo del movimiento y el lenguaje urbanos, escasa escolarización...- hacían prever a la manga de atorrantones del taller que sería el apodo justo y que daría para tantas bromas, malentendidos arteros y etcéteras que, quizás, olvidaríamos por buenos momentos la presión a la que nos sometían los infames patrones.
El Alfre, como siempre, con su ojo especial para detectar defectos, dio en la tecla: -Éste es una guasca...
Es difícil de explicar, al menos para mí, la complejidad de significados que encierra este término aplicado a una persona, este sustantivo utilizado como adjetivo para resolverse en nombre propio. Una guasca en el sentido más llano es un talero, un rebenque con el que los jinetes de estas tierras azuzan a un caballo. También, por esos fenómenos de la cultura, una guasca es -despectivamente- un pene. Y tal vez de allí provenga la expresión del Alfre...
El hecho es que Guasca, con quince años -mi edad en ese entonces- empezó a laburar en el taller haciendo las tareas más básicas -limpieza, mandados, mate cocido- y aprendiendo el uso de herramientas con las que demostraba una torpeza difícilmente igualable.
Los momentos más malvadamente deliciosos se vivían cuando hacía la lista de compras del almacén. Había que imaginar la cara de espanto de la almacenera cuando entre la lista de pan, fiambre y cocacolas, aparecían preservativos, garchilonguis, carefrees y evanoles, productos que inocentemente el Guasca anotaba y pedía para ya no parecer ignorante entre los socotrocos que descargábamos nuestro odio al destino laboral que nos había tocado en permanente martirios al candidato.
Se le enseñó, cuando Adrián vino de la colimba, que allí le empezó a gustar encamarse con chicos como él y que eso le pasaba a todos los que hacían el servicio militar. Guasca aprendía. Pasadas un par de semanas, en esos juegos de toqueteos que se hacen en los amontonamientos, alguien le metió mano justo cuando Adrián pasaba por detrás de él. La reacción, con salto incluido,  fue más inmediata que si se hubiera quemado con agua hirviendo: -¡Avisá, che! ¿Que ya agarraste confianza?
El terror a la deshonra en la colimba fue tal que, habiéndose enterado de que los casados no la hacían, desesperado consiguió una novia que le permitió zafar del trámite indecoroso siendo apenas un adolescente.

A Guasca se le enseñaban nuevos verbos en medio de la conversación general o dándole órdenes: -A ver, Guasca, esa basura deliberala más para allá...-, le decía Juan, o -¿Ves esa matriz, Guasca?, aferrabiala un poco...
Pasado el tiempo, Guasca tropezando con su torpeza y la malevolencia general, fue haciéndose desconfiado como mula tuerta y toda palabra nueva era detenida en seco con un: -¿Y eso? ¿qué canejo es? De ahí que no hubiera forma de encargarle agua mineral, alfajores triples ni té en saquitos, ya que asumía de entrada que eran nuevas bromas pesadas.
Sin embargo, Guasca se ganaba el aprecio de todos: patrones, empleados, vecinos... Su supina ignorancia nos proveía siempre de material de reflexión acerca de una soberbia que no sabíamos que teníamos hasta que apareció él, que era diferente.
Luego pasó de todo, yo me alejé feliz de allí a tomar las primeras decisiones fuertes sobre mi vida. Años después lo volví a ver en una de las escuelas de Villa. Buenas pilchas, con algún cuidado de estilo, buen trabajo, padre preocupado por que sus hijos estudien y se reciban de algo.
Parece que fuera hoy aquella nochecita cuando, habiendo salido a lavar los jarritos para el mate cocido, Guasca no volvía del bombeador que estaba fuera del galpón. A pedido de Miguel, que siempre tenía fiaca para hacer él mismo todo lo que hubiera que hacer, salí a ver qué pasaba.
El Guasca estaba con la mano como visera, tieso, mirando a lo lejos el arbolito de navidad de una gran metalúrgica, absorto, ganado por la fascinación. Yo, que lo creí enfermo de algo, lo toqué en la espalda y le dije: -¿Qué hacés, Guasca? Él se tomó unos segundos, los suficientes como para inspirar y poder soltar las palabras en un suspiro: -Mirá... prende y apaga...

28 comentarios:

  1. Qué manera de sembrar esperanza...

    Como podés, contra toda lógica, en cada palabra...
    Vos tírás semillas.
    En la tierra, en las piedras, en la arena.
    No importa, vos tirás semillas y tirás semillas.


    Un beso.

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  2. Y si
    no esperaba otra cosa que encontrarme con un texto que caracterice su calidad humana, que va muy de la mano con esa inmensa sensibilidad que lo perfuma don Oso
    Y, como pocos, siembra de vocación, la luz que muchos creimos no volver a ver

    IM-PE-CA-BLE

    Un abrazo de Osa♥

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  3. Impecable, como siempre, dejando al final del relato que uno se relama con la inocencia, con la ternura, con lo que "originalmente" traemos y no debieramos perder.
    Un abrazo grande.

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  4. Muy buen relato, Oso, aunque más cuidado con usar la palabra alfre, más respeto con alfred hitchcock, que es un grande, que grande, un gigante, colosal del cine.
    Sigue así Oso y con respeto señor Oso.

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  5. Ahora que lo leo bien, el alfre sí que tuvo buen ojo para poner "guasca", y tú Oso, como algún comentario anterior también lo escribe: “Impecable”.
    Este es un relato brotado con mucho estilo para gente inteligente. Sos un Oso.
    Y olvidáte del comentario anterior. Sos grande Oso. Sos grande y sincero. Me alegrás el día.

    Gustavo alfre

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  6. Sembrar siempre, los milagros existen.

    Vos existís!

    =) HUMO

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  7. Qué atrapante,che, cómo llevás el relato...
    Excelente.Tiene que ser real lo que escribís, uno no puede imaginar una ficción porque le das veracidad, en cada palabra justa que utilizás. Y es ficción. Excelente.

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  8. Señor Oso: el relato me ha emocionado. En pocas frases uno siente cariño por el tal Guasca.
    Es una historia que conmueve y creo que me he quedado con ganas de saber más...
    Yo por mi parte gracias a tu relato he aprendido varias palabras: guasca, talero, rebenque y colimba.
    Solo no entendí lo de "buenas pilchas"...y los socotrocos...¡cosas de nuestra común y rica lengua!.
    Es un placer leerte.
    Saludos desde Zaragoza.
    Paloma.

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  9. SIL: Mágica, la de los versos como martillazos, sólo relato lo que me ha pasado y como me ha pasado. Sabés cuánto agradezco tu presencia...

    PASSION: Flor del sur, siempre con ese aprecio sincero, grande, muy grande...

    MAGAH: Relamerse con la inocencia y con la ternura y creer, siempre creer que hay gente así. Como vos...

    GUSTAVO: Ja, jaaa... con el debido perdón de don Alfred, claro. Espero que no esté leyendo esto. Bienvenido y te agradezco te animes a leer.

    HUMO: Señora de letra, ud. es el milagro.

    FELIPE: No, no es ficción. Gran tipo el Guasca. No tuve que inventar ni un centímetro. AH, y gracias por tus palabras.

    CON TINTA...: Pilchas = ropa. Una forma de referirse a que vestía ropa de calidad. Lo de socotrocos, un poco más difícil de explicar. Se usa a veces para identificar a tipos entre toscos y torpes, aquí con cierta viveza ventajera.


    Lo cierto es que me da un extraño gusto traer aquí a algunos de los personajes con los que me he cruzado en la vida. Los viejos lectores de este rincón han visto pasar a Jovino, al Turco, a Ramón y otros elementos que no me resultaron triviales.
    Gracias a todos, una vez más...

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  10. Ejemplar oso, en realidad quien habría dicho a simple vista que se nos da por ensayar escritos interesantes, es el primero que leo de los tuyos fue atrapante por cierto. Y como dice el comentario “dale sin piedad” me motivo a escribir este ensayo de crítica que no va a ser piadoso ni su contrario, sino partiendo de mi subjetividad y mis conocimientos paupérrimos tratare de esbozar algunos contenidos ocultos del relato que me gustaría sacar a relucir.
    Para quienes no me conocen, soy un simple admirador del autor, ya que esporádicamente lo acompaño en uno de los deportes más apasionados que hay que es el ajedrez. Mis críticas nunca están dirigidas de manera personal (ni hacia las personas) a quienes critico, ya que las ideas siempre deberían estar permanentemente en debates y sus resultados serán superiores en este proceso de elaboración colectiva. Una vez una vieja amiga me enseño, que ofenderse de la crítica de alguien sobre una idea era: de un ser “pequeñoburgués”, ya que hacía a “su” idea como parte misma de su yo, si tenemos en cuenta que el ser humano es un producto social, ¿Por qué decir que sus ideas son solamente de su propia creación? ¿Cómo una propiedad privada?
    Volviendo al autor e interpretando que en gran parte coincide con lo que escribo, entrare en el análisis de su obra.
    “Los atorrantes” son los obreros del taller quienes reaccionan contra el isleño embrutecido. “Los infames” son los patrones.
    Quien escribe es un obrero más de la famosa fábrica productora de block de autos Paraná Metal; lamentablemente quienes producimos un valor extra en la transformación de la materia en producto (fierro a block) y que le otorga una gran ganancia monetaria a los infames somos los obreros, es por ello que no funcionaria la economía de ninguna empresa ya sea fabrica o taller infame si se tratara de “atorrantes” ( atorrante, ta. adj. despect. Arg. y Ur. vago (ǁ holgazán).
    Tampoco los dueños de los edificios, maquinarias, herramientas, etc. Son “infames” (Muy malo y vil en su especie.) ya que no son ni buenos ni malos, a mi entender no hay patrones buenos, ni tampoco hay patrones malos. Son patrones que explotan mano de obra para conseguir sus ganancias capitalistas, son quienes ejecutan un sistema que oprime a los trabajadores, y lleva a un estado de barbarie a aquellos compañeros como “guasca”. (Como se vio en la gran obra de mi compañero ajedrecista) Un abrazo y sigue ensayando Oso.
    José Luis

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  11. Sublime, de esos relatos con aroma a Villa y pasado, esa mezcla pura de texto y realidad, de vivencia y memoria, que tan bien sabés trasladar a pocas líneas.
    Con tantos personajes de esta Villa querida, realmente estás para algún libro con tinte local que se pueda leer en cualquier parte del mundo sin perder ni una pizca de su sabor original.
    Magistral!

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  12. No me había dado cuenta del asco que me produce la palabra guasca hasta que tuve que leerla tantas veces en este relato

    por mi pagos guasca no es un pene, sino lo que sale de él

    otro de los increibles personajes Villa, veo que el pueblo es un semillero

    buena historia, amigo Oso

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  13. ¿Vale aguantarse una lagrimita?
    Oso: es un relato genial y fuerte, me llegó. Un "¡Bravo!" para vos y qué bueno leerte otra vez :)

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  14. osos querido, cuanta emoción! cuanta certeza contenido y disparada a la vez en mil direcciones!
    hay esperanza en cada palabra del texto, hay una fuerza de levantarse y seguir...
    hay esperanza si señor!
    abrazos!

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  15. Que buen relato, imaginario o no se lee fantástico, felicitaciones amigo.

    Besos

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  16. Ese cierre es maravilloso. Vale la pena la lectura. Te felicito.

    Un placer leerte.

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  17. Oso lindo!!! Ando más ocupada!!! No te das una idea. Igualmente paso a leerte cada vez que puedo aunque ande medio dejada para comentar y para escribir. Habrás visto que tengo descuidado mi kiosquito.
    Pasé a dejarte un beso enorme y a avisarte qeu en mi blog hay un regalito para vos.

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  18. Me hago eco de la spalabras de don Newto; Oso, un relato excelente.
    Quiero más!
    (vaya armando el libro y me dice...)

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  19. Perdon, estoy sin anteojos:
    quise decir Don Net...o

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  20. JOSÉ LUIS: Me honra la presencia de un gran tipo como vos, con un compromiso tan fuerte y obviamente de tus palabras. Eso sí... se te extraña haciendo temblar los tableros.

    NEWTON (¡JA!): Un pinta tu aldea villense... Siempre me quedan las dudas, porque voy sacando personajes o acontecimientos que me dejaron alguna huella y no tienen por qué interesar a otros. Por otro lado, es cierto que va tomando cuerpo, al menos en cantidad.

    GALÁN: El solo hecho de la existencia de quien escribe, los Kapasulinos, el Neto y sus villeratos, Viviana, Álvarez y el resto de la caterva que va apareciendo da que pensar, ¿no? Ah, y por haber utilizado el término "pueblo" y no "ciudad" no le traerá graves consecuencias cuando pise este rincón. Total, dedo más, dedo menos...

    NINA: Yo no sé si no busco estos recuerdos para aguantar lagrimitas propias. Con eso te digo todo...

    DIEGUITO: Al menos esas esperanzas chiquitas, de bolsillo, para tipos como Guasca, que nunca la tuvieron fácil.

    SALVADOR: Muy agradecido por tus palabras y tu presencia, señor de letras.

    VIVI: Ya me estoy yendo a tu rincón. Estás ocupada pero se te lee de buen talante y me alegra...

    FELIPE: No es que me surgen así como así estas anécdotas, amigo, son más vale como (asqueroso, pero es lo que se me ocurre) granos que revientan cuando quieren, vio... Así y todo, recontraagradecido, y si sale, sale...

    Gracias una vez más, amigos...

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  21. Oso... Esperanza y fuerza me da este escrito!!! fuertisimo abrazo de oso!!! un abrazo enorme!

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  22. A Felipe lo perjudica la gravedad de Newton sobre sus dedos, hace que caigan rápido y por eso esa W de yapa!
    Cantidad y calidad Oso, cada texto con sabor villense es impresionante, desde aquel primer "Carlitos" hasta este último "Guasca".

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  23. Me gusta cuando tus textos estan hechos con recuerdos con el paso y la huella de la vida misma, sin dejar de notar siempre tu reflexión tu poder de analisis y de llegar al corazón con un relato tan personal que igual nos cala y nos sacude en su informe total.

    cariños.
    besos muchos.
    muakkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkk

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  24. Pobre inocente Guasca...
    Increíbles tus historias Osoooo!!
    Me encanta leerte!!!!
    Gracias por ser el incentivo a que me haya insertado en este fascinante mundo de los blogs... Eternamente agradecida!!!!
    No dejes nunca de regalarnos éstas historias que me atrapan y que hacen que siempre espere un próximo capítulo... =)
    Besotes Gigaaaaantes!!! Tkm! =)

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  25. Muy linda historia y que tierno personaje, me gustaría mucho que fuera real y no producto de tu imaginación solamente.

    Que excelente narrador es Ud. estimado Oso, un placer leerlo.

    Besos y buen finde
    REM

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  26. Una vez dije "guasca" en la escuela y me sacaron carpiendo pa' la dirección, vos sabes?

    mis maestras no sabían...

    es genial este texto, hermano oso.

    me gusta que me vayan llevando de la mano, y al final me dejen ahi, sin pies y sin alas, pero con el piso y el cielo a disposición.

    abrazo de vos.

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  27. Paso a dejarte un beso...

    cariños

    muakkkkkkkkkkkkk
    :)

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Dale sin piedad...