Julián salió de su departamento temprano. Fue hasta la plaza. Se detuvo a charlar con otros jubilados. El sol de la mañana lo reconfortaba, se sentía vital y con muchas ganas de vivir.
Elena amaneció pensando en qué motivos podía tener ella para sentirse feliz o siquiera para levantarse de su cama. No abrió la ventana, demasiado sol; además, pensaba, para qué asomarse si la gente hace su vida, si hasta se saludan gentiles y sonrientes.
Julián se encontró con Manuel. Intercambiaron novedades de achaques entre apuestas de quién sería el primero de partir al más allá y tirarle del dedo gordo del pie al otro durante un sueño.
Elena tuvo que salir al fin a hacer las compras, al cruzarse con Marcela compitieron un rato acerca de quién estaba más enferma y dolorida. Fue empate en muchos goles.
Al ver a Julián, Aníbal cruzó la calle apresurado y se puso a caminar a su lado, mientras desgranaba las malas nuevas del gobierno que es un desastre, de los precios que no dejan mantener la camioneta importada y de todo aquello que hacía su vida imposible. Julián lo palmeó e intentó decirle algunas palabras de aliento antes de separarse en una esquina.
En el súper, Elena vio a Juana e intentó comunicarle un poco de su desazón y resentimiento que, al fin de cuentas, eran compartidos por muchos. Pero Juana empezó a reírse y ella insultándola por lo bajo y se apartó buscando otra víctima.
Al fin, Julián llegó a casa y se puso a pasar el trapo en el comedor, que buena falta le hacía.
Cuando llegó Elena, desde la misma puerta entró protestando una vez más, otra vez más… El cariñoso gesto de amor de su esposo fue lo que colmó el vaso. Se dijo para sus adentros que todo había sido una incongruencia, que no era justo, que por qué a ella le tocaba sufrir así. Pero que se terminaba. Eran viejos, nadie sospecharía del veneno de ratas. Una descompostura, una descompensación y listo.
En el velatorio de su esposo hubo los suficientes oídos dispuestos a escuchar a Elena renegar de cómo la vida la trató siempre tan mal, que le quitó la última sonrisa al llevarse al santo de Julián, que había sido lo único por lo que se conservaba aún viva.
[Publicado también en Villeraturas, 13/01/10]
Che, qué buena idea.
ResponderBorrarApología de la solución definitiva y perfecta..., digo, del delito !
Pero, Elena esperó demasiado...
Siempre haciendo docencia y de la buena, Ud.
:)
Besos.
Hummmmm...no me meta fichassss.Besos.Marcela
ResponderBorrarQue bueno!!!, pero siempre me salen mal las cosas, asi q no me voy a arriegar, aunq dicen q el q no arriesga no gana, no vaya a ser que justo ese dia me toque un medico residente en la emergencia y un forense desconocido.
ResponderBorrarBesos Oso
Estoy de acuerdo Oso con el fondo del relato. A cada cual le va la vida según el talante con que lo afronta.
ResponderBorrarY otra buena lección sobre como evitar andar "dando la lata" a la gente que nos rodea con nuestros problemas. Gastamos toda la energía en ello y no aportamos nada para solucionarlos( al margen del dolor de cabeza que le podemos causar al que nos escucha...)
Tiene razón SIL, el docente siempre sale desde el fondo...y este es bueno, si Señor.
Besos
Paloma.
Guauuu, pero que final!... no podía ser de otra manera, en definitiva hay mucha gente a la que le gusta usar zapatos chicos. y si no los tiene los compra. Hay que huir de ellos.
ResponderBorrarUn abrazo de osa.
SIL: Las cosas que se le ocurren... ¡JA! Estemmm, ninguna enseñanza hay que tomar al pie de la letra.
ResponderBorrarANONIMO 1 (Marcela): ¿Meter fichas? ¿¡O sacar lo de adentro? Jeje.
ANONIMO 2: En ese caso va a tener menos suerte que Julián...
PALOMA VIOLETA: No me va a negar que hay especialistas de esos. Pero es bueno pensarlo a veces por uno mismo.
MAGAH: JA! Está bueno lo delos zapatos chicos, me lo agencio... Huyamos.
Gente linda, muchas gracias por pasar aunque el oso remolonee aún en verano.
Besos
Chan, ese final no me lo esperaba Oso!!! grande... me encanta cuando quedo con un click!!!
ResponderBorrarDon Oso, el final fue inesperado. Esta Elena puede ser cualquier mujer dando vuelta. Siempre las víctimas, siempre las víctimas...
ResponderBorrarUn abrazo!!!!
¡Qué texto que te mandaste, Oso! No me quejo nunca más en la vida. Bueno, alguna vez me quejaré.
ResponderBorrarVos sabés que me hace acordar a mis abuelos. No los conocerás, vos, no? Mi abuelo sigue vivo, aunque voy a poner más atención por las dudas.
Un beso
Ufffffffff que texto te mandaste pibe... cuando escribis no dejas nada en el tintero...
ResponderBorrarbesotes y te tomo la palabras... ;)
seguiré esperando jajaja sentada por las dudas jajja y tomando sol...
muakkkkkkkkkkkkkkkkkk
jajajajaja Buenisimo!!Me encantó!!! Pero decime... en cual de todas las Elenas que conoces te inspiraste?¿?¿?¿?¿?Un besote..
ResponderBorrarARRIBA DICE DALE SIN PIEDAD, YO CUMPLO, ME HACE ACORDAR A ALGUIEN.... MENOS MAL Q NO SE LLEGO A LA MUERTE.
ResponderBorrarLICHI: Buenísimo que te haya gustado, gracias.
ResponderBorrarNETO: Cazó el nudo de la cosa...
VIVI: Si conozco a tus abuelos, recontrajuro que no fue por ellos, che.
CYNTHIA: Gracias por tu visita, poeta.
ISABEL: ¿Hago la lista? ¡Juaaaaa!
ANÓNIMO: Supongo que muchos casos se encuadran en la temática... y a veces se sobrevive.
Besos y abrazos
Hola, el texto es como la vida misma, pero es que nos gusta tanto un drama...
ResponderBorrarVeo que sigues tan genial como siempre.
Bueno no pongo ninguna excusa a modo de queja doliente. je
Besos y amor
je
Oso: y es así casi siempre, la historia se repite.
ResponderBorrarPor lo que te decía Magah: había un hombre malhumorado, huraño, quejoso, que trabajaba 10 horas en el banco, ganaba miserias, no le alcanzaba ni para comer, su mujer lo había dejado, sus hijos lo odiaban, no tenia amigos y usaba zapatos un número más chico pq decía que su única alegría era llegar a casa y quitárselos, ese era su únio momento de felicidad.
Wooow... Me dejaste sin palabras, pensando, meditando, reflexionando... ((Mmmmm cuantas cosas que lograste Oso jeje))
ResponderBorrarMuuy muuy muuy bueno!!!!!
Mil cosas para opinar y mil para callar... mejor shhh..
Besotes gigantes... Tkmmm..
PD:: Se te extraña... =)
Un diez felicitado es poco????
ResponderBorrarEntonces excelente y un final...mortal! ;D
Me gusta leerte Oso!
=) HUMO
Hace rato que te leo pero es la primera vez que comento Tengo un nuevo sitio. Espero tu visita.
ResponderBorrarLa verdad es que hay gente muy pesimista pero no puede dejar de parecerme seductor un crimen perfecto.
Saludos
SEDE: Bueno, no es para tanto... a veces hay que quejarse.
ResponderBorrarLASCIVIA: No conocía al tipo de los zapatos, pero me resultó simpático y hasta me parece que debe existir en realidad.
SOLE: ¿Pensando? Uffff...
HUMO: Gracias, seño. Ídem por acá...
EVA: Bueno, gracias por la visita comentada, ta estaré por tu rincón.
¡¡Gracias a todas y besos!!
madre mía como está el patio...jajaja
ResponderBorrarUn besoooo
Muchas felicidades por esta entrada, me ha gustado mucho.
ResponderBorrarBesos y susurros
SENSA: Ojo, que la mano viene pesada...
ResponderBorrarYEMAYA: Gracias por tu comentario. Bienvenida.
definitivamente somos victimas de una maquina descompuesta llamada mente
ResponderBorrarsaludos mi querido oso desde hace ya tiempo no veo su presencia sobre el humo espero no haya herido su suceptibilidad con alguno de los inmundos topicos que ahi se tratan
atte
eduardo
Jajaj, que mujer! sorry Oso por la risa de entrada, pero no he parado de reír desde que entré a tu blog.
ResponderBorrarEspero no te moleste la visita.
Un beso.
No dé ideas Oso, que lo voy a visitar por las noches y tirarle el dedo gordo...
ResponderBorrarExcelente, me gustó el relato, un abrazo!
EDUARDO: Ya pasaré por su retornado blog... no me ha herido, es mi dejadez lo que me retiene aún...
ResponderBorrarCARICIA: Uno se encuentra con esa clases de mujeres en su vida, a veces...
RUMINANT: ¿Me eché tierra solo? Jajajaj
Wowwwwww... Impactante!!!!
ResponderBorrarUn buen cierre el de este cuento. Te felicito.
Un placer leerte.
A la peluuusaaa con la Elena che!!
ResponderBorrarYo por las dudas, no iría nunca a pedirle una tacita de azúcar jaja.
Y si, hay gente que se dedica full time ... y por cierto le pone empeño pero bue, habrá que saber ser un poco más Julián eso sí antes revisar el menú.
Muy aleccionador, y que le parece Oso si hace copias y las pega en el súper, en la plaza, en la cola del banco, etc, digo en una de esas, como espejos Elenísticos para que las Elenoides desistan tal vez agobiadas por el reflejo.
He leído éste y varios de sus relatos. Su prosa cuidada, directa y despojada; lejos de toda floritura y oropel innecesario es, francamente, una feroz coz a las gónadas del arte literario.
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