El tipo daba sus discursos encendidos. Se encaramaba a una especie de estrado que había en el rincón oeste del patio y arengaba.
Casi de la misma manera obraba en el aula de clases.
Cualquier tema le servía como motivación para terminar -casi como en un embudo- cayendo a tres o cuatro ideas: que el cielo, que el infierno, que Dios es infinitamente bueno pero también infinitamente justo y por eso hay que temerle, que el pecado, que los mandamientos...
En sus brotes de euforia levantaba la voz y a veces se le terminaba aflautando como al Gallo Claudio.
No hay que confundirse, solía ser eficaz con un buen número de muchachos. Si no por la fe, era por el temor. Uno puede decirse qué temor infundiría un sujeto así, pero se respondería que en aquellos años ese discurso engranaba perfectamente con el del poder de turno a cargo de los militares con la complicidad de distintas esferas a quienes les convenía el orden dictatorial. Orden que había -entre otros- estatizado la deuda de la gran siderúrgica local y masacrado a miles de compatriotas.
No faltaba en su retórica la referencia a los mártires sembrados por la amenaza marxista, aunque paradójicamente en la ciudad era un tendal de obreros, estudiantes y maestras sospechados de rojos o acusados por vecinos pusilánimes que necesitan el castigo de otro para no parecer cómplices de quién sabe qué.
Un día, en la formación previa al ingreso, pidió que cada estudiante revise sus bolsillos. Yo metí la mano en ellos, aunque sabía perfectamente que no tendría otra cosa que el DNI, un pañuelo y cinco pesos para el recreo.
Una vez que todos nos palpamos, metió su mano en el bolsillo derecho del pantalón y sacó un rosario. Entonces redobló la voz para asegurar que lo que llevamos en el bolsillo es lo que llevamos en el corazón y que él usaba ese rosario para rezarlo todos los días mientras lo hacía flamear con un frenesí histérico. Y que si llevabas dinero, con él estaban tus sentimientos y no con dios y la virgen.
Debo confesar que por un tiempo llevé un rosario de piolín en el bolsillo. No por si se repetía la pregunta sino para ver si mi penoso corazón pecador se contagiaba de ese esfuerzo de fe que estaba haciendo.
Con el tiempo fui percibiendo que ese pobre hombre era terriblemente desdichado, que su euforia era proporcional al desprecio que sentía por quienes no compartían su fanatismo. Que la piedad que se esforzaba en mostrar con gestos ampulosos no se condecía con la impiedad del trato con sus subordinados en su actividad.
Entonces, empecé a sospechar que el tipo llevaba más que el rosario en sus bolsillos, pero que no tenía la valentía de mostrarlo. Lleveba cuchillos afilados para herir la conciencia de adolescentes crédulos, llevaba un inflador de culpas para quien le preste sus oídos, llevaba una soldadora de estructura social injusta, para asegurar que no se desplome y también un taladro con mecha de diamante para horadar cualquier espíritu libre y revolucionario que pudiera surgir.
A mi edad y mi paso por las escuelas, que ha sido lo más permanente en mi vida hasta la llegada de mis hijas, solo hago explícito a través de este escrito que deseo profundamente que me den un buen garrotazo en la nuca si alguna vez pregunto a mis alumnos qué tienen en sus bolsillos.
Más y mucho más interesantes relatos basados en ¿Qué tengo en el bolsillo? en La Bitácora de Mar, el blog de Mar
Muy bien contado, toda una idea para escribir.
ResponderBorrarUn personaje detestable, todo un modelo para no seguir.
Muy bien descrito el personaje.
Buen aporte para este jueves de relatos.
Saludos.
Personaje detestable que aun sigue vigente.
BorrarGracias. Abrazo
Excelente, Sr Oso. Impecable y muy profundo texto que conmueve y duele, por cercano, por descriptivo, por cierto, por actual. Un placer leerte. Un abrazo
ResponderBorrarGracias, Neo, como este hay muchos.
BorrarBesos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarBuen relato, como dice Demiurgo, muy bien descrito el personaje.
ResponderBorrarBesos.
Gracias, María. Besos
BorrarEsos personajes gritan en las esquinas y se proclaman a ellos mismos. Son jueces y Jesús no era así, no sé a quien anuncian.
ResponderBorrarMuy bien presentado el tipo, quién más, quién menos los conocemos.
mariarosa
Exactamente expresado, María Rosa. Abundan.
BorrarBesos
Muy buena reflexión nos dejas. Y como decía D. Antonio Machado "Es propio de aquellos con mentes estrechas embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza". Nada más que añadir.
ResponderBorrarGracias por participar.
Bss.
Gracias, Mar. Besos
BorrarMuy buena reflexión nos dejas. Y como decía D. Antonio Machado "Es propio de aquellos con mentes estrechas embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza". Nada más que añadir.
ResponderBorrarGracias por participar.
Bss.
Cuál de todos habrá Sido ese hombre, cuál de tantos, engranaje del terror.
ResponderBorrarEstá entre los cinco primeros que se te ocurras, Yus. Abrazo
Borrar¡Qué fatuas esas personas!
ResponderBorrarPensemos en ello.
Así es. Contaminan.
BorrarBesos
Ese personaje podría llevar cualquier nombre porque existe en todas partes por desgracia. Se revuelve el estómago sabiendo de existencias así y que, tristemente, nacen como setas últimamente.
ResponderBorrarAnoche estuve viendo en la tele un programa sobre el Holocausto nazi y una película sobre dos supervivientes que huyeron de uno de los campos. Me preguntaba cómo puede ser el ser humano tan destructivo y dar tan poco valor a la vida, pero me pregunto, todavía más indignada, cómo puede haber personas que sigan a estas otras. ¿Es qué no ven las cosas? No sé. La verdad es que tu personaje me ha movido por dentro. Muy bien llevado. Mi enhorabuena.
Un beso y nos leemos.
Gracias, Mag. Coincido plenamente con tu comentario. Somos capaces de las peores atrocidades en nombre de dios, del amor...
BorrarBesos
Emocionante, Oso.
ResponderBorrarCreo que aprovechaste la propuesta para contar una historia que creo tenías en el bolsillo.
Hay muchos de esos tipos todavía "inculcando", en las escuelas, en los medios, en la calle. La peor interpretación de los textos "sagrados", todo lo que no enseñó el muchacho hippie del año cero.
PD: Por las dudas tanteé mi bolsillo. encontré un ticket de Supermercado Vea. Redoble su voz y dígame qué cuernos puede significar
Abrazo de jueguen bien al fóbal canejo!
Más que en el bolsillo, una historia de cicatriz.
BorrarHay de esos tipos y muchos. Calculo que el hippie del año cero andaría a los latigazos por acá.
Si fuera uno mío diría menos alcohol y más elementos de limpieza, en el caso suyo quién lo sabe!
Abrazo de somos el Ciclón, no Atlético Canaleta, canejo!
Muy bien narrado. Ese rosario, que tanto complejo de vividor os pudiera producir, ocultaba delirios y oscuridades de un tipo loco.
ResponderBorrarUn abrazo y pro los bolsillos, tal vez vacíos. Puesto a...
Gracias, Albada, los bolsillos ocultan (y muestran) cosas atroces. Mejor dejarlos tranquilos.
BorrarBesos
Un texto donde nos das muchas claves, sobre lo que hay que preguntar que llevamos en los bolsillos..
ResponderBorrarDesde luego el fanatismo no es bueno para nada.
Los charlatanes de esa índole que mencionas es mejor tenerlos lejos ..invaden sus rezos y más que bien hacen una mala labor ..
Un abrazo .
Totalmente de acuerdo. Gracias, Campi!
BorrarCurioso lo que nos podemos encontrar en los bolsillos y en la vida...me ha gustado la metáfora del relato...aparte de toda la carga que lleva detrás.
ResponderBorrarBuena participación
Gracias, Max. WEs mucha carga como lo decís.
BorrarAbrazo
Leyéndote recordé una frase de un pequeño gran libro, 'La mecánica del corazón':
ResponderBorrar"(...) Cuando los adultos se aplican, superan siempre un nuevo umbral de crueldad. (...)"
Tus letras me dejan pensando, cuánto daño se puede hacer desde un lugar y una situación que, se supone, es para todo lo contrario.
Excelente aporte. Un beso.
Gracias, Alma, me dio curiosidad el texto que citás.
BorrarBesos
Por si te interesa el tema, acá está el proximo jueves de relatos
ResponderBorrarhttps://neogeminis.blogspot.com/2020/01/convocatoria-juevera-para-el-30-de-enero.html
Saludos.
Una duda de último momento. El tío de Inés Perta, ¿sigue siendo senador?
ResponderBorrarEn el Caso III, al final, quedó preso.
BorrarPero en este país, nunca se sabe...
Desconfío mucho de aquellos que arengan la palabra divina en forma constante, siempre me han parecido peligrosos y si se trata de maestros peor todavía. No hay mejor manera de llegar a las mentes jóvenes e infantiles que inculcando valores, religión y educación deben ir por carriles separados, siempre.
ResponderBorrar"El propósito de la educación es mostrar a la gente como aprender por si misma. El otro concepto de la educación es "adoctrinamiento"."
Noam Chomsky
Abrazo/beso estimadisimo Oso y excelente post.
REM