ETERNO RETORNO

Estas historias son como lanitas sueltas que la nona va ovillando en un bollito y una vez que adquiere volumen, las va desovillando para hacer algo con todas como si fueran una sola cosa. Así son estas narraciones, dichos, frases sueltas, conjeturas patinadas por una memoria tenue que -a veces- toman forma en la mano de quien las intenta reunir.

jueves, 20 de abril de 2017

Cuesta escribir agradecimientos. Sobre todo porque uno como yo se olvida justito de alguno que se va a ofender. Vivimos unos días sobreexigidos y sobreexcitados por la Feria. Trabajamos mucho para la Feria, docentes, estudiantes, asistentes, padres, los colaboradores de siempre y los nuevos.
Lo que nació como una idea loca que alguien dejó caer al descuido -"¿si este año la hacemos en la escuela?"- prendió como esas semillitas de zapallo tiradas más para deshacerse de ellas que para plantarlas y se fue haciendo a sí misma. Casi con la conciencia de que lo único que cambiaba eran los nuevos temores.
La hacemos en la escuela, claro, no es en la 234, sino en ese espacio compartido entre la secundaria, la eempa y la biblioteca donde cada institución construye su propia identidad codo a codo con las otras.
La Feria -como el viaje al Champa, como el laburo de los grupos estudiantiles (Centro de Estudiantes y Cooperativa Escolar), como tantos otros proyectos-, esta Feria hecha en la escuela es un símbolo para recordarnos que no son proyectos para la escuela. Y no lo son porque el proyecto es la escuela.
Para recordarnos el para qué de la escuela. Un para qué que no es la suma de aprendizajes sueltos en cada área, por mejores que sean. Escuela que es una potente metáfora de la patria. Para recordarnos que no hay mejores aprendizajes que lo que aprendemos trabajando juntos, suspendiendo el yo todo el tiempo que nos permita sostener un nosotros. Para recordarnos lo bien que estamos en casa y se sienten los que nos visitan cuando la aireamos, la ponemos linda, cuando dice lo que sabemos decir.
Y la escuela, como la patria, no será la mejor, pero es la nuestra. Para recordarnos que a la escuela le corresponde albergar y dar voz a todos. Le pertenece la obligación de que pasen cosas por la emoción. Si la escuela es siempre igual, nos convencemos de que la patria será siempre igual, así como es, sin igualdad. Para recordarnos un futuro en que tal vez algún nieto de nuestros alumnos escuche decir de sus abuelos que una escuela organizaba una feria del libro y decida volver a intentarlo.

Con sus fines y principios
El proyecto es la escuela no como la escuela secundaria y elitista de cien años atrás sino como lugar privilegiado de construcción de la noble igualdad para ponerla en el trono, como recordara Del Frade.
El proyecto es la escuela, pública, abierta a la comunidad, al barrio, a las ideas, a las iniciativas

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