ETERNO RETORNO

Estas historias son como lanitas sueltas que la nona va ovillando en un bollito y una vez que adquiere volumen, las va desovillando para hacer algo con todas como si fueran una sola cosa. Así son estas narraciones, dichos, frases sueltas, conjeturas patinadas por una memoria tenue que -a veces- toman forma en la mano de quien las intenta reunir.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Optar y dotar

Curiosamente se ha publicado otra nota del Licenciado Emilio Notuyo en La Corneta. Curiosidad que para los lectores del semanario parece provenir de diversas fuentes. Desde este blog realizamos una compulsa a una manada de ellos -claro que cinco para todo el mundo, excepto el carnicero del súper del barrio, que optó por seccionarse un inútil meñique a fin de zafar del servicio militar- por los comadriles conventilleos que ha generado esta nota. En algunos la curiosidad radica en la diversidad de temas que aborda impúdicamente Notuyo, desde fútbol hasta redes y costumbres sociales. En otros, la curiosidad radica en la insondable causa que sostiene en el staff del semanario a semejante mequetrefe, aun a sabiendas de su sobrinazgo con Irene Secarro, la mercenaria editora de la publicación de marras.
Pero cuando parecen aquietarse las aguas, nos aqueja otra curiosidad del momento: la repetición en las temáticas abordadas por nuestro inclasificable licenciado. Juzgue el exiguo como arriesgado lector de este blog usted mismo. Y no olvide ejecutar.

---------------------------------------------------------

Doxa. Columna de opinión del Licenciado Emilio Notuyo.
OPTAR Y DOTAR

Antes de hablar "quesería" decir una palabra, clamaba Alberto Irízar en su papel de mozo de una de las tantas Polémica en el bar, casualmente hoy (como otras veces) vomitivamente refrito. En este artículo esa palabra refiere al contexto en que esta reflexión tiene sentido -o adquiere sentido- y es el de Argentina, comienzos de siglo XXI. Y es pequeña ciudad del interior, pero no tan interior. Ciudad del cordón industrial santafesino, de fondo inmigrante italiano y español, apretada entre la soja y el río, penosamente dependiente de una poderosa y voraz siderurgia. Ciudad y contorno futbolero con zares, jugadores de renombre y resentidos hinchas. Reflexión que puede valer, con sus limitaciones, para toda la zona arriesgando extrapolaciones.
En una nota anterior -que el atento lector recordará, el otro no- llamada Simón presenta batalla me tomé el atrevimiento de sugerir que "escasos son los notables que estarán en condiciones de reconocer que primero optaron y luego dotaron -y se esfuerzan por hacerlo- de contenido su opción". Sobre esto último quesería compartir con nuestros magnánimos lectores algunas frases más tiradas al voleo, las que ojalá se pudran en algún humus de duda y germinen el algo.

Por empezar, esto es propio del fenómeno futbolero. Mucha gente es hincha de un club de primera. Otros no, son aquellos que por lo general odian el fútbol, por ende, no son simpatizantes de ningún cuadro. Los hay extremistas, que ven en el fútbol un fenómeno sociopsiquiátrico. Ninguno de estos nos interesa, por ahora. Seguimos con los hinchas.
Un hincha ha tenido un acontecimiento revelador, epifánico, en algún momento de su vida y se enamoró de cierto club adoptando un nombre, unos colores, unas banderías como propias. A partir de esta opción, no el simpatizante tangencial, sino el hincha comenzó a dotar de virtudes al club de sus amores. Virtudes que tienen su correlato negativo en su clásico rival. En cualquier discusión futbolera pondrá de relieve estas virtudes y pugnará por enrostrar a los rivales las miserias que esconden bajo su bandera.

Pasa en la política. Y esto es -lamento contradecir a los odiantes del fútbol- mucho más grave. En un momento epifánico el hincha político fue seducido por una opción política (menos veces ideológica) y a partir de allí comenzó su propia construcción de dotación de virtudes. La opción política que tomamos (hoy ha vuelto a la moda, tan afectos a los ciclos somos) nos exige de dotarla de todas las virtudes posibles. Los representantes de nuestro partidos son impolutos, absolutamente idóneos, honestos a muerte y no hay posible juicio sobre ellos que no podamos advertir teñido de arbietrariedad solo por pertenecer a nuestra opción. Por el contrario, los representantes de una opción política diferente son prevaricadores consuetudinarios, corruptos, ineptos... Como muestra basta un botón, o un post en facebook. Desesperadamente hay quienes se empeñan en si no ganar al menos empatar las denuncias verificadas de corrupción ajena y verificaciones de honestidad ante denuncias a los nuestros.

Lo difícil de todo esto no es que suceda, es que no se lo pueda observar como fenómeno propio. Es siempre ajeno. Quien tuvo la oportunidad de leer o escuchar a estudiosos de lo social habrá observado que estos no consideran la posibilidad de que un fenómeno como este se constituya (solamente) por una suma de voluntades individuales que conforman. Desde von Bertalanffy no hay todo que sea solamente la suma de las partes. Incluso probabilísticamente sería raro que confluya en un fenómeno de masas. Así como durante un par de décadas la televisión impulsó el aguante, la barra, el fanatismo, como legitimación de formas de dominación de grupos al (a la larga) servicio de dudosos intereses, no parece ser muy diferente una construcción del mismo orden en el campo político. ¿Hace falta poner ejemplos?

Pasa en el fenómeno religioso. No voy a extenderme en el fanatismo islámico o la extraña argamasa capitalista-calvinista-occidental o el orden católico-vaticanista-moralógico, basta abrir un diario para percatarse. En lo cotidiano se ha impuesto un rigor fanático religioso que ha encontrado terreno en las redes sociales (pero que ya estaba en germen en la multiplicación de centenares de cadenas de mails) y se expresa en la lisa extorsión de la culpa que uno obtiene alegremente al no compartir una imagen de Jesús o darle me gusta a una estampita milagrera. Los mismos que obviamente se escandalizarán por la extrema reprimenda musulmana a quien ofenda sus principios.
Cualquiera sea el caso, preocupa la estulticia de los notables. Notables que pedían el voto calificado por ejemplo cuando llega al gobierno un candidato populista. Otros notables que descalifican el voto del pueblo cuando no elige a un candidato populista. Y así. Notables que jamás de los reverendísimos jamases reconocerán que primero optaron por algo y luego lo dotaron de virtudes. Porque eso es de fanáticos y ellos no lo son, claro. Son los otros.

Lic. Emilio Notuyo
---------------------------------------------------------

La columna de Notuyo se interrumpe abruptamente del mismo modo que -sospechamos- más de un lector obró con su lectura antes de llegar a la última frase. Rebuscado, resentido, recluido en un aura de pureza que -no lo neguemos- no logra convencernos, lanza su diatriba contra quien sabe qué raza de víboras, tomando distancia como si nunca lo hubiéramos leído. Algo más, quien esta advertencia redacta se enamoró de San Lorenzo de Almagro -optó- precisamente un 22 de diciembre de 1971. Desde allí no ha parado de encontrarle -y por ende dotar de- virtudes a ese misterioso club cuya cancha nunca pudo pisar, unos colores que sacuden su corazón provocando esa cosa rara llamada emoción. La lectura de la nota del incómodo licenciado solo irrita al espíritu dubitativo. A quienes va dirigida les resulta satisfactoriamente hipoalergénica. Dejémonos de perder tiempo y sobemos el hombro de alguien que pueda agenciarnos una prebenda. Sabemos de sobra lo que es dotar de virtudes a quienes hemos elegido.

12 comentarios:

  1. Ese es el mundo de los mediocres encumbrados. Me fascinó la palabra "moralógico".

    Un beso y tu cafelito de hoy, amigo.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Jajajaj, acabo de inventarla, resigno derechos de autor, jaja.
      Abrazo y cafelito!

      Borrar
  2. El artículo empieza con una introducción pesada y termina sin plantear claramente cual es la idea central. Aun así plantea algunas ideas interesantes.
    Sobre el fanatismo futbolero, que lleva algunos a desear que pierda su equipo, para no favorecer al rival. El politico que lleva a adherirse a quienes no representan la esencia del partido, doblandola y rompiendola. Y tengo sospechas sobre el fanatismo religioso de los monoteistas.
    Cuando mencionaste el romance del licenciado creí entender que te referías a Ines Perta. Sería algo muy curioso, pero no hay que echarle a perder las esperanzas de Leo Damier.
    Saludos.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Aclara el tipejo que son frases sueltas. No anda muy organizado, parece.
      Guarda que el romance no es del licenciado, sino de quien lanza la advertencia sobre su ineptitud, o sea, yo...
      Igual me parece que Inés no es para mí, quizás sí para el amigo Leo.
      Abrazo

      Borrar
  3. Hola Oso: la verdad no le entendí ni un pepino al coso ese. Por muy licenciado que sea, vuela y no dice nada, o si dice; yo no lo entiendo.

    mariarosa

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Bueno, es a propósito que el amigo Notuyo tenga una redacción barroca y rebuscada. Al menos es la intención, por eso la presentación del advertidor bloguero, o sea yo.
      Besos inentendibles jaja

      Borrar
  4. Con las bandas a veces sucede lo mismo. El ejemplo mas claro es el que se fabricó hace 25 o 30 años con eso de Redondos vs Soda. Pero recuerdo también el Stones vs Ramones.
    "Menos que maniqueos" nos definía Cortázar desde el exterior.
    ¿Cómo explicarle igual a Emilio Notuyo lo que es San Lorenzo de Almagro? Aunque me gustaría saber cómo es que el que escribió sobre el artículo del Licenciado se hizo fanático el día que se perdió una final. ¿Qué pasó? ¿Identificación? ¿Sufrimiento? ¿Sacrificio? ¿Tal vez por algún jugador como el gringo Scotta?
    Abrazo grande Oso, me gustaría debatir sobre la opinión sobre política, sociología o psicología de masas, pero el Ciclón me puede. Y más sabiendo que ayer se perdió.
    Yo no tengo fecha, nací y me pusieron la casaca.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Es cierto lo de las bandas, claro que sí!
      Respecto de quien critica a Notuyo, se suponía que debía ser de Boca por herencia paterna (mi vieja es de Newells), pero me fascinó en principio como provocaba terror en la defensa y desparramaba jugadores el lobo Fischer, ya me había entusiasmado cuando el gringo hizo el gol. Enseguida empató Central, pero yo estaba convencido que San Lorenzo iba a ganar. Bueno, ganó un hincha aunque perdió un partido. Al principio mi viejo opuso una tibia resistencia (no era muy fanático bostero, seguía los partidos nada más) pero después aflojó. Tanto que luego mi hermano se hizo de River. Al final fuimos los cuatro de distinto cuadro.
      Abrazo costoso!!

      Borrar
  5. Lo que ocurre quizás es que hay demasiada pasión en los argentinos. Puede ser una excusa o un atenuante. Cuando los amores y las pasiones tiñen los juicios (que debieran ser racionales) no hay grises. Se tiende a idealizar lo amado y a demonizar lo odiado. Somos románticos del S XIX aggiornados a duras penas a estos tiempos.

    Besos becquerianos.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Es posible, no sé de dónde viene esto y Notuyo no lo explicita (el muy zorro). Pero, bueno, pasión no falta, el romanticismo es más oscilante.
      Besos de esos

      Borrar
  6. Una vez más el Licenciado Notuyo hace gala de la diversidad de temas que aborda. Nosotros siempre hemos sido así, sino remitámonos a la historia comenzando por Unitarios y Federales donde la rivalidad llegó a otros niveles. Por supuesto el futbol -en realidad el deporte en gral.- provoca que optemos y dotemos a nuestros favoritos de virtudes y defectos a más no poder. Ni hablar de los ídolos (cantantes, futbolistas, etc.) ese amor /odio según quien lo vea.
    Será que está en el gen argento eso de optar y dotar?
    Estimadísimo Oso luego de una breve ausencia por vacaciones es muy placentero volver a leerlo. Le dejo como siempre un besoabrazo desde el cuore.
    REM

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Qué buena idea la de unitarios y federales, es potente. Y sí, por ahí vamos, habrá que revisar el gen argento para ver si esa secuencia se repite.
      Besos revacacionados

      Borrar

Dale sin piedad...