ETERNO RETORNO

Estas historias son como lanitas sueltas que la nona va ovillando en un bollito y una vez que adquiere volumen, las va desovillando para hacer algo con todas como si fueran una sola cosa. Así son estas narraciones, dichos, frases sueltas, conjeturas patinadas por una memoria tenue que -a veces- toman forma en la mano de quien las intenta reunir.

sábado, 28 de noviembre de 2015

Los casos de Leo. Caso V Escena 4 Río

Bueno, si te disponés a leer esto, la
continuación de Los casos de Leo. Caso V Escena 3 Río 
y de la serie anterior, 1 y 2, andá leé y después, 
si querés volver, volvé...

El bote, con Leo, Kevin, Ignacio y la bella extraña Regina Clámor dirigiéndose arroyo abajo se topa con un muerto con un tiro en la sien semisumergido. Paradójicamente se trata de quien les dio el extraño aviso: tiro, cauce, sien, arroyo, grave, cayó, lo que causó estupor en el grupo. Desde el principio el agudo Leo Damier, audaz detective, sospecha que algo anda mal en ese intrincado aviso en clave.

- Bien. De eso se trata. Paso a explicarles...
- Ya zé, jefe. Jue una brofezía audocummlida.
- ¿Otra vez leyendo libros de autoayuda, orangután?
- Nada de eso. 
- ¿Y qué tiene que ver lo de reprobar Lengua y Literatura?
- Buena pregunta, Regina. Se me ocurre que este pobre tipo conocía básicamente el lenguaje de señas, pero probablemente tuviera gruesos errores ortográficos. ¿Por qué no interpretar a esas palabras como cien, grabe, tiró, cauce? Arroyo y cayó parecen más normales, pero incluso podrían ser arrollo o arrolló y callo o calló. Estamos hablando de grabaciones, ¿no? Según esta interpretación cien se corresponde con Cien Estrellas, grabe con grabación y tiró con el paquete que según Regina arrojaron al agua. Y cauce puede ser causé...
- ¿Usde iere nezir e el dijunto noz ería oner zobre amiso de algo e mpazó en zien ezdrellas?
- Tal vez. Y tal vez estuviese persiguiendo a los tipos que se llevaban algo en la carrera de lanchas. No lo tengo claro. Lo que sí, me parece que la huída de Regina ahora se emparenta más con la carrera de las lanchas y el hallazgo de este desgraciado. Pero aún quedan muchas puntas sueltas.
- Interesante razonamiento, Leo, pero comete un grave error. Hay algo que...  
- Jefecito, ¿qué hacemos con el muerto este? ¿Lo seguimos llevando de arrastre? No creo que nos siga nadando...

En la isla, a pocos kilómetros, Inés accede a que el Principal Esteban Anón le distribuya uniformemente el bronceador sobre su espalda.
- ¿Ves, Inés? Coloco una pequeña porción de bronceador en las yemas de mis dedos y con movimientos suaves y acompasados los distribuyo sobre tus suaves omóplatos y... ¡oh, qué contrariedad, debo desatar estos molestos breteles que...
- ¿Está temblando, jef... digo, Esteban?
- Estemmm, ejem... es que la brisa de la tarde... Pero no es nada, continuaré con esta apostólica tarea.
- Debería cuidarse, a su edad...
- Cui-dar-te... esa es la palabra. Podés tutearme...
- ¿Cuidarme, de qué? Aquí estoy segura, tutú...
- Glup, cuidarte del sol maligno que quiere propasarse con el bronceado. ¿Sentís? Un poco por acá, otro poco por allá... Mmmm... te dije que tengo manos mágicas...
- Con razón... ¡Me parece que esa manito está queriendo desaparecer o esconderse, Esteban! ¿Cree que soy una galera?
- Grap... cof, cof, Inés, soy un profesional de la ley. Lo hago para protegerla...
¡Paf!
- ¡A usted no lo va a proteger nadie, viejo verde!
¡Paf! ¡Paf!
- ¡Paráaaaa, looocaaaa!
- ¡Loca tu madrina! Mi madrina me enseñó a arañar, mire...
- ¡Ayyyyy! ¡Me sacaste viruta de la cara!
- ¡Más viruta será tu madre! Yo me voy de acá...
- Mmmm, no creo que vayas demasiado lejos, tu soutien cayó al agua mientras me pegabas y tu ropita quedó en la lancha que viene esta noche a buscarnos.
- Enseguida me las arreglo. Leo me enseñó a rebuscármelas con lo que tenga a mano. Así que me pongo su ropa y listo.
- ¡¿Ah, sí?! ¿Cómo pensás sacármela? ¿Con los dientes?
- A los sopapos y arañazos, mire...
- ¡Pará, loca, te la doy, te la doy enseguida! ¡No pegues!
...
- ¡Jijiji..!
- ¿De qué te reís..?
- De su nombre... es un poquito exagerado.
- Bueno, un poco de autoestima...
- Calle, estaba pensando que con mi tanguita alcanza para cubrirlo. Es bastante elástica en la cintura... ¡Uy, se hace tarde y tengo cosas para hacer! ¡Bye, señor Esteban Anín!


En el arroyo, mientras va anocheciendo lentamente...
- ¡Eh, los del bote!
- Epa... ¿Quiénes son ustedes dos?
- ¡Todos con las manos en alto o disparo! ¡Policía!
- Soy el detective Leo Damier, investigaciones. Aquí tengo mis credenciales, un poco húmedas, claro.
- Ah, y lleva un muerto bogando y una mujer semidesnuda... Yo soy la Mirtha Legrand, je...
- ¿Nze hizo odro nudo en la npiel mara esdirarze?
- Calla, zoquete, que estos están armados hasta los dientes.
- Si se mueven los acribillamos. Si no se mueven los acribillamos en un rato.
- Grap, acrib... ¿no son policías?
- Jajajaj, bueno, es una forma de decir, cosas de la vida. Mis superiores me pidieron que plantemos un poco de estupefacientes entre los múltiples espacios del predio para una tareíta... Les diré algo: lo conozco, Damier, sé que usted está investigando esto para desenmascararnos y...
- Créame que no tengo la menor idea de lo que me habla.
- Ah, qué bien, no tiene idea pero anda husmeando con dos agentes, uno de ellos muy conocido...
- ¡Yo, yo!
- ¡Nsho, nsho!
- ¡Callen bestias, no hay cámaras para la tele..!
- ...conocido por su ineptitud manifiesta...
- ¡Él, el orangután malhablado!
- ¡Nteníaz drazón, Evin, te drecontranconozen..!
- Shhh, déjenme pensar, payasos...
- Pero cuando irrumpimos algunos huyeron como alma que lleva el diablo en unas lanchas. Uno de ellos llevaba un paquete, pero vimos que lo tiró en el río en su huída...
- Ajajá... tiró... no estaba tan equivocado.
- Volvió a buscarlo y tuvimos que liquidarlo, es el que llevan arrastrando en el bote. Pero parece que alguien lo puso al tanto a usted, Damier. No me queda otra que terminar con ustedes aquí mismo. Bueno, no con todos... ¡Regina, vení que ya terminó tu tarea!
- (a coro) ¡¿Regina?!
- Lo siento, Ignacio, no dudo de que serías un excelente amante a juzgar por tus maniobras... Pero vine con ellos y me voy con ellos. Les agradecería que acerquen el bote a la costa. No hagan movimientos bruscos, no me gusta que la sangre de los guiñapos que quedarán de sus cuerpos me salpique...
- Ndelicadita la e nrezcatamoz nel adroyo...
- ¡Yo dije que era apocalíptica esta cosa mujeril, jefecito..!
- Regina, nos engañó... Casi lamento haberla rescatado.
- No se preocupe, yo estaba actuando. Los gritos eran para alertar a mis compañeros.
- Y yo arriesgándome por usted.
- Cuanto lo lamento, me iré con estos dos apuestos policías. Luego de que terminen con ustedes. C'est la vie...
- ¡Basta de cháchara! ¡Correte, Regina, que liquidamos a estos metidos!

Entonces, sobre la barranquita, por detrás de los policías...
- ¡Quietos! ¡Tiren esas armas! ¡Policía!
- Epa, epa... ¿quién es esta hermosa muchachita vestida tan ridículamente y armada con un 45..?
- Mi prima...
- ¡¿Cómo tu prima, Regina?!
- Sí, mi primita del alma, Inés... así que quietecitos los dos. Me van pasando esos armatostes y no se muevan que estamos temblando y se nos puede escapar algún tiro a la ingle. ¡Primita, cómo te hiciste rogar!
- Es que me puse a tomar sol y me olvidé, Regi...
- Al menos llegaste a tiempo.

En el bote...
- Jefe, ndo nveo nada... ¿Onde ze fueron?, ¿ndo noz iban a zacudir on la abedralladoraz ezaz?
- No tengo idea de qué pasó. Desaparecieron de golpe y se está poniendo oscuro. Vamos a ver...
- Jefecito, yo me quedo cuidando el bote y el muerto por si las moscas...
- Las moscas ya están dándose un festín y el bote no necesita cuidadores. ¡Arriba, Kevin!
- ¡Evin, agón, aminá!
...
- ¡Inés! Qué alegría verte vestida así con la ropa del Principal tan... tan... vestal sensual, labial, ventral, bestial cerval...
- ¡Masta, jefe, do ze tilde!
- Cof, cof... ¡y manteniendo a raya a estos malandras! ¡Cuidado con Regina Clámor, es peligrosa como una yarará!
- Jijiji, Leo no te preocupes, es mi prima, trabaja para una organización secreta. Todo lo que puedo decirte es que es de los buenos.
- ¡Muena maddarina drezultó!
- No te mufes, precioso... Tal vez con un besito se te pase. ¡Muuuaacc!

Caminando hacia el río, con los dos malandras maniatados, el grupo busca el lanchón que vendría a buscarlos después del supuestamente apacible día de pesca.
- Inés, sos una caja de sorpresas.
- Bueno, estoy madurando...
- A veces no es bueno madurar de golpe. A tu edad no deberías estar arriesgando tu vida. Deberías estar estudiando... qué sé yo...
- Es que no terminé el secundario.
- ¿Cómo es eso? Si te escuché hablar de temas de cultura con solvencia.
- Pero soy muy distraída. se me olvidan algunas cosas, como las reglas ortográficas. Nunca aprobé Lengua y Literatura de tercero, cuarto y quinto.
- ...
- Leo... ¿qué pasa?
- Cauce, arroyo, cayó, tiro, sien, grave, cauce, arroyo, cayó, tiro, sien, grave, cauce, arroyo, cayó, tiro, sien, gr...
- Nada, el jefecito se tildó, aguantá que le doy con el remo... y al australopitecus también que quedó allá atrás tipo estatua con el beso de Regina.
¡Troc! ¡Troc!
- Ouch... Bien, al menos salió todo más o menos bien. Si bien tu traducción y nuestras interpretaciones fueron erróneas igual sirvieron para llevarnos por una pista acertada. Muchas veces sucede esto, me recuerda a El nombre de la Rosa. ¿Leíste ese libro, Inés?
- ¡Ay, síiii, me encantó la deducción de Guillermo sobre el caballo Brunello, es lo más!
- Pero eso sucede el primer día... ¿Nada más te impresionó?
- Emmm, muchas palabras en latín, leí solamente ese capítulo...
- Allí llega el lanchón.
- Leo, tengo que contarte algo...
- Ahora me contás tranquila en el lanchón, ha sido un largo día y... Mirá, allí está el Principal.
- Muchachos, ¿están bien? ¡Inesita, temía por tu seguridad! Por suerte acerté en prestarte mi ropa para que no te resfríes...
- Ahora que estamos a salvo y de regreso, ¿qué tenías para contarme?
- Nada. No era gran cosa, por el contrario... Tengo frío.
- Si querés, yo...
- Gracias, me voy a contar estrellas con Regina que es buena para escuchar.

FIN

16 comentarios:

  1. Toda una sorpresa las chicas, no que sean primas. Eso tiene mucho sentido. Tienen caracteristicas similares, en cuanto a la atracción que ellas despiertan, y que quieran que pierdan ropa.
    Inés Perta resulta intimidante cuando la hacen enojar y Regina demostró que puede ser intrigante. Debe ser de tanto pasar por peligros mortales.
    Me gustó este caso. Y me gusta que tengamos personajes que tengan un parentesco.

    Saludos.

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    1. ¡Buenísimo! Me costó encontrar un hilo coherente, pero es cierto que las chicas tienen lo suyo.
      Abrazo

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  2. Muy bueno Oso, le pudiste encontrar la vuelta al cierre de esta historia. Me sigue causando gracia cuando se tilda el jefe. Buena mención a El Nombre de la Rosa, no me canso de repetir que mi gran error fue haber leído el libro después de ver el film... ¿cómo sacarme la cara de Sean connery? Imposible
    Me gustó la participación de Regina, y me gustaría saber más de la historia de Ignacio, tal vez alguna historia de cómo llegó a ser el Watson de Damier.

    Abrazo

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    1. Jajajaj, qué duda cabe que la cara de Guillermo y Adso se te pegan! Yo por suerte, hice el otro camino (con lo cual me frustró el final de la peli)
      Muy buena idea la de la la "precuela" de Ignacio. Vamos a ver si en el verano, donde puedo dedicarme un poco más, se me ocurre cómo redondearla.
      Abrazo

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  3. Muy buen policial Oso. Tiene misterio, humor y si hubieras dejado al Principal que actuara un rato más, tal vez convencía a Ines y tendríamos un toque e amor.

    mariarosa

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    1. Jajajja, nonono, seguirá intentando y rebotando el zaino ese..!!
      Besos

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  4. me ha gustado pasear por aqui, me atrapo leerte, es como un libro y cafe en mano, lo pase genial, mis humildes felicitaciones.

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    1. ¡Gracias, Colibrí y bienvenida!
      Son esas cosas que escribo para rellenar cuando no estoy para otra cosa.
      Besos

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  5. ¡Qué buenas las chicas! Como no había leído las entradas anteriores, ha sido un placer no esperar y leerlo de un tirón. Mis felicitaciones a tu cerebro, compañero. Cafelito especial con cariño.

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  6. No dudo de que Ud. es un excelente narrador, a juzgar por sus maniobras...

    Las mujeres suelen ser como los políticos, parece que nada que ver, y después, al final, terminan parientes.
    No me puedo sacar la cara de Connery,vi la peli primero, y aunque aprobé 3ro, 4to y 5to de L y L se me escaparon varias tortugas con el libro.
    Fui, leí, quise volver y volví.


    Besos tildados.

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    1. Alamiércole! Usted es más sorprendente que Inés, ¿no será pariente?
      El libro es un tortugal que siempre tiene algo que se escapa. En mi caso, mucho.
      Sus vueltas son má sque interesantes.
      Besos

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  7. Releí la historia y me gustó todavía más.
    Por eso reitero mi autorización, esta vez en forma permanente, para que aparezcan mis personajes, personas virtuales según Mara Laira, en Los casos de Leo. Como Anita Zinc, química un poco esoterica, vengativa, que está convencida que un río le habló para revelarle una fórmula antigua. No es raro que necesiten una química de aliada o sospechosa.

    Saludos.

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    1. Agradécese soberanamente. Ya echaremos mano de nuevos recursos demiurguísticos.
      Abrazo

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  8. “…Qué alegría verte vestida así con la ropa del Principal tan... tan... vestal sensual, labial, ventral, bestial cerval...
    - ¡Masta, jefe, do ze tilde!
    - Cof, cof... ¡y manteniendo a raya a estos malandras!

    Valió la pena la espera, el final como siempre de lo mejor. La incorporación de nuevos personajes en la historia es un acierto, que la próxima historia que nos cuente siga en esa línea, ud. es un genio amigo mío.

    REM

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    1. Se le quedó pegado el torrente de palabras del episodio anterior al amigo Leo. Por suerte, Ignacio lo cura enseguida.
      Veremos qué rumbo tomar con estos descarriados.
      Besos

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