ETERNO RETORNO

Estas historias son como lanitas sueltas que la nona va ovillando en un bollito y una vez que adquiere volumen, las va desovillando para hacer algo con todas como si fueran una sola cosa. Así son estas narraciones, dichos, frases sueltas, conjeturas patinadas por una memoria tenue que -a veces- toman forma en la mano de quien las intenta reunir.

domingo, 24 de mayo de 2015

Los casos de Leo. Caso IV Escena 3 Sordo

Continúa de Los casos de Leo. Caso IV Escena 2 Sordo
Si pensás leer esta entrada, te conviene leer la anterior y la anterior. Y si no, jodete...

Ignacio, el intrépido ayudante de Leo, toma una decisión y encara al patovica que vigila la entrada de la torre Le Garc.
- ¡Zeñor, zeñor! Ezto ez udgente, ¡zu jefe orre peligro!
- ¡A otro perro con ese hueso, ganga!
- Ero no zea inzenzato, ¿haze unaz horaz endró una rubia juertísima al iso del jordo?
- Sí, pero pensé que era uno de esos gatos que...
- Zoy olicía, ahente Icnazio de Zanta M-aría, aí eztán is dredenziales, ¡hay e netener a la nrubia!
- ¡Alamiércole! ¡Y yo que le tiré onda a la rubia esa..!

En el piso de Eloy do Ceroso...
- Como verás, mi pequeña Loli, aquí hace calor, mucho calor. Aprenderás los secretos de la cocina en Pelotas. Te desvistes y te pones este delantal. Todos haremos lo mismo, Luis, nuestro afamado chef y yo.
- ¡Grap..! Pero yo no...
- ¡Eso! ¡Tú lo dijiste, como Lennon y Yoko Ono!
- ¡Ma qué Lennon! ¡Sordo del orto!
- ¿Cómo es eso de gordo y corto? ¡Ahora vas a ver! ¡Luis, encárgate de ella! ¡Que me espere con el delantalcito!

Mientras tanto, Leo...
- ¡Maldición! Ignacio no atiende el teléfono, Inés tampoco. Algo me huele mal. ¡Debo ver a la psicóloga!
- Leo, me extraña de usted. En medio de una emergencia se quiere analizar, pensé que era un hombre de acción.
- ¡Glup, mi principal! No es para analizarme, sospechamos que la psicóloga Joana Lizo es socia de Eloy do Ceroso.
- Ah...

En la entrada de la torre Le Garc una mujer se acerca haciendo ademán de querer entrar.
- Buenos días, señora, está prohibida la entrada a la torre.
- ¿Quién lo dice?
- Mi jefe, el prestigioso empresario Eloy do Ceroso, propietario de Bajolamesa Importaciones y...
- Ah, ¿y sabe usted quién soy yo?
- Otra más que quiere entrar a la torre...
- ¿Cómo es eso de otra más?
- Y sí... ya entró una minita rubia que es un monumento a la mujer y después un gangoso que dice ser policía.
- ¿Y usted los dejó entrar? ¡¿Qué clase de guardia es usted?!
- Clase 1979, señora.
- Soy Joana Lizo, la nueva socia de do Ceroso, así que aquí en este mismo momento me permite entrar a la torre.
- Muéstreme sus credenciales y la dejo pasar.
- Le muestro la foto de este tipo a ver qué me dice usted.
- ¡Es el gangoso que dijo ser policía!
- En mi casa dijo ser un encuestador... ¿Qué le parece?
- Que es un lío bárbaro, pero ese gangoso por lo menos mintió en uno de los dos lugares. Pase... pase...

El área íntima del piso de do Ceroso toma temperatura, Inés con el único atuendo de un ridículo delantal se encuentra mufada y...
- ¡Ay! ¡Qué ridícula quedo con este delantal horrible!
- ¡Adorei, meu menina! Lamento que tengas que usar un delantal masculino, es uno de los que usa nuestro chef en las cenas íntimas...
-  ¡No me vayan a tomar fotos, por favor! ¡Pero qué desastre..!
- Pequeña, no es hora de sastres, para la próxima te compro uno bonitinho en La Salada...
- A usted tampoco le sienta muy bien ese delantal con Pinocho...
- Si no es el Chavo del Ocho, es...
- ¡Pi-no-cho! ¡Dije Pi-no-cho!
- No grites, que no soy sordo.
- ¡Basta de payasadas, me voy de aquí! ¿Dónde estará Leo Damier? ¡Me quiero ir!
- ¿Sommier? Luis, a pedido de la blonda, deposítala sobre el sommier. Ya vengo, necesito unos minutos de concentración en el baño para encarar esta tarea.
- ¿Qué sommier? Encima de sordo, impotente...

Leo, luego de haber llamado a la casa de la psicóloga Joana Lizo y no obtener respuesta, se dirige a la torre Le Garc.
- ¡Qué extraño, un helicóptero descendiendo sobre la terraza! Esto se complica y mucho, debo llegar lo antes posible.

En el recibidor, Ignacio se queda estático al ver que el piso es enorme y con muchas puertas...
- ¡E grande ez esda dorre! ¡Los isos zon in-menzoz! ¡Uánto luho! ¿En ónde esdará Inéz? ¿É uerta eliho? Ya sé. Ozofeteoloreteelalimentá♫... ¡Es or allí!

Apenas Ignacio desaparece por una puerta entra al recibidor la agitada psicóloga y se dirige a otra de las puertas. Entretanto tres hombres con raros mamelucos como atuendo se van descolgando por los balcones hasta el piso de do Ceroso. En la entrada de Le Garc...
- Buenos días, soy el detective Damier, Leo Damier.
- ¿Otro que quiere entrar en la torre? ¡Váyase de aquí!
- ¿Como es eso de "otro"?
- Ufff, ya entró una minita con pinta de gato griego, después un gangoso apurado y asustado y después una nueva socia del señor do Ceroso...
- ¡Uy, qué lío! Estemmm, mire... a mi el señor do Ceroso me paga una mensualidad para que arregle sus asuntillos enrevesados y así no tiene problemas con la policía. Y yo le traigo la rubia como agradecimiento. ¿Te interesaría una visita de la rubia a domicilio? Solamente tenés que dejarme pasar...
- ¡Guauuu! ¡Arfffff! ¡Roarrr! Adelante usted amigo, haber empezado por ahí, lo espero a la salida así coordinamos la visita...

En la habitación, Luis Obolsa se impacienta por la tardanza de do Ceroso y se acerca lascivamente a Inés...
- El jefe se hace rogar, se ve que le cuesta entonarse... Estaba pensando en empezar nosotros y esperarlo con mucha acción.
- ¡Glup! Estemmm, mejor esperamos...
- Nada de eso, mi querida Loli, tus encantos serán míos en este preciso instante.
- Emmm, ¿podemos jugar un poco antes, buen mozazo..?
- ¿Jugar? Eso me gusta, se ve que eres avezada en las lides eróticas.
- Sí, mi shrek con flequillo, me han besado bastante en las lides y en todos lados.
- Dejemos los juegos de palabras y comencemos con los juegos eróticos, mi Lolita.
- ¿No te parece poco llamar a estas dos "lolitas"?
- Uhhh, mamitaaaaa, por favor empecemos antes que...
- Bien, mi Brad Pitt inflado, vamos a jugar al pingüinito, vos te quedas paradito y quietito que yo me agacho y hago mi trabajo.
- ¡Auuuuu! ¡Eso me gusta!
- ¿Ves? Aflojamos el cinto... bajamos los pantalones... ¡uy, qué trabajo da..!
- ¡No es para menos! ¡¡Estoy a milllll!
- Mmmm... Ahora el boxer...
- Sí, mi vida empezá de una vez. Haceme el pingüinito...
- Empiezo... ¡Empiezo a correr! Vos con los pantalones bajos caminás como un pingüino. ¡Chauuu!
- ¡Maldición, no puedo correr! ¡Se hizo humo! Me vestiré y buscaré al jefe, esto se repudrió...

8 comentarios:

  1. Jajaja y más ja.
    Al final entraron todos. Tenían buenos argumentos.
    En cuanto a Ines, creo que salvo la psicologa, todos tenían intenciones con ella. Parecido a un comic de Sally the Sleuty.
    Sólo que Ines Perta, resultó tener una astucia no prevista.

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  2. Safó justo, el tema es cómo seguirá este Caso. ¿Cuántas escenas se necesitarán para concluirlo?

    Esperaremos.
    Abrazo! Aguante el Ciclón puntero

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    1. Una más, ya casi la tengo, pero me resulta difícil que quede bien entendible (ya me pasó en esta...)
      Abrazo

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    2. Cómo va Oso? uno de los seguidores del Frodoblog, Luciano Sivori, escribió un cuento que al instante me hizo acordar a tus Casos. Fijate si te interesa http://viajarleyendo451.blogspot.com.ar/

      Abrazo grande!

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    3. Hacia allá me dirijo, ¡gracias!

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  3. Uy pobre Inés siempre arriesgando su ... vida , espero que en el próximo capítulo tenga un un descansito.

    Abrazo estimado Oso y quedo a la espera del último episodio.

    REM

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