ETERNO RETORNO

Estas historias son como lanitas sueltas que la nona va ovillando en un bollito y una vez que adquiere volumen, las va desovillando para hacer algo con todas como si fueran una sola cosa. Así son estas narraciones, dichos, frases sueltas, conjeturas patinadas por una memoria tenue que -a veces- toman forma en la mano de quien las intenta reunir.

viernes, 8 de agosto de 2014

Los casos de Leo. Caso III Escena 4 Rubia

[Continúa de Los casos de Leo. Caso III Escena 1 Rubia 
Los casos de Leo. Caso III Escena 2 Rubia y
Los casos de Leo. Caso III Escena 3 Rubia 
Recomiendo leer las escenas anteriores, no porque valgan la pena, 
sino para enganchar la historia]

La pelota sale de los límites de la cancha bien alto. Inés se lanza a correr entre los turistas, tratando de esquivar niños haciendo castillos, damas asándose y señores devotos del milagro de un bretel roto. Hasta que...
- ¡Ouuuuucchhh...! Disculpe, señor, le juro que no quise... ¡¡Ayyyyy!! ¡¡¿Eso se lo hice yo?!!
Inés había tropezado con la cabeza seccionada de un cuerpo semienterrado en arena, con un baldecito en la loma del vientre.
- ¡Disculpe, señor, no quise arrancarle la cabeza, solo corría la pelota!
Los curiosos, azorados, comienzan a acercarse a la macabra escena.
- ¿Y ahora qué hago? ¡Ya sé, llamo a la policía! ¡Poli..! ¡¡Pero qué digo, si yo soy policía!! ¡Nadie se acerque! ¿Dónde está mi identificación? ¡Dije que no se acerquen, soy la agente Inés Perta, de Investigaciones! ¡Atrás, atrás!
Un poco más lejos, saliendo de la mansión...
- ¡Allá en la montonera! ¡Esa mina que se hace la Baywatch encontró el cadáver! ¡Sáquenla del paso!
- ¡A la baiguach, señor Cali! ¡La sacamos del paso, señor Cali!
- ¡Rápido, inútiles!
- ¡Rápido, señor Cali!


Inés desespera, ve llegar a los guardaespaldas que espantan a los curiosos a mamporro limpio. Cuando ya están muy cerca...
- ¡Deténganse! ¡Ni un paso más o disparo! ¡Detective Leo Damier! Ni se les ocurra moverse.
- ¡¡Leo!! Llegaste justo... Le arranqué la cabeza a este pobre señor que tomaba sol tapado en arena.
- Ufff, no, Inés, ya estaba muerto de antes...
- ¿Del pelotazo?
- No, quizás se trate del desventurado que buscábamos. Alcanzame la cabeza, a ver... ¡Ustedes dos se me quedan quietitos!
- Pooobre... Le debe doler mucho...
- No creo, ya no. Tenelos a raya con mi pistola mientras reviso el cadáver.
- ¿Se usa como en el Counter?
- Shhhh, callate, que se van a avivar... Ajajá, qué extraño es todo esto... Parece que...
¡Troc!

- ¡Cómo se te ocurre golpear así por atrás a mi jefe, shrek colorado!
- Callate, baiguach, y dame esa pistola.
- ¡Atrás o disparo!
- Dame eso, linda, te podés lastimar.
- ¡Esta porquería no anda! ¡Leo, ¿le pusiste balas?!
- No te va a contestar, baiguach, está haciendo noni. ¡Lleven a estos dos entrometidos a la mansión! Y no olviden el fiambre.

En el gran vestíbulo de la mansión.
- ¡Ustedes dos! Llévense la rubia a mi habitación. Ya me encargo de ella.
- ¡La llevamos, señor Cali! ¿Podemos ablandarla un poco? Ya nos arañó hasta las rodillas.
- Un poco y con cuidado, ella es mía.
- ¡Le damos un poco nomás, señor Cali!
- Y ustedes dos, traigan al dormilón y los pedazos del difunto a la sala. Nos esperan mi padre y Don Paco.
- ¡Urgente, señor Cali! Pero antes queremos decirle algo, señor Cali.
- Ya habrá tiempo luego. Esto urge, ¡obedezcan!
- Tiene que escucharnos, esto es importante, señor Cali.
- ¿Qué es tan importante como para ignorar una orden mía, alcornoques?
- Que el muerto que trajimos no es el que buscan.

Luego, en una sala privada, mientras Leo despierta...
- Ou, yes. Así es que tenemous aquí a Leo Damier, un espantosou dechecchiveis. ¿Lo reconocei, don Pacou?
- Ha cobrado cierta notoriedad con la resolución del caso del Conde Nado y la Condesa Lucía Bellagamba. Pero es inofensivo...
- ¡Usted! ¡Infame! ¡Si..!
- Cállese, pronto será un cadáver como el desgraciado que estaba enterrado en la arena. ¿Cierto, Brando?
- Ni más ni menous, don Pacou...
- Desaparece usted, Leo, desaparece el cadáver...
- Deshapareceis la rubia también, don Pacou, y listo the chicken...
- ¿La rubia? ¿Qué rubia? Brando, dígame de qué me habla.
- Una blonde hermosais, my hijo Cali estará playing con la novata now.
- ¿Novata? ¡¡Damier, no me diga que trajo a mi sobrina!!
- Así es, senador Francisco Gerlo. O don Paco, como lo llaman aquí... El hijo de este viejo yanqui de mierda está abusando de su sobrina en este momento. Antes de matarla, claro.
- ¡¡Brandoooooo!! ¡A usted lo voy a matar, a usted, su hijo y todos esos inútiles que los rodean! ¡Traiga ya a mi sobrina!

Al rato entran en la sala Cali Brando e Inés, que apenas se mantiene en pie, cubierta con una sábana...
- ¡Tío Francisco! ¡Viniste a rescatarme! ¡Cómo te quiero!
- Tu tío es un criminal, Inés. Al igual que los Brando.
- No, Leo, el tío Francisco es un senador, un reconocido servidor público.
- No me hagas reír, que escupo flema, Inés...
- Luego te explicaré, sobrinita. Debemos dejar solos a Damier con esta gente, tienen cosas que resolver. Y usted, Cali, me dará explicaciones en este momento.
- No puedo dar explicaciones, don Paco. Hay un gran inconveniente, el muerto sigue sin aparecer. Si lo descubre la policía local, todos iremos presos.
- Momentitou... ¿y este cadáver who is entonces, Cali?
- Dad, es largo de explicar. Debemos resolver esto ahora y ya sé qué hacer. ¡Guardias! ¡Urgente!
- ¿Qué hace, Cali?
- Los mataremos a todos: a usted, Damier, a don Paco y a su sobrinita. Y huiremos, no nos queda otra. De cualquier manera esto se complicó más allá de todo cálculo.
- ¡A sus órdenes, señor Cali!
- Mátenlos a todos, discretamente, claro..!
- ¡Bravoooo, señor Cali; por fin acción, señor Cali!
- Dije discretamente...
- No haremos ruido, señor Cali..
- ¡Esperen! Les propongo un trato, Mister Brando, senador, y no tendrán que huir como ratas.
- ¿Qué dice, dechecchivei?
- Pa, liquidémoslo y rajemos, ya anochece.
- Shut up, my son, que trajistei el murdered equivocado. Oigámoslou.
- Es fácil. ¿Puede retirar a sus guardaespaldas cinco minutos? Necesitamos, ejem, privacidad.
- Retírense, ¡ya! ¡A pasear por la playa por cinco minutos!
- ¡Nos retiramos, señor Cali! ¡En cinco minutos volvemos!
- Hable, Damier, y más le conviene que no sea una treta suya porque lo pagará.
- Miren, podemos salvar sus negocios y nuestras vidas. Si acusamos a los guardaespaldas, que son bastante inútiles, nadie responderá por ellos. Sus negocios a salvo, Brando, don Paco conserva su investidura y honor, Inés y yo respondemos por ustedes y salvamos nuestras vidas.
- Interesting, Damier...
- Pero, pa...
- Nothing de pa.
- Debe ser una trampa.
- ¡Cht, silence! Siga, Leou.
- Eso sí, deben confiar en nosotros. ¿Qué les parece?
- Allí se oyen pasos. Vuelven los guardaespaldas, pa.
- Ya sé qué hacer, Cali, my dear son... Diles que los maten, kill them y a la bolsa, no confiíou en ellous.

La puerta se abre y...
- ¡Todos manos arriba! ¡La mansión está rodeada, no tienen escapatoria!
- ¡Mirá Leo, la chica que se llevó la mochila..! ¡Y vino armada!
- Tranquila, Inés. Es el agente Kevin Chita. ¡Por fin llegaste, Kevin! Ya no podía entretenerlos más, estuvieron a un paso de liquidarnos.
- ¡Ay, Leitín, por suerte llegamos justo! Es que los musculosos esos nos dieron bastante trabajo. ¡Qué lástima, son tan apuestos!
- Nou captou nothing...
- El agente Chita se infiltró en la mansión, entretuvo a los patovicas y se robó el cadáver decapitado. Si no me equivoco, se hizo amigo de la barra de su hijo Cali para quedarse en la zona. Para evitar que encuentren al difunto sustituyó la cabeza por la del que descuartizaron los guardaespaldas, que es completamente calva. la cabeza que buscan está en su mochila. O al menos es lo que me pareció ver cuando espiaba, oculto entre los turistas, mientras Inés se entretenía jugando al voley.
- Ejem.. ¿Y cómo supou que don Pacou estaba aquí, Leou?
- No lo supe hasta que lo vi. Ni sospechaba de usted sino de sus patovicas, pero cometieron un error. Mejor dicho, varios.
 - No me haga reír, Damier. Si no fuera porque estos matasietes se metieron con mi sobrina, usted estaría muerto y sepultado.
- Puede ser, Gerlo, puede ser. Pero eso no quita su estupidez en negociar con esta gente.
- Tiene razón, me culpo más por mi estupidez que por mi codicia.

Volviendo a la sede policial...
- Inés... Qué lástima que en tu primera experiencia como agente te hayas topado con tu tío y sus turbios negocios. Un terrible desencanto.
- Se madura a los golpes, Leo. Todos los días se aprende algo. Además... tengo tanto por agradecer.
- No es nece...
- Sí, lo es, Leo.
- Bueno, ejem... yo...
- Porque mi vida ahora tiene otro sentido.
- Cof, desde el principio lo...
- Veo las cosas de otra manera, no sé cómo decir gracias...
- ...te dije que no hace falta, ya los momentos compartidos...
- al agente Kevin Chita, que nos salvó...
- ¡Glup..!
- Es un encanto.
- Estemmm, sí, claro, un encanto.

FIN

Esta historia, como las otras de Leo Damier tratan de ser un apurado homenaje a los lugares comunes. Y a los cuentos de detectives. En este caso, recomiendo e intento homenajear a "El jardín secreto", de The Innocence of Father Brown de Gilbert Chesterton.

9 comentarios:

  1. Me gustó mucho el personaje de Ines Perta, hasta el detalle de que esté apenas cubierta con una sábana. Muy buena la ilustración que elegiste.

    Pero me cerró más el anterior caso de Leo. Está bien que Ines Perta haya descubierto el cadaver. Pero Leo se merecía una intervención más afortunada. Y en todo caso, el ayudante inepto era más adecuado que Kevin Chita. Que apareciera de casualidad, persiguiendo a la rubia novata.

    Personaje que me gusta mucho. Tanto que sugiero una idea, ¿que tal una investigación en una convención de comics, en un concurso cosplay? Con Ines Perta disfrazada de Sonya Blade (del juego Mortal Kombat) o de Black Canary, de los comics de DC.

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  2. Son buenas las propuestas. Ambos son personajes que le sentarían bien, creo.
    Igual, le voy a dar un descanso a las historias de Leo, para cuando esté en mejores condiciones de darle continuidad.
    Tengo varias ideas para el detective, pero no es un momento para desarrollos largos..
    Gracias por las opiniones.

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  3. La inclusión de la srta Inés en el clan de Leo Damier ha sido un acierto porque su natural frescura/inocencia (aunque ahora un tanto en duda) ha provocado beneplácito en la platea masculina. Por ello no dudo que cuando así lo disponga y continúen las historias ambos serán protagonistas indiscutidos, será cuestión de esperar nomás.

    Un gran abrazo estimado Oso y como siempre ha sido un placer leerlo.
    REM

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  4. Para no repetir lo que le dije en la otra pista, agrego acá que en toda historia viene bien la inclusión del elemento femenino, los autores lo han entendido así y acertados están: desde el Génesis y para siempre. Besos, Néstor Darío.


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    1. Y desde el Génesis y hasta ahora, perdidos por ese elemento!
      Besos!

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  5. Nada que ver con lo anterior pero no quería dejar de felicitarlo por el merecido titulo del CASLA , me alegro mucho por Uds. y que siga el disfrute.
    Le dejo un abrazo y beso Xeneize
    REM

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  6. Gran apurado homenaje a los lugares comunes. Cuando apareció Kevin Chita pensé que se venía Icnazio... seguiré esperándolo.
    Ahora si, me pongo al día con tu nuevo caso...

    Abrazo!

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