ETERNO RETORNO

Estas historias son como lanitas sueltas que la nona va ovillando en un bollito y una vez que adquiere volumen, las va desovillando para hacer algo con todas como si fueran una sola cosa. Así son estas narraciones, dichos, frases sueltas, conjeturas patinadas por una memoria tenue que -a veces- toman forma en la mano de quien las intenta reunir.

miércoles, 22 de enero de 2014

Conejo blanco

Uno no puede ponerse a matear en paz un día de vacaciones que siempre algo pasa. Como dice un amigo: salgo a comprar el pan y termino salvando el mundo.
Lo cierto es que puse a calentar agua, enjuagué el mate, le puse yerba, lo di vuelta, claro que con la mano tapando la boca, para agitarlo y que los palitos queden en el fondo. Un chorrito de agua en un costadito de la boca para insertar la bombilla. Acerqué una reposera al balcón después de llenar el termo y me dispuse a disfrutar del monocorde plañir de chicharras, los arrebatos de las calandrias alertadas por algún transeúnte casual, ese cantito que no es cantito de un par de inquietos gorriones y la multitud de bichos que pululan en la arboleda del parquecito que está frente a la casa.
El día se presagiaba caluroso, apenas de madrugada el aire se sentía denso y oleoso. De igual modo, tratándose de mis vacaciones, estaba dispuesto a disfrutarlo, es así que espaciaba las chupadas como besando la bombilla y casi sorprendiéndome del contacto del agua caliente con la lengua.
Iba a tomar un libro de esos desordenados en el estante, pero me detuve antes de tocarlo para no romper el sortilegio de una apacible mañana. El sol se dedicaba a preparar su estelar aparición tiñendo las nubes bajas.
Me pregunto a quién se le hubiese ocurrido que esa mancha que escapaba del rabillo del ojo se revelaría en un conejo. Lo que sí sucedió es que no pensé qué hacía en planta alta un conejo de criadero (es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos), pero el insolente estaba efectivamente tan corpóreo como las esféricas huellas de su paso.
No lo sabía, pero lo supe al instante: odio los conejos. Sobre todo aquellos que interrumpen la paz de una mateada al amanecer. Me rectifico: odio los conejos y todo aquello que sea capaz de arruinarme una mateada en paz al amanecer. Creo que el conejo tampoco lo sabía, pero lo intuyó mientras esquivaba el furioso patadón que le dediqué al descubrir del modo menos agradable con mi descalzo pie izquierdo que me había dejado más recuerditos en el piso encerado.
Lo peor es que a todo el mundo un conejito le parece la cosa más dulce y tierna. El cenicero de vidrio volante constituyó el segundo intento de deshacerme del bicho. Efectivamente, deshice el panel frontal de la impresora láser que todavía estoy pagando. Entonces me detuve y pensé, porque cuando me detengo, pienso. Por dónde habrá entrado el dulce conejito, si lo único abierto por detrás es el ventiluz que siempre está en esa condición para que el gato salga y entre. Ah, y tampoco estaba el gato. Se habrá transformado en conejo, me dije, y solté una carcajada corta que me sirvió para no reventar por causa de la tensión acumulada.
El conejito me miraba desde un rincón del comedor ahora y de vez en vez giraba la cabeza como queriendo buscar salida o refugio a su derecha donde atisbó abierta la habitación de huéspedes. Quise cortarle el paso, pero los conejos -aprendí- son astutos y arteros. Dos saltitos le bastaron para llegar a la habitación. Tuve tiempo solamente de encender la luz para ver cómo desaparecía dentro del viejo ropero en desuso de la tía Luisa.
Allí fui, detrás de él. Pero justo se cortó la electricidad, cosa que no es extraña en verano por estos lares. Me senté dentro del ropero, extenuado y un poco mareado por la actividad frenética sin ingerir siquiera una galleta. Intenté tantear en la oscuridad dentro del ropero, pero ya me parecía que el bicho había huido a otro refugio. Al cabo de unos cinco minutos volvió la luz, pero el mareo no cejaba. Para mi sorpresa, una niña sentada a un lado me ofreció una botellita pequeña con la inscripción bébeme, y yo -que estaba fundido- me la mandé de dos tragos.

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El Demiurgo de Hurlingham me invitó un par de entradas atrás a participar de un encuentro llamado de Relatos Jueveros (o algo así) muy interesante. Esta vez la consigna era: relato con un personaje invitado. Mi modesto aporte presenta al Conejo blanco y Alicia, de Alicia en el país de las Maravillas de Lewis Carrol.
Para ver todos los relatos entrá en Así soy yo.

40 comentarios:

  1. Bienvenido Oso a este Jueves de Relatos! La verdad que me divertí mucho leyéndote, tus andanzas mañaneras en torno a un ansiado desayuno y la aparición de ese conejo, que no podía ser otro que el de la conocida Alicia. Cuando te vi oculto en el ropero pasaron dos cosas por mi mente: O tenía un boquete causado por las termitas que finalmente te llevaría al País de las Maravillas, o pasabas expreso a Narnia. Como sea, la aparición de Alicia con su botellita terminó aclarando el panorama.
    Desde ya, gracias por participar, espero seguir leyéndote, porque me gustó mucho lo que escribiste.
    Un beso!
    Jime

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    1. Gracias, Jime, por el comentario y por permitirme participar. Ya me había invitado otras veces el Demiurgo, pero escribo muy poco durante el año.
      Es cierto que Alicia da para todo (lo de Narnia también se me había ocurrido, pero era más complejo y recuerdo solamente la peli). Da hasta para hacerme zafar con el relatito.
      Besos

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  2. Bienvenido a los Jueves!!! Y que bueno que te hayas unido porque tu relato es genial, el final sorprende y tu forma de relatar las cosas genera imágenes y sensaciones.
    Me gustó mucho!!!
    Un abrazo.

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    1. Bueno, gracias por leer, Sindel. Espero participar alguna que otra vez más.
      Besos

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  3. Bienvenido a nuestros encuentros jueveros!...magnífica manera de comenzar con este impecable y creativo homenaje a aquella Alicia que nos ha hecho soñar desde niños!
    =)

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    1. Gracias, Neo, por la visita. Espero participar alguna que otra vez más.
      Besos

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  4. !Salve! bienvenido a lo juevero Oso, te sigo, nos vemos, eso espero.

    Un guiño al Platerito pero en conejo, te entiendo, estropeó el matear vacacional !animal! Conejito blanco peligroso, siempre con prisas y el reloj tic-tac, peor será tragarse el bebedizo, ¿qué prefieres, gigante o diminuto?
    Excelente inauguración juevera la tuya, nunca sobra recordar a Alicia, la maravillosa o a través del espejo, y lo hiciste con atmósfera, con ironía, te aplaudo. Saludos muchos.

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    1. Sí, me acordé de Platero enseguida (pero tuve que googlear la frase, porque no la recordaba de corrido).
      Gracias por la visita.
      Besos

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  5. Genial, el engarce entre realidad y fantasía está muy bueno.

    Amerita parte dos.
    Sería más que original: Ud. andando el mundo en versión bonsai,.. :D


    Besos.

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    1. Ja! Es ridícula la versión 1:1, no quiero imaginar la bonsai!
      De continuar se llamaría Aloso en el país de quién sabe qué. Mejor archivar, me parece.
      Besos!

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  6. Que cuento el de Alicia ! y como te las has ingeniado para traerlo al desayuno con conejo y todo. La fantasía de estos cuentos..me devuelven a la infancia más bonita. Gracias por hacerlo posible.
    Saludos Oso, y bienvenido a los jueves, nos leemos.

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    1. Gracias, Lucía. Espero colaborar más seguido.
      Y gracias por la visita.
      Besos

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  7. Está visto que el conejo fue más listo y se fue al pais de las maravillas.
    Muy divertido tu relato.
    Un abrazo

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    1. Así es, yo me quedé de este lado!
      Besos y gracias por pasar.

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  8. Bienvenido al mundo juevero!!!
    Que es tan adictivo como el mate, así que pasa uno que el conejo me ha dejado sin aliento.
    Buen relato, con genio.

    Un abrazo

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    1. Gracias, Cecy. Espero poder estar seguido los jueves.
      Besos

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  9. Lograste una verosimilitud, con eso del mate y de revolearle objetos al conejo. Cuando apareció Alicia pareció inevitable.

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    1. Y... de alguna forma tenía que cerrarlo, de lo contrario me quedaba persiguiendo al conejín, ja!
      Abrazo

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  10. ¡¡¡Que comience el cuento!!
    Ah, amigo, muy bonita tu contribución y el personaje elegido es también uno de mis favoritos por que demuestra la ansiedad de saber y descubrir cosas nuevas cuando se le sigue.

    Bravo por el relato, un placer.

    Un abrazo y tu cafelito. Prodígate, eres genial.

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    1. Gracias, amiga Censu. Alicia sugiere todo, todo eso.
      Besos

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  11. Qué buen debut! Realmente he disfrutado de tu relato segundo a segundo, todo el dinamismo que le has puesto a la mañana! Tanto que aspirabas a que fuera calma... y las intenciones se te fueron al garete! jaja! Mucho humor y ese toque de fantasía dado por el intruso del conejo... De mala y molesta que puedo ser a veces, te preguntaría si realmente era mate lo que estabas tomando... La verdad, lo he pasado genial con la lectura de tu relato. Espero seguir leyéndote!
    Besos!
    Gaby*

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    1. Creo que compré una yerba con alguna mezcla rara.
      Pensaba protestar en el almacén, pero tal vez me la quede!
      Besos

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  12. Hiciste magia y tu aporte resultó un mundo de sensaciones.

    saludos!!

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  13. Encantada de haberte conocido y bienvenido a la casa de los jueves.
    Me alegré de leerte , me ha encantado tu relato porque además de bien escrito, trata de un autor y una obra bien querida por mí.
    Me quedo por tu casa para seguir leyéndote con tranquilidad.

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    1. Gracias y bienvenida, Tracy! Alicia ha sido y es entrañable para muchos en muchas generaciones.
      Besos

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  14. Pienso que te resultó muy dificultoso tomar el mate pero en compensación a ese descalabro, tuviste la oportunidad de perseguir al conejito blanco. Lástima que no lo siguieras hasta alcanzarlo porque de seguro te hubiera llevado con él a su mundo de fantasía.
    Me ha gustado mucho leerte y deseo que te animes a participar con frecuencia en nuestra cita juevera.
    Un abrazo.

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    1. Me quedé a mitad de camino, pero quién sabe, tal vez algo me dejó!
      Abrazo

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  15. Bienvenido al grupo y por favor ven más!!!Me ha gustado tanto la descripción que has hecho de la "mateada" que me han dado ganas de probarla (cosa difícil por estos lares)., y la persecución del conejo no tiene desperdicio! Me has dejado con la intriga de saber que te pasó después de beberte la botellita.

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    1. Bueno, gracias, Charo. Ya intentaré participar, pero se me dificulta.
      Beso

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  16. Bienvenido a los jueves!!
    Ya nos habíamos leído en alguna ocasión por medio del Demiurgo :)
    Me encanta Alicia y me apasiona el personaje del conejo blanco y el sombrerero loco ni te cuento!!
    Genial tu relato!!
    A ver si nos acompañas en más ocasiones!!
    Besos!!

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  17. Bienvenido al grupo. Me gustó tu texto, es sencillo, una mezcla de fantasía y cotidianidad que lo hacen muy próximo y divertido.
    El mundo de los niños (y todos lo somos un poco) es mágico, todo cabe en ellos.
    Abrazos

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    1. Lo que queda de niño siempre quiere jugar. Un abrazo y gracias por venir.

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  18. ¡Qué genial! Ese enfado matinal a causa del conejo me resultó muy divertido y comprueba mi teoría de que a veces la cosa más impensada puede complicarnos el día. Una lectura muy entretenida.
    ¡Saludos!
    Jo

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    1. Así es, hasta no me parece descabellado que suceda.
      Besos y gracias por pasar

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  19. He acabado algo mareada con tanto animalico, pero me lo he pasado muy bien leyendote. Bienvenido. Besos.

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  20. Bienvenido, tu presentación me ha encantado, espero seguir leyéndote. Un besote

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