ETERNO RETORNO

Estas historias son como lanitas sueltas que la nona va ovillando en un bollito y una vez que adquiere volumen, las va desovillando para hacer algo con todas como si fueran una sola cosa. Así son estas narraciones, dichos, frases sueltas, conjeturas patinadas por una memoria tenue que -a veces- toman forma en la mano de quien las intenta reunir.

miércoles, 3 de junio de 2009

Son riesgos que se corren

Son riesgos que se corren. Alejandro (pongamos, para no incinerar) era el tipo más selectivo de la barra. La barra, una más de las que pululaban por Villa aquel tiempo, no dejaba sábado marcado en el almanaque sin partir en busca de mejor destino. Y el mejor destino estaba en los boliches de Arroyo Seco. Transitábamos años oscuros, complicados, no comprendíamos por qué la consigna era: "Toquen trompetas y matracas al compás, suenen los pitos y las palmas sin cesar; cantemos todos, la tristeza hay que olvidar, la vida pasa no te pongas a llorar. No te detengas y otra vez vuelve a reír, es mi país que ha comenzado a revivir, atrás quedaron la tristeza y el dolor, vuelven los días de dicha y felicidad" o algo así.

Crecíamos tomando como normal que te levante una razzia dada nuestra minoridad, que los milicos te traten como el culo o que no se pueda subir al colectivo en pantalones cortos...
Alejandro -el Fino-, decía, era el más selectivo. Hijo casi único de madre viuda, usaba billetera. Eso lo convertía en un personaje que la abría con ostentación mostrando siempre cinco o diez veces más recursos que yo, que laburaba. Obviamente, poco gastaba. No fumaba, se compraba pilchas de marca y de vez en cuando se le caía una cerveza con los amigos. El espíritu de la barra, en general , era distinto. El primero que tenía un mango se pagaba una picada o la vuelta de cerveza o los simpáticos seven up con gin o con bitter (¡con una medida, Chiche!). El Fino, que no sabía lo que era esforzarse, jamás.

Sin embargo, nos hicimos amigos. No era mal tipo, sólo un poco quisquilloso. Lo aceptábamos, porque en las barras no se buscan amigos perfectos, se los busca amigos. De tal manera que vago, amarrete, egoísta, o todo junto hay en cualquier barra.

Íbamos a rejuntarnos en el centro para tomar el Tirsa que nos dejaba en Arroyo. Si las paradas estaban muy llenas acometíamos sin chistar el trabajo de caminar unas cuadras más hasta casi asegurarnos de encontrar asiento, porque medio Villa se las tomaba a Arroyo. Si el Tirsa nos sorprendía entre dos paradas, la técnica adecuada era correr desaforados en sentido contrario, para apiadar al colectivero y así tal vez nos levantaba igual. Los tirsas venían con guardas que siempre eran tipos grandes -tal vez exchoferes- de los cuales conocíamos dos que eran casi casi personas.

El Fino odiaba las fotos beatles, renegaba de la música que escuchábamos o que ponían en los boliches. Nunca nada era mejor que lo que no había, para él. Casi no sacaba a bailar, eran todas demasiado feas, o demasiado petisas, o demasiado morochas, o demasiado mal vestidas. Y tenía la rara virtud, las pocas veces que bailaba, de que si suponía que la muchachita no estaba a la altura de su alcurnia, huir de la pista dejándola solita mi alma. Hasta llegó a espetarle a alguna niña poco agraciada el puñal de la frase matadora: Sos más fea que la mierda.

Pero, son riesgos que se corren, una madrugada, ya intentando vernos para emprender la vuelta en patota, lo encontré sentado en uno de los muritos que separaban la pista, con los ojos movedizos. No había bailado todavía, como casi siempre. En el otro murito, que decoraba la entrada de la pista había una chica. Anteojos grandes, peinado nulo, formas generosas pero con menos gracia que obsesión con la que le clavaba los ojos al Fino. Y el Fino, juzgando más por las superficies que lo llamaban que por lo tentador de la damita, más por el bultoso contenido de ese enterizo leopardo ridículo que por su prejuicio -el que lo hubiera llevado a poner los pies en polvorosa en otro momento-, me preguntó: ¿Y si saco a la fiera esa?, como disculpándose por tal atrocidad y enseguida: Soy capaz de meterle mano... Y fue.

Son riesgos que se corren. Creo que tuvo dos hijos o más con la fiera esa. Se casó. Se fue a vivir al interior de la provincia. La última vez que lo vi, me la presentó como mi esposa y yo, haciéndome el sota, luego del saludo formal le mandé: ¿Dónde conociste al aparato de Alejandro? ¿Tal mal estabas como para casarte con él? Y ella, muy suelta de cuerpo, descerrajó: Son riesgos que se corren...

25 comentarios:

  1. De los que a mi me fascinan don Oso, con ese escenario tan nuestro, con esas cosas que conocemos por vivir acá y que nos llegan bien profundo. Excelente, porque la historia se mueve por si sola, y tiene un desenlace sensacional. Además, es genial como se describe desde el ambiente de la época hasta las amistades, y sin necesidad de extenderse durante páginas para tal cometido.
    Extrañaba los relatos de Villa, me alegra un montón estar leyendo uno nuevo.
    Saludos!!!

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  2. Comentario aparte... era medio Pepe Cortisona el "Alejandro"? Por la fotito digo.

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  3. Divertido el cuento pero no deja de ser real. Conozco un par de casos, donde el se reia mucho de ella, y se termino casando con ella al final.

    Nunca se sabe, asi que cuando uno quiere abrir la boca, mejor cerrarla por las dudas.

    :)

    Saludos, entretenido blog

    Petra

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  4. Ja! Me gusto muchísimo :-)
    Todavía, mis amigos no se casaron, pero sí, he observado otras contradicciones de este tipo.

    Saludos!

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  5. querido oso, el neto me afanó las palabras, coincido con él y con muchos que andabamos extrañando estos relatos "locales" por llamarlos de alguna manera, aunque lo tuyo es universal!; jeje, realmente uno se siente mas cerca de casa leyendo estas cosas, salvando las diferencias de épocas y riesgos que se corrían y aún se corren en cierta medida, los personajes son todos tan conocidos que hasta me da piel de gallina, quién no tuvo un pepe cortisona en su barra? jaja, genial oso,un placer leerte y sentirte acá al lado casi cebando un amargo!
    segunda vez q pido q este blog cebe mates, para cuando este avance tecnológico? vamos google ponete las pilas!

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  6. jajaja, ainsss Oso...si es que tienes una forma de expresarlo que quien no lo haya vivido lo vive, fijo!! jajaja, me gustó todo pero quiero resaltar esa última pregunta.. ¿Dónde conociste el aparato de Alejandro? jajjaja

    Un besote grandote...eres genial

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  7. JAJAJAJAA
    ME ENCANTÓ EL COMENTARIO DE SENSACIONES !!!!

    Aquí por mi ciudad andan varios de esos Alejandros,pero si éllos terminan viviendo felices....

    Deayuno y risas...
    Buena combinación.
    BESOS

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  8. Ilustración correspondiente y universal de Pepe Cortisona, marco ideal para el relato.
    Eso le pasa por tener la lengua más rápida que el cerebro.
    Pasa más seguido de lo que uno cree ¿eh?
    "Son riesgos que se corren". Capaz el trajecito de leopardo funciona después de todo.
    Besos.

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  9. Interesante relato, de la situación ja no puedo decir mucho, no vivi ni soy de esa generación asi que no se como se siente o se disfruta eso de la barra de amigos y las salidas y todo lo que ocurriía por esa etapa; pero amigo si puedo decirle el bello mensaje que deja, y las hermosas entrelineas bien dibujadas....
    Usted sabe muy bien armar estructuras muy bien explayadas y llegan como una linda moraleja de la vida.
    (riesgos que se corren...)
    cariños!!!
    pibe....
    muakkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkk

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  10. :D síiiiii, estos escritos me gustan a mí también!
    y me gusta que tu blog se muestre amable y me deje firmar tranquila

    me tengo que ir a la facu :S bu
    me fugooo
    un besoo
    ni

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  11. Muy bueno oso! Una linda historia de la vida real...

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  12. hola "oso" pasaba por aquí, y me detuve a leer, me divertí bastante. todo es muy real, porque en todos lados, hay y habrá un personaje de éstos. frecuento los kapasulinos, buena gente- besos

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  13. naaaaaaaaaa! jajajajja!
    de esos Alejandros conozco variosssss
    pero suelen quedarse con buenas mujeres, no seran de lo mejor en apariencia pero la felicidad no esta en lo que uno viste y calza no?
    tampoco en lo físico
    sino en el tamaño del corazón♥

    Besos apasionadossss Oso♥♥

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  14. Que epocas aquellas, me gusto la historia y me trajiste algun que otro recuerdo, gracias.
    Un beso,Tere.

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  15. Oso ese es el destino de los Alejandros, nunca, pero nuca van a terminar de la forma en que se sospechaba.
    Los hay en todas las barras (en la mia se hizo gay, bue' era insospechado).



    Besos y abrazos amigo.
    Finde largo en Rosario, asadito?????

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  16. Oso, buena historia aparentemente real. Me mató la imagen de Pepe Cortisona! jaja Un abrazo

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  17. JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!
    ESPECTACULAR!
    De esas historias sobran...sobre todo cuando se ven esas parejas tannnnn desparejas!
    Sin embargo siempre hay un roto para un descosido, eso dicen!

    Te felicito!

    =) HUMO

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  18. No pude menos que recorrer con vos un poco de historia de aquellos tiempos, en otro pueblo, lejos, pero con esas cosas comunes. Sentí nostalgia y hasta pude ver al fino y a vos vestidos para la salida.
    Morí imaginando a tu amigo diciéendole a la muchachita lo fea que era y volví a encontrarme a través de lo realista de tu texto con algúna fina de mi pueblo, casada y acorazada con el mas feo de aquel momento.
    También tu sello Don Oso, maravilloso siempre.

    Me sumo a tu homenaje al héroe de Tiananmen. Habla de vos, no solo tu llanto, también el haberlo traído.
    Un gran abrazo

    Magah

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  19. Jaaa!!!...

    Yo conozco uno que después de muchos años, todavía se está arrepintiendo...
    Me encantó, MUY BUENO!!!

    BESOTES

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  25. La canción que comentaste se llamaba "Es tiempo de alegrarnos" de Shériko
    :)
    Hoy sigue grabando y produciendo discos y volvió a grabar su éxito

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