al amigo borrado
Sentado, el viento despeina los fresnos.
Lleva y trae secretos del presente que no huye
jamás de tu mirada.
Sentado, el sol sale sobre tu hombro;
admirando tu propia sombra que se acorta
y se resume en nada al mediodía obsceno
que te desnuda, especulas brillos.
Tenue es la esperanza que no hay,
frágil el desamparo de tus miembros,
inútil tu soy, pero no siempre,
de delgada presencia ensimismada.
Sentado, no ves la flor en la mano tendida,
ni el vapor que sube de la hornalla,
ni el olvido al que te condenas,
ves tu sombra, sólo tu sombra recortada.
No hay cálido abrazo ni ceniza
de fuego compartido atizado
por tu silueta esquiva de altibajos
ni fantasma errante que te lleve
por mundos sutiles al ocaso.
(Importado de El Hueco del Vermis, 31/01/08)
Si al decir ausente hablás de la muerte, tu poema me ha llegado al corazón, como bala de plata.
ResponderBorrarAún así, en mi agonía, me alcanza el tiempo para decirte PRECIOSOS VERSOS.
Un saludo OSO.