ETERNO RETORNO

Estas historias son como lanitas sueltas que la nona va ovillando en un bollito y una vez que adquiere volumen, las va desovillando para hacer algo con todas como si fueran una sola cosa. Así son estas narraciones, dichos, frases sueltas, conjeturas patinadas por una memoria tenue que -a veces- toman forma en la mano de quien las intenta reunir.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Los casos de Leo. Caso V Escena 3 Río

Quien se disponga a leer esta entrada debe saber que la misma
 es continuación de Los casos de Leo. Caso V Escena 2 Río
atenerse a las atroces consecuencias de leer este intrincado 
texto sin siquiera tener idea de dónde cuernos procede...

Trabajosamente los intrépidos Leo, Ignacio y Kevin rescatan a una preciosura voladora que dice llamarse Regina Clámor y huyó de un comando policial durante un confuso evento del casting Cien Estrellas. La encontraron mientras seguían una curiosa pista: arroyo, tiro, sien, cayó, grave. Para proteger a la chillante mujer reman a toda velocidad arroyo abajo. Entretanto, el agudo detective Leo Damier asegura a sus ayudantes que las cosas se relacionan aunque no sabe muy bien cómo.

- Ay, Leo, cómo me gusta ver remar a Ignacio... Se le marcan los músculos y me pone tannn... tannn...
- Y se le marca la chopera también al macaco.
- ¿Zelozo, Evin?
- Por favor, no sigan con sus infantilidades. No me permiten pensar, tiene que haber una lógica en este caso tan intrincado, quiero llegar al meollo...
- Do ze haga nproblema, jefe, haga or el ostadito total Nregina do mira. El anroyo ze lleva todo.
- Enmudece, calabaza. Escuchen: se me ocurre que el mensaje que dio el tipo de la lancha puede interpretarse como...
- ¡Aaaaaayyyyy! ¡Aaayyyy!
- Uf... ¡empezamos otra vez! ¿Qué le pasa, Regina?
- ¡Allá! ¡Entre esos camalotes hay un cadáver!
- Ah, lo veo... Pero... ¿cómo sabe que es un cadáver? Podría ser otra cosa...
- A menos que las palometas se coman a un tipo vivo y no chille, me parece que la voladora tiene razón, jefecito.
- Mmmm... bue... vayamos.
- ¿Zerá el del tiro en la zien, jefe?
- Veremos, parece probable. ¡Más rápido esos remos!
- ¡Aaayyyy! ¡Nooooo! 
- ¿No qué?
- ¡No vayamos! ¡Me da impresión! 
- ¿El muerto?
- No, las palometas... ¡Cuántas palometas! ¡Qué asco!
- Ya casi estamos. Parece tener un tiro en la cabeza.
- ¡Or fin amarezió el dijunto! ¡E denía mal ezte mizterio!
- Sí, jefecito, ahora todo tiene sentido. Este es el herido de un tiro en la sien del que hablaba el de la lancha, ya no está grave. Palmó.
- Bien, vamos a darlo vuelta con los remos. Ignacio, por la derecha, yo de este lado y... ¡¡A la marosca!! 
- ¿E aza, jefe?
- ¡¿No se dan cuenta?! ¡No es este el del tiro en la sien..!
- ¡No me niga e murió e un infanto, jefe!
- No, batata, te estoy diciendo que si el tipo de la lancha hacía señas de un herido por un tiro en la sien no se refería a este tipo.
- ¿Por qué lo dice, jefecito?
- ¡Porque este es el tipo de la lancha, el que dio aviso! ¿No lo reconocen?
- ¡E lo nretiró e laz pataz, jefe! ¡Iene nrazón!
- Cada vez me convenzo más de que trabajamos sobre un supuesto erróneo. Encima ya no le podemos sacar información a este tipo.
- ¿Se habrá suicidado, jefecito?
- Todo puede ser, pero en principio diría que no, es poco elegante suicidarse en un recodo del arroyo para convertirse de inmediato en alimento balanceado para palometas famélicas.
- ¿E hazemoz on el dijunto, jefe?
- Mmmm, no creo que podamos llevarlo con nosotros. Vamos con el espacio justo, además a Regina no creo que le agrade bogar por el arroyo al lado de un tipo con la cabeza reventada y mordido hasta los codos por las palometas. ¿Cierto, Regina?
- Ah, pensé que se habían olvidado de mí. ¿Así que ustedes son detectives?
- Sí, claro...
- Zí, onvio...
- Ah, veo... ¿Y no piensan preguntarme si conozco a este desgraciado?
- Grap, estemmm, sí, claro, claro... ¿Conoce usted a este occiso?
- No.

Entretando en la isla la agraciada novata Inés Perta entrega su piel a Febo, que se empecina en pintarle cobres. Trata de no pensar en nada, como en los tiempos en que no conocía a Leo e Ignacio, pero ya no es la misma muchachita ingenua que ingresó a la fuerza con el único conocimiento policial de novelas clase g. El caso de su tío, el senador que curraba con la venta de tierras a poderosos extranjeros, el arriesgar su vida en San Bernardo, el tortuoso caso del sordo Eloy do Ceroso y los manejos en que la superioridad decidió dejar en la nada la investigación fueron demasiadas presiones y tormentas que capear en muy poco tiempo. Metros arriba el Principal no le quita los ojos de encima e intenta sacar conversación para congraciarse con la muchachita que apenas lo registra.
- Tardan bastante, ¿cierto?
- Me preocupa, señor, no vuelven y no tenemos noticia...
- ¿Señor? Cht, cht, así no. Llámeme por mi nombre, Inés.
- ¿Usted se llama Inés?
- Jaja, es graciosa cuando quiere. Lo diré al revés.
- ¿Haciendo la vertical? A su edad, puede que...
- ¡Nada de eso! Con al revés quise decir: Inés, llámeme por mi nombre.
- Ahp... Pero no sé su nombre. Leo me dijo que debo llamarlo señor Principal o señor a secas.
- Jijiji, este Leo siempre tan correcto. Le diré mi nombre Esteban. Esteban Anón.
- Mmmm, sugerente...
- No, mi cargo es Principal, no subgerente.
- Ehhh, sí, lo sabía...
- Usted es una muchacha que debe aprender mucho todavía... De la vida, de los dolores y placeres que este mundo nos prodiga, y...
- ¡Qué poético! ¿Gelman?
- Gracias, prefiero los sandwiches con mostaza.
- ¿Sabines?
- Savora, por favor.
- Ay, señor, usted es muy gracioso.
- Esteban...
- Sí, perdón, Esteban. A propósito, me preocupa que tarden tanto. En un rato va a empezar a oscurecer y...
- Óptimo.
- ¿Cómo óptimo? Pueden estar corriendo peligro.
- Ejem, usted sabe bien que el detective Damier sabe desenvolverse en situaciones difíciles. En cambio usted está totalmente protegida en mis brazos.
- ¿En sus brazos? Si aquí no pasa nada...
- Uno nunca sabe, pequeña. A propósito, debería distribuir mejor ese bronceador en tu espalda, te estás tostando desparejo, es una pena...
- ¡Ay, qué horror! ¿Me ayuda, señ..., digo... Esteban?
- Cómo no, puedes contar conmigo para cualquier necesidad. Por ejemplo, ponerte correctamente el bronceador. Verás que tengo manos mágicas y...
- ¡Ayyy, me encantan los trucos de magia! ¿Sabe alguno con cartas?

En el arroyo...
- Bien, no lo conoce. A otra cosa...
- Perdón, quise decir que no sé quién es. Pero lo he visto en la finca, incluso he hablado con él.
- La escucho.
- Lo sé.
- Quiero decir que me cuente todo lo que habló con este hombre o en qué lo vio. No tenemos el tiempo del mundo, como verá está atardeciendo.
- Ah, creo que es el encargado de grabaciones del casting. Cuando uno de los participantes dejó de cantar, discutió fuertemente con uno de los empresarios antes de que llegue la policía.
- Bueno, bueno, parece que todo se encadena, encaja. Por lo menos sabemos a qué se refiere la loca conversación de señas. Lo que no sabemos son los detalles de las supuestas triquiñuelas entre empresarios y policía en la finca. Y tampoco quién reprobó Lengua y Literatura del secundario...
- Jajajaj, ze ve que Evin abrobó mastante mien, jefe...
- Ya tenía que meterse el cromagnon anacrónico...
- ¡Basta de sandeces! Al menos tengo las claves del mensaje en clave con que nos clavaron en este caso...
- Azí, me usta, jefe, e onzerve el numor... los juecos e palabraz zon mi juerte...
- Se nota, se nota, australopitecus... A todo esto, jefecito, ¿qué tiene que ver Lengua y Literatura con esto?
- ¿Recuerdan tiro, arroyo, sien, grave, cayó?
- Mor zupuezto. Or ezo ezdamos acá...
- Bien. De eso se trata. Paso a explicarles...



continúa y finaliza en la próxima entrada

12 comentarios:

  1. No sé si tenés planteado el final, pero se me ocurrió algo.

    El encargado de grabaciones del casting tenía evidencias contra esos supuestos policías, quienes sabían de su debilidad por la mujeres, como Regina. Y también algo de éxito con ellas, tanto para que ellas se metieran en temas peligrosas por él. Lo de desnudar a las mujeres, no sólo por razones obvias, sino para ver si tenían entre sus ropas alguna evidencia, algún documento, entregado por él. Se me ocurre que puede tratarse de un pendrive hermeticamente protegido, oculto entre las extensiones de Regina Clámor. Claro que puede estar codficado y que la clave la conozca Inés Perta. Por tratarse del devorado por las palometas, uno de los ex de la joven policía. Por tener debilidades por mujeres como Inés Perta y Regina Clámor. Es que estaría bien que tuvieran una escena juntas. Una puede ser una fan de las películas de la otra.

    Tal vez las dos sean menos indefensas de lo que parecen.

    http://2mswhispers.blogspot.com.ar/2014/07/relato-juevero-reinas-del-grito.html

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    1. Buenísimas ideas. En parte lo tengo pensado, pero habrá algún saqueo a tus propuestas.
      No tenía en mente que se conocieran en esta historia, pero puede suceder.
      Buen blog para volver a leer!
      Abrazo!

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  2. Ah, te fuiste a la pausa, lo cortaste justo ahora que empezaba a entender por donde venía el meollo... jaja
    Cada día me cae mejor Ignacio.
    Esta historia me recordó un compañero de laburo entrerriano, muy preocupado por las mordeduras de palometas en verano, que de tanto repetir su preocupación en el asunto le quedó el simpático apodo de "El Palometa".
    Esperaremos el final
    Abrazo Cuervo!

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    1. Bueno, típico de los entrerrianos de la zona de islas. Los santafesinos somos al revés, no les damos bola y después lloramos.
      Ignacio es lo más.
      Abrazo subcampeón!!!

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  3. Por casualidad encontré tu blog después de tanto tiempo.
    Te dejo un abrazo con cariño.
    mar

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    1. Hola, Mar, ¿cómo estás? ¡Tanto tiempo! Bienvenida de nuevo, espero te sientas a gusto.
      Besos

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  4. De casualidad te he encontrado
    me gusta lo que dices

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    1. Hola, Reco, bueno llegaste justo en una historia empezada. Ya estoy visitando tu blog.
      Besos

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  5. Se esta poniendo difícil el caso. Dejaste a Ines con ese pícaro de Esteban y puede suceder cualquier coa, ahora mientras leía pensaba, ¿Cómo van a sacar al finado del río?

    Demasiadas preguntas, espero ver qué sigue. Esta interesante la historia.

    marirosa

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    1. Jajjaaj, me había olvidado que el finado quedó en el río. Gracias, veo qué hacemos con el difunto.
      Besos

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  6. "...- ¡Qué poético! ¿Gelman?
    - Gracias, prefiero los sandwiches con mostaza...."

    Muy buena, realmente me divierte mucho esta historia , lástima lo del cadáver mordido por las palometas jeje.
    Que nos depararan estas claves? Promete gran-final-gran.
    Excelente don Oso como siempre, espero que el desenlace no se haga rogar y llegue pronto.

    Lo besoabrazo y que tenga lindo finde.
    REM

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    1. Ufff, se me alarga la cosa entre el poco tiempo y las pocas ideas. Pero bueno, a algún lado llegaremos, dijo Colón.
      Besos!!

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