ETERNO RETORNO

Estas historias son como lanitas sueltas que la nona va ovillando en un bollito y una vez que adquiere volumen, las va desovillando para hacer algo con todas como si fueran una sola cosa. Así son estas narraciones, dichos, frases sueltas, conjeturas patinadas por una memoria tenue que -a veces- toman forma en la mano de quien las intenta reunir.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Antes de irte


-Antes de irte, dejame el libro ahí-, dijo ella señalando el mueblecito del rincón.
No lo podía creer, hora de despedidas, del nunca más, de la bola de trapo en la garganta… ¡y ella acordándose del libro!
El segundo que duró todo fue muchos segundos. Porque en él estaba la firma de lo definitivo, pensó. Del mismo modo apasionado en que intercambiaban opiniones se habían prodigado ayer las caricias del encuentro. Pero pedirle el libro, era más de lo que podía esperar.

Él
La fugaz pero nítida secuencia del primer día. El amarillento ómnibus volviendo desde Rosario repleto de estudiantes. Apretujones, cómo se le iba a ocurrir subirse en zona sur. Se maldecía por no haber ido a la Terminal o al menos a calle San Luis, última esperanza de conseguir asiento, hacerse el dormido con los auriculares atribulados por Las Pastillas y llegar indemne a Villa.
El ajado portafolios como escudo de choque también sirvió –en el fragor del avance por el inhóspito pasillo- para arrancarle el libro de las manos a ella, que intentaba fijar la vista con denuedo. Fue a parar al piso de goma, alfombrado por el testimonio de la llovizna de la tarde de viernes.
Perdón, no quise, qué bestia, se te cayó, disculpame, se manchó, me matás y la consabida sarta de cuentas de disculpas engarzadas en un hilo de voz agitada a punto de deshacerse.
Hasta que vio sus ojos.

Ella
Amaba ese libro. No era la primera lectura, era quizás la tercera, descontando la búsqueda de citas y parrafadas antológicas. Desde la frase introductoria “La superstición trae mala suerte” quedó prendada. Fue todo un desafío. Seguir la escritura del alarde de erudición que tenía entre manos acarreaba una serie de afrentas que la ponían en excitante tensión. Se maravillaba a cada página como el gato enamorado del revoloteo de una mariposa. Sus ojos bailoteaban y tamborileaban sobre las cortas líneas de la edición de bolsillo. Pero tuvo que subir el del portafolios, incomodar a todos y golpear el libro…
Él intentó disculparse casi haciendo pucheritos, con reverencia y con la boca sin cerrar nunca del asombro. El largo trayecto hasta Fighiera, cuando se sentó a su lado, fue un continuo concierto de reojos.
Entonces fue cuando le preguntó por el libro.


Ella y él
-Extraño título… ¿de qué se trata? -lanzó él entrecortando las palabras.
-¿Cómo te explico..? Podría decirte que son tres tipos que urden una inventada conspiración histórica y termina siendo una pesadilla, ya que mucha gente se la cree. -El acento dubitativo de ella lo animó a seguir preguntando.
-¿Cómo una especie de religión?
- No, no, más vale termina siendo un tratado que desenmascara los grupos esotéricos y pone en tela de juicio el papel de las religiones.
- Ah, como el Código Da Vinci,- simplificó.
- No, nada que ver.
- Ah.- Y no se atrevió a preguntar más, rumiando las palabras que ella había soltado con ese particular interés que manifestaba.
El ómnibus había sorteado la carrera de obstáculos entre Empalme y Villa. Ella empezó a acomodar sus cosas como para dar a entender que pronto se bajaría, aunque no le incomodaba su presencia. Él se turbó ante esa gesticulación un poco exagerada. Esos ojos y ese libro no podían perderse en una esquina ni desvanecerse en un chau resonando como adiós.
- ¿Me lo prestás? -lanzó como el chico que apedrea un vidrio vecino a punto de salir corriendo.
- …
Se disculpó como pudo. Ella sopesó la situación, convenciéndose luego de que bien valía arriesgar el libro. Se lo dio mientras hacía ademán de pararse, pero él se atropelló en pararse también. Conversaron dos cuadras hasta que anudaron más encuentros.

Ella sin él
- Antes de irte, dejame el libro ahí -dijo ella señalando el mueblecito del rincón.
- Cuando falla la religión, queda el arte, -suspiró él al fin- ¿dónde quedaron nuestros planes?
- Vivís como si existiese un plan. Creés que existe un secreto y por eso te sentís un iniciado. Te sale gratis, -se lamentó ella.
- Soy demasiado celoso, ¿y qué? ¿No puedo sentirme molesto acaso? Tu vida social…
- ¿Mi vida social? ¿No te di mi cuerpo y mi alma en todo momento?
- Sí, pero…, -balbuceó él.
- ¿Comprendiste?
- Sí.
- Deberías estar en paz entonces, Pim.
El choque del libro contra el piso se oyó al unísono con la puerta. Desde abajo, por el cuadrado de la foto del envés, un rostro barbado la miraba indolente.


Este es el otro relato seleccionado para el XII Encuentro... en el rubro Narrativa Breve. Es probable que quien no tenga noticias del libro al que se hace referencia no alcance a capturar buena parte del último "Ella sin él". Perdón, pero no supe hacerlo entendible para todos.
Por supuesto, si te interesa saber de que´libro se trata (en caso de que no lo conozcas), lo vas a tener que mínimamente rastrear en algún buscador internético.

6 comentarios:

  1. Estupendo Oso, ya me habías contado la idea tomando mates, hace un mes, pero la forma en que la desarrollaste va más allá, la narrativa ,es magnífica. Uno más para ese futuro libro que algún con seguridad saldrá con tus relatos "tan de acá".
    Un abrazo!!!!

    ResponderBorrar
  2. Sin querer queriendo, tenemos un anexo novelado y contemporáneo del ¨Péndulo ...¨

    Siempre para bien, por aquí abundan los ecos de Eco.

    Un beso

    SIL

    ResponderBorrar
  3. Un poco, solo un poco, me hizo acordar al encendedor que identificaba el matrimonio de Mariana y Jose Claudio en "Los pocillos de cafe" (Benedetti)
    Si bien el libro no se gasta
    y aca no hay cuñado (jajaja)
    la narrativa que usted impLementò esta MUY buena
    eso se siente
    gracias a los elementos qu crea el autor
    porque uno/a puede imaginarse el lugar, el mueblecito y hasta los gestos

    usted es otro GENIO♥

    Un beso GRANDE♥

    ResponderBorrar
  4. Me atrapó tu texto y me picó la curiosidad… ;-)

    Un placer leerte en la sobremesa del sábado mientras tomo el té…

    Muackss!!

    ResponderBorrar
  5. NETO:
    Medio que lo terminé distinto después pero bueno, la idea fue.

    SIL:
    Un anexito, digamos más bien. Bueno, es un escritor que me gusta mucho (como escribe, entiéndase)...

    PASSION:
    Rebienvenida al ranchito. Lo tengo un poco abandonado, vio, pero en pie.

    GINEBRA:
    Buen momento para leer desvaríos, Gin.


    Gracias, gente linda.

    ResponderBorrar
  6. Que bueno que te quedo el relato de la antologia de Poetas y Narradores.
    La verdad es que me gusto muchisimo.

    ResponderBorrar

Dale sin piedad...