Empezó a sospechar cuando cayó en la cuenta de que nadie tomaba en serio sus afirmaciones.
Lentamente fue descubriendo o, mejor dicho, dándose cuenta de que su forma de pronunciar las palabras era diferente a la del resto.
Era el último en terminar de almorzar y el que tenía que lavar los platos. Claro, clarísimo, sus hermanos iban a la escuela.
No guardaba recelo ni antipatías, pero lo descolocaba percibir evidencias de que no era como los demás. Creyó comprender que había chistes que no entendía, pero sí lo hacían otros más chicos que él.
Quedaba para lo último en la pisadita para elegir jugadores. Y si el número era impar y el partido se desequilibraba, era el que pasaba para el equipo que perdía. Moneda de cambio de un centavo, daba lo mismo donde se lo ponía. Y eso lo empezó a aterrar. Comprender que no era nadie, o más bien, que era una carga.
Largos llantos de su madre encerrada en su habitación nombrándolo. De alguna manera se había convertido en la causa de infelicidad de quienes lo rodeaban. Y ahora se daba cuenta. Ahora.
Entrevió la dicha del rostro de los demás cuando jugaban al truco, a la escoba, cuando leían cuentos, cuando hacían juegos de palabras. Todo lo había intentado, pero se revelaban esquivas e intrincadas para sí las tareas que a otros les resultaban casi triviales.
Pensó en la muerte. Esa salida rápida. Esa puerta de emergencia ante el desastre de todos los días. El abismo de una vez ante los pozos de todos los días. El paso al nunca más ser ante el casi no ser de todos los días.
Pero no pudo.
Volvió a pensar en la muerte. La de los demás. La de los de las risitas de reojo. La de los pibes, que elegían siempre a otro. La de su madre, que sufría sin sentido. La de sus hermanos, que se mufaban por su lentitud.
Pero era quedarse solo, más solo que hasta ahora. Más solo que en la propia muerte.
Ovillando odio y desesperación se preguntó una y otra vez qué hacer. Pero las razones se evaporaban cuando quería atraparlas. Se quedaba siempre a mitad de camino del razonamiento, con decisiones a nunca tomar.
Entonces se convenció de que tenía que prepararse como para un salto. Sin saber para qué, acarició la idea. Saltar. Alto. Lejos. Dar ese salto que a nadie había visto dar. Lo investía de orgullo un heroísmo que todavía no había demostrado. Pero tenía que tomar carrera.
Su tonta sonrisa de presentación iba trocando por una de satisfacción. Tenía una idea clara. Era todo. Pero era suya.
Hasta que respiró profundo un día. Se levantó antes que nadie. La madre lo saludó como siempre, entrecortando el beso con un suspiro, y se fue a trabajar. Esperó paciente a que despierten sus hermanos.
Les preparó el desayuno. Mientras lo devoraban sin prestarle atención, juntó fuerzas, cerró los ojos para darse ánimo, tomó carrera y les dijo: -Escuchen, ¿quién de los dos me enseña a leer?
[Publicado tambien en Villeraturas, 02/09/09]
Mire Don Oso, dicen que el que avisa no traiciona, pero al final, logró doblarme de rodillas.
ResponderBorrarSu cuento me puso de sobreaviso, casi desde las primeras líneas, que por su tema el mismo sería de dificil digestíón y lacrimógeno, pero nunca esperé ese final.
Estoy moqueando a mares. Me puse a pensar si los que tenemos hijos somos mas sensibles a estos niños distintos. Me puse a pensar en ellos, a recordarlos, he trabajado con ellos por mi profesión, pero mi bajo umbral de angustia, me llevó a determinar que no podía hacerlo bien, que hay quienes pueden hacerlo maravillosamente. Yo no pude.
Tan hermoso su cuento, que me animo a pedirle que lo continué, este niño debiera tener nombre, y convertirse en nuestro maestro.
Admirable siempre Don Oso, hoy lo aplaudo particularmente.
Un abrazo ENORME.
MAGAH
TU RELATO DE HOY, SÍ QUE PODRÍA ENTRAR EN EL RUBRO:
ResponderBorrar¨MENSAJES DEL ALMA¨
/¨ Qué dignidad tan grande la de creer siempre en la vida,
con sólo ver una flor brotando entre las ruinas...´/
Y podría ser un aporte de oro para una cruzada maravillosa como Mundo Alas ... no lo pensaste ??
Yo me animaría a mandarlo...
;)
Besos.
mis aplausos de pié!
ResponderBorrarclap,clap,clap!!!!!!!
Nunca esperé ese final!
Le confieso que me emocioné muchísimo con su relato
una de las tantas historias que, como pocas, tiene un nuevo re-comenzar
Realmente este ser sorprende
su fortaleza me llegó hasta los huesos
y no es poco!
Usted es maravilloso escribiendo♥♥
ME ENCANTÓ
SÉPALO!
me tocaste fondo...y hoy más...
ResponderBorrargracias por la lección...y con lágrimas en los ojos aprendiendo a ser humilde y reconocer...pedir ayuda
gracias!!
mil BESOSOS....
MAGAH: Un tema difícil, es cierto. Se me hace que cuánto más sabemos, más complicados nos ponemos. Más de uno de estos chicos que parecen no comprender el mundo que los rodea, comprenden mucho mejor que el resto las cuestiones esenciales.
ResponderBorrarA mí también me conmueve, pero de golpe me vi en la necesidad de escribir algo así.
SIL: Yo no me animo, por supuesto. Como siempre me pasa, no me parece a la altura. Hay cosas más ricas y mejores sin duda. Esto salió sin darle muchas vueltas, sino no me hubiera puesto a hacerlo.
Igual te agradezco tu apoyo sin par.
PASSION: Hay gente con fortaleza, con valentía, con ganas de mejorar-se y mejorar el mundo. Lástima que no estén en la superficie. Gracias por tu inmensa sensibilidad.
SENSACIONES: Ser humilde y reconocer que se necesita ayuda... Qué tema, ¿no? Cuánto tenemos que aprender.
Gracias por tomar carrera y leer...
Te felicito por la sensibilidad, muy emotivo.
ResponderBorrarbesos y amor
je
Esto es una obra de arte...
ResponderBorrarCómo lanzas y cómo llega !
Un abrazo,
Muy bueno, muy emotivo final, creo que estamos tan naturalizados con ciertas cosas que nos sorprende pensar que aún hay gente analfabeta... pero sí, la hay, y por suerte hay gente que no lo olvida y contribuye para que todos sepan leer y escribir...
ResponderBorrarabrazo, Oso docente
Sinceramente espere un final que nunca llego... pero me sorprendi en este final... me hizo "click" el alma... me gusto mucho Oso, gracias por sorprenderme!
ResponderBorrarSEDE: Gracias y siempre bienvenida.
ResponderBorrarTITO: Agradecido por tus palabras, oso decir que exageras...
GALÁN: Si se puede dar una mano o sensibilizar a alguien, por qué no hacerlo. ¿No?
LISANDRO: Un final peor estuvo a punto de surgir, pero me salió éste.
A ver...déjeme pensar si encuentro las palabras que quiero decirle...pucha ! no me sale pero es algo así como que cada quien puede dar solo lo que tiene adentro y por ese motivo "pensó" un final y le salió éste otro ....maravilloso, aleccionador, gigante...
ResponderBorrarBello realmente bello.
Un abrazo.
Oso, te escribo lo mismo que en Villeraturas ante este ENORME relato:
ResponderBorrarExcelente y con signos! Es maravilloso este relato, porque nos lleva de la mano de este muchacho, nos hace sentir sus pesares, la indiferencia que sufre y cuando nosotros lectores ya tiramos la toalla y le decimos "si pibe, dale, tirate de algún lado, que esto no vale la pena", el pibe nos demuestra que tiene mucha más voluntad que cualquiera y toma el camino más difícil y no el atajo más fácil.
Hermoso texto Oso, realmente, un lujo.
Y NO DEJES DE HACERLO, SUPISTE CAPTAR Y TRANSMITIR LA ESCENCIA.
ResponderBorrarUN ABRAZO
Ajjj, me dolió.
ResponderBorrarBesos.
Fuerte, triste... pero lleno de esperanzas.
ResponderBorrarEl mensaje que tiene es maravilloso.
Uiii... Me tocó hasta allá adentro Oso!!!
ResponderBorrarEs increiblemente bella tu escritura!!!
Muy buen cuentoooo... y me mató ese final...
Besitos miles con una lágrima rodando en mi mejilla... Te quiero!
Final asaltante, inesperado, genial historia. Me quedo. Gracias.
ResponderBorrarMe sorprendió reconozco, lleno de sensibilidad y mensaje el texto, me gustó, tiene tu sello.
ResponderBorrarcariños
muakkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkk
Un cuento con broche de oro, y lo digo porque has escrito un tesoro!
ResponderBorrar=) HUMO