ETERNO RETORNO

Estas historias son como lanitas sueltas que la nona va ovillando en un bollito y una vez que adquiere volumen, las va desovillando para hacer algo con todas como si fueran una sola cosa. Así son estas narraciones, dichos, frases sueltas, conjeturas patinadas por una memoria tenue que -a veces- toman forma en la mano de quien las intenta reunir.

miércoles, 15 de septiembre de 2021

Elogio de Sergio

Este es un texto del Mundial de Escritura. 
La consigna era: escribir un obituario de un ser querido.

 
 

Toda vida llega a su fin, incluso la de los seres que amamos, esos seres valiosos que han estado a nuestro lado en los momentos felices como en los aciagos. Es una ley universal, como la gravedad, inexorable, bajo la cual nos movemos y existimos. Con dolor despedimos a Sergio, hijo singular, esposo fiel, padre abnegado, amigo incondicional, asiduo lector, contribuyente puntual, trabajador incansable. 

Hijo singular, único, de aquellos viejos inmigrantes europeos que vinieron a hacer la América y bien parece que todavía no pudieron empezar. O la América se nos presenta hecha y deshecha, como prefiera el consternado auditorio. Hijo singular, único, que ha regalado a sus padres los días de su existencia como efímera flor que un día se marchita y adeuda el perfume, así lo llorarán sus múltiples acreedores. Hijo tan especial cuya singularidad espoleó a sus progenitores a la negativa de continuar procreando incluso contra el mandato itálico que se preciaba de multiplicar descendientes. 

Esposo fiel. Fiel al escurrirse sereno e inadvertido de todo apremio entre los muros hogareños. Fiel a las pulsiones interiores, esas que pugnan por ver la luz, preferiblemente a oscuras, tal el candor de nuestro finado amigo. Esposo fiel a las delicias de la buena cocina, rara vez compartida con su malograda esposa, que decidió abandonarlo en sus años mejores en su desesperación por arañar la gloria. Pobre, entendía que la Gloria manaba mejores mieles para deleite de su lábil esposo. Loadas sean las fidelidades de nuestro querido Sergio. 

Padre abnegado. Ha negado la responsabilidad por la semilla derramada en el feraz surco promisorio de molicie y dulce galbana. Ha negado otorgar el derecho de la savia que retoñó en vivaces zarcillos que reclaman. Como padre, ha negado la palabra, la pequeña hidalguía de mirar al rostro y mojonar las sendas de los que vienen. Todo con el propósito de que sus hijos eligiesen libremente su ventura desasidos de los escollos de la enseñanza patriarcal. Hijos, que —ingratos ellos— fueron optando por caminos desamorados en su propia elección vital y a quienes hoy se les niega toda posibilidad de percibir los bienes que generosamente ha amarrocado el querido Sergio en una previsión elogiosa para los propios. 

Amigo incondicional, sin condiciones para repletar sus redes sociales de gente que desconoce y que, según su deseo, hasta último momento y más allá lo mencionan en sus muros, lo felicitan por sus logros y los alientan en sus derrotas, que han sido siempre dignas de elogiar por su heroicidad y derroche de valentía. No vengan —era su proclama— a ponerme condiciones quienes no me acepten como soy. Y menos quienes me presten dinero. Esos no son amigos, son usureros a los que la máscara pronto se les desliza. 

Asiduo lector. Leía así, a dúo con los amigos las revistas que estos compraban, tal su inteligencia para eludir las artimañas más acendradas de los mercaderes capitalistas. Nos ha dejado grandes enseñanzas como la de solicitar el semanario local al día siguiente de la edición algunos remanentes para trabajar las noticias en la escuela con sus alumnos, noticias que eran su lectura de fin de semana y combustible erudito en los asados a los que invitaba a sus amigos que trajesen una porción generosa en la que ocultar veloz y prudentemente unas costeletas amarillentas. 

Contribuyente puntual a la solicitud de prórrogas y moratorias, de descuentos y rebajas. Cuantos lo amamos conocimos su exhortación a las maniobras más inverosímiles para evitar el control del estado sobre sus bienes, que le pertenecen y sobre sus deudas, que gentilmente ha sido capaz de transferir a propios y extraños. Artista en la técnica del regateo, ha logrado fletes por monedas y viajes en remises a cambio de facturas oreadas garroneadas en la panadería, atento a las bolsitas remanentes del día anterior. 

Trabajador incansable. Hoy, en el día de su deceso, alzamos en un pedestal su lucha contra la explotación obrera, la aberrante alienación de los asalariados. Lucha sin fisuras ni arañazos, por cuanto sus ideales lo impulsaron a gestar la transformación social desde la profunda y comprometida reflexión ajena a callos que pueblan las manos de los oprimidos. 

Horas y días nos llevaría elogiar a nuestro amado Sergio, así como él se lleva al sepulcro sus más ínclitas virtudes: hijo singular, esposo fiel, padre abnegado, amigo incondicional, asiduo lector, contribuyente puntual, trabajador incansable. Hasta siempre, vuela alto. 

Bien, tengo las palabras que pronunciaré en la despedida de Sergio. Espero que venga alguien, detesto que me hagan escribir en balde.

10 comentarios:

  1. jaja, ese final es de apoteosis total. Muy buen homenaje al difunto, o futuro difunto.

    Un abrazo

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  2. Jajaja. Todo una revelación al detallar cada uno de los elogios al difunto.
    Y también el deseo del narrador, de que aparezca alguien.
    Bien contado.
    Saludos.

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    1. Como va encaminada la cosa, parece que Sergio se velará solo...
      Saludos

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  3. jaja seguro! al menos que vaya alguien para hacer bulto y escuchar semejante oda a un ser muy especial! Un abrazo

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  4. ¡¡Aplausos para el Oso!!!

    Que personaje ha sido SErgio, he conocido seres con algunos de sus atributos, pero tantos, no lo imagino. Te falto decir que era un Hijo de su mamá, Dios la tenga en su gloria.
    Muy buen texto, digno de ser publicado en un libro.

    mariarosa

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    1. Bueno, es una mezcla de varios personajes que conozco...
      Ja!
      Saludos

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  5. jajaja buen final. Pero me gustó el párrafo de contribuyente puntual. Conozco varios iguales a Sergio, en ese punto, especialmente.

    Algún acreedor, puede llegar a caer.

    Abrazos de goles cuervos de lunes por la tarde

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    1. Abuandan los Sergios!
      Pueda ser que abunden los goles azulgranas, carajo!!
      Abrazo!!

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